La economía navarra es una de las más pujantes y dinámicas de España, y se caracteriza por su diversificación sectorial y su alto grado de especialización en áreas estratégicas. En los últimos años, ha experimentado un crecimiento sostenido y una considerable creación de empleo, así como una apuesta por la innovación y la sostenibilidad en distintas áreas.

El tejido empresarial de la Comunidad Foral se basa en una amplia variedad de sectores, siendo el industrial uno de los más importantes. Éste se caracteriza por su diversidad y especialización y abarca desde la producción de alimentos y bebidas hasta la fabricación de maquinaria y aparatos eléctricos. Asimismo, Navarra cuenta con una destacada presencia en sectores como la automoción, con empresas como Volkswagen, que emplea a más de 4.000 personas, o la energía, con la presencia de empresas que situan a la región en un referente europeo.

Otro sector clave en la economía navarra es el turismo, que representa un importante motor económico para la región. La Comunidad Foral cuenta con una amplia oferta turística, que se centra principalmente en su patrimonio histórico y cultural, así como en su rica gastronomía y sus paisajes naturales. El turismo es, además, un sector en crecimiento en la región y ha experimentado un aumento notable en los últimos años, gracias a la apuesta por la innovación y la diversificación de la oferta.

Otro aspecto a destacar de la economía navarra es la apuesta por la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i), que se considera fundamental para el crecimiento económico y la competitividad. En este sentido, la región cuenta con un tejido empresarial innovador, que apuesta por la tecnología y la sostenibilidad en distintos ámbitos, como la biotecnología, la energía renovable o la industria 4.0.

Asimismo, Navarra se encuentra inmersa en una transición hacia una economía sostenible, baja en carbono y más eficiente, con una apuesta por la innovación y la tecnología en áreas como la movilidad eléctrica, las energías renovables, la construcción sostenible o la agricultura responsable. En este sentido, cabe destacar la Estrategia de Especialización Inteligente s4 de Navarra, que tiene como objetivo impulsar las áreas económicas más dinámicas y con mayor potencial de crecimiento, a través de la inversión en I+D+i y la mejora de la competitividad empresarial.

La economía foral, como muchas otras, ha sido afectada por la crisis económica mundial que ha tenido lugar desde 2008. La crisis ha supuesto una ralentización en el crecimiento económico de la región, así como un aumento en las cifras de desempleo. Sin embargo, ha sabido mantenerse a flote gracias a su solidez estructural y su capacidad de adaptación y ha logrado recuperarse de manera notable en los últimos años, en parte por la apuesta por la innovación y la especialización.

Radiografía

Ni la guerra de Ucrania, ni las tensiones inflacionistas ni el endurecimiento de tipos y la crisis financiera han secado el crecimiento de la economía navarra, que avanzó tres décimas en el primer trimestre de 2023. Un crecimiento modesto, muy inferior al 0,8% del último cuarto de 2022, pero suficiente para que en el último año el crecimiento acumulado sea del 2,45% y para que el Gobierno de Navarra prevea un avance cercano al 1,4% a lo largo de este año 2023.

Sucede en buena medida que, tras el intenso crecimiento del último trimestre del año, la serie corrige. Y se acusa asimismo los efectos de la incertidumbre en una industria que renquea, que ni produce al máximo de su capacidad, como sucede en el caso de la automoción, ni invierte tanto como el año anterior, algo lógico teniendo en cuenta el endurecimiento de las condiciones financieras. La subida de tipos también se deja sentir en la construcción y el inmobiliario, que modera ritmos de ventas.

Este menor ritmo inversor se compensa en parte gracias al repunte del consumo final y, sobre todo, del gasto de las familias. Además del ahorro existente, que sigue siendo importante, en los últimos meses se ha notado ya el incremento en el ritmo de las matriculaciones, como consecuencia sobre todo de la mayor disponibilidad de vehículos. También las ventas minoristas mantienen cierto vigor a pesar de la subida de los precios, un comportamiento al que no puede ser ajena la buena marcha del empleo e, incluso, la mayor estabilidad que ha aportado a los contratos la reforma laboral. Mejora también la confianza de los consumidores por segundo trimestre consecutivo.

Esta dinámica positiva que proyecta la demanda interna y, en particular, el consumo, contrasta con la pérdida de tono de la demanda externa en los primeros meses del año. Así, la caída de las fábricas de automóviles habría frenado el avance de las exportaciones, que crecieron en Navarra en menor cuantía que las importaciones, reduciendo así el saldo comercial. En consonancia con todo ello, los datos muestran un debilitamiento de la producción industrial, que cae un 1,6% en los dos primeros meses del año, y de la construcción, mientras que los servicios mantienen su dinamismo.

Por otro lado, la inflación confirma su moderación desde el inicio del año. En ese sentido, 2023 arrancaba con una tasa de 6,4%, y en marzo la cifra ha caído hasta un 3,5%, debido sobre todo al efecto base de la energía. A pesar de ello, los precios han seguido aumentando en estos tres meses y la inflación subyacente se ha mantenido prácticamente sin cambios.

Respecto a los posibles escenarios que se manejan por parte del Gobierno de Navarra en cuanto a la marcha de la economía, las previsiones globales de crecimiento para 2023 han mejorado en buena medida por la reapertura de China y la disminución de los precios energéticos.

Aun así, las condiciones de financiación continúan endureciéndose y la inflación se mantiene todavía lejos del objetivo del BCE hasta el próximo año. Además, la economía tiene que seguir enfrentándose a la inestabilidad geopolítica que representa la guerra entre Rusia y Ucrania y a las recientes turbulencias en los mercados financieros, que ponen en riesgo la estabilidad del sistema bancario.

Deuda pública

Navarra ha cerrado el último ejercicio presupuestario con 3.158 millones de deuda pública, el equivalente al 14,1% del PIB. Se trata de los mejores datos en la última década, consolidando así una tendencia iniciada ya en 2017 y que se ha mantenido también los últimos años pese al gran esfuerzo económico que han requerido la gestión de la pandemia y las consecuencias de la guerra en Ucrania.

Según datos publicados por el Banco de España, la deuda pública creció el último año en Navarra en apenas 12 millones. Una cifra mínima si se tiene en cuenta que las previsiones al inicio del año auguran un endeudamiento superior a los 200 millones. Sin embargo, el buen comportamiento de la economía, que ha seguido creciendo pese a la incertidumbre internacional, pero sobre todo el incremento de la recaudación tributaria, que se ha disparado de la mano de los buenos datos de empleo y de la inflación, han hecho que el peso relativo de la deuda respecto al conjunto de la riqueza de la comunidad se haya reducido en más de un punto, del 15,4% del PIB al 14,1% actual. Se consolida así la tendencia de los últimos años en los que tanto el montante global de la deuda como su peso relativo se han venido reduciendo de forma progresiva.

Comercio exterior

A pesar de la guerra, del Brexit y de las tensiones de los mercados post pandemia, la primera mirada a las cifras de comercio exterior sorprende por la vuelta a la normalidad después de semejantes turbulencias.

Las exportaciones navarras alcanzaron su récord en 2019 (superando el objetivo de los 10.000 millones de euros q planteado en el Plan Internacional para el año 2020) y en el 2022 se ha recuperado ese nivel prepandemia, superándolo, con una cifra total de 10.700 millones de euros. Por su parte, en los cuatro primeros meses de 2023 las exportaciones de Navarra descienden un 5,4% respecto al mismo periodo del año anterior, según Nastat. En concreto, las de mercancías alcanzan en este periodo un valor de 2.669,8 millones de euros, lo que supone un descenso del 2,5%. A pesar de este descenso, Navarra sigue siendo una de las regiones con mayor grado de internacionalización a nivel empresarial, con el sector de la automoción a la cabeza.

Sin embargo, llama la atención el incremento de las importaciones, un 33% superiores a las de 2019, año en el que ya habían incrementado un notable 12,5% respecto al anterior.

Las exportaciones experimentan también un pico de nuevos exportadores (pero menor que el de nuevos importadores) y la distribución de las exportaciones por tamaño de empresa avanza del predominio de pocas empresas grandes hacia una distribución notable por tamaños, creciendo el peso en el total de todas las que facturan pequeñas o medianas cantidades.

El primer país destino de las mercancías navarras, con diferencia, es Francia, seguido de Alemania, Italia, Portugal y Reino Unido, que se recupera.

En relación a los productos exportados, los automóviles se recuperan, pero no llega al nivel de prepandemia. Crecen fuerte máquinas y aparatos mecánicos y aparatos y material eléctrico. En menor dimensión, destaca el crecimiento de cobre y sus manufacturas.

En la comparativa por CCAA destaca muchísimo en volumen y en intensidad de crecimiento Catalunya, y en el ranking de provincias Navarra es la 10ª más exportadora.

En definitiva, la economía navarra es dinámica, especializada y diversificada. Ha sabido adaptarse a los retos económicos y sociales más importantes de los últimos años con una gran apuesta por la innovación, la sostenibilidad y la eficiencia como principales motores del crecimiento a futuro. Si bien todavía enfrenta retos importantes en materia de desigualdad y empleo, su capacidad de innovación y resiliencia la convierten en una economía con mucho potencial, que seguirá evolucionando en los próximos años.