Juan Luis Sagaseta de Ilúrdoz, presidente de Nafarco, destaca cómo el modelo cooperativo ha permitido a la distribuidora farmacéutica navarra mantener su liderazgo, impulsar la innovación y garantizar el acceso sanitario en todas las zonas, incluso las rurales.

¿Qué papel ha jugado el modelo cooperativo en esa permanencia y cómo habéis conseguido que se mantenga a largo plazo?

El éxito del modelo cooperativo se basa en sus orígenes, en la generosidad entre compañeros de una misma profesión. Lo mismo ha ocurrido en otros ámbitos, como el agrícola o el ganadero, donde las cooperativas surgen como respuesta a una necesidad compartida: dotarse de los recursos necesarios para poder salir adelante. Cuando, de forma individual, no es posible avanzar, se unen los esfuerzos y se constituye la cooperativa. Este modelo, a diferencia de otras formas de asociación empresarial, tiene un componente esencial de generosidad, porque en él se agrupan tanto los grandes como los pequeños, y la colaboración de los primeros permite que los segundos tengan las mismas oportunidades para progresar. Precisamente, ese espíritu solidario fue el germen de la fundación y lo que ha permitido que, durante 66 años, esos valores hayan perdurado generación tras generación. Han sabido transmitirse entre los propios farmacéuticos, gracias también a la labor constante del Consejo Rector, que recuerda a los socios que este es un modelo basado en la cooperación, la generosidad y el apoyo mutuo entre todos. Esa es la clave.

¿Qué impacto tiene el modelo cooperativo de Nafarco en el tejido económico y sanitario de Navarra, especialmente en las zonas rurales?

Nafarco genera riqueza y empleo local: cuenta con 417 socios y genera 90 empleos directos y 30 indirectos en Navarra. Además, el 20% de la plantilla se dedica al desarrollo tecnológico, algo que no existiría si formara parte de una gran cooperativa nacional. Mantenemos todos los servicios centrales en Navarra. Desde el origen, la cooperativa nació con la vocación de llegar a todas las farmacias, incluso las más alejadas. Hoy sigue siendo la única empresa que abastece de forma regular lugares como Urdax, Aribe u Ochagavía. En Pamplona o Tudela compite con otros operadores, pero en algunas zonas rurales donde el interés de los grandes operadores decae, solo llega Nafarco. El objetivo no es solo repartir medicamentos, sino garantizar servicio y fijar población. En los últimos años se han duplicado rutas: muchas farmacias rurales han pasado de recibir un reparto diario a dos, y en Pamplona pueden llegar hasta cinco servicios al día. Fruto de aglutinar el mercado y pasar de un 48% a un 68% de cuota, se ha invertido en la cooperativa y reinvertido los beneficios en lo que realmente importa: más servicio, más cercanía y más valor para Navarra.

Tenéis un nivel de automatización del almacén del 95%. ¿Cómo se combina esa eficiencia tecnológica con la cercanía que caracteriza a Nafarco?

Llevamos más de 30 años en las mismas instalaciones, pero hoy facturamos más del doble que hace una década. Para ello hemos crecido un 40-45% en plantilla y robotizado hasta alcanzar ese 95%. Esto nos da más velocidad, más referencias y menos errores. También hemos duplicado rutas para asegurar entregas puntuales en todas las farmacias. Si una ruta se satura, añadimos otra furgoneta y se resuelve. Pero, más allá de la tecnología, la cercanía con el socio sigue siendo esencial. En Nafarco, cualquier farmacéutico puede hablar directamente con el presidente, la dirección o el equipo comercial. Ese contacto directo, tan propio de una cooperativa, lo mantenemos igual que hace seis décadas.

En 2014 teníais un 48% de cuota de mercado y a día de hoy alcanzáis el 68%. ¿Cómo habéis logrado recuperar ese liderazgo?

Nafarco siempre ha sido líder en Navarra, pero en el año 2000 vivió un momento crítico con la modificación de la Ley de Ordenación Farmacéutica. Esa reforma duplicó el número de farmacias en pocos años y provocó una fuerte pérdida de socios y cuota: se pasó de más del 70% a un 46%. Desde entonces, la prioridad fue recuperar el liderazgo. Se recuperó el contacto directo con las farmacias, organizando encuentros reducidos para escuchar sus necesidades y adaptar la cooperativa en consecuencia. Esa cercanía ha permitido avanzar hacia un modelo más eficiente y competitivo, reforzando la propuesta de valor. Gracias a las sinergias con el Grupo Unefarma, Nafarco ofrece acceso a más de 150.000 referencias. Esto, junto con una mejora continua en los procesos logísticos y un mayor nivel de automatización, permite ofrecer un servicio más ágil y eficaz. También se ha ampliado el acceso a servicios auxiliares y soluciones digitales que apoyan la gestión diaria de las farmacias, manteniendo una política de precios competitiva. Todo ello ha reforzado su posición en el sector: 417 socios, un 68% de cuota de mercado y un liderazgo basado en la confianza, la cercanía y el compromiso con el servicio.