La cooperación ciudadana y las infraestructuras públicas, claves para mejorar la situación medioambiental
Expertos y diferentes responsables institucionales de medioambiente coinciden en la idea de que reducir la generación de residuos, mejorar la separación en origen e impulsar nuevas plantas públicas serán claves para cumplir con los objetivos europeos
Foro Hiria centró su debate en las estrategias innovadoras para la gestión de residuos en Navarra y en los retos que aún persisten para avanzar hacia un modelo más sostenible y eficiente. La jornada buscó ofrecer una visión global de las transformaciones que se están llevando a cabo en infraestructuras y servicios, así como de las iniciativas que consolidan la participación ciudadana y la economía circular en Navarra.
En la mesa de debate participaron expertos y responsables institucionales que aportaron diferentes perspectivas sobre estas cuestiones. Entre ellos se encontraban Ana Bretaña, directora general de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra; Alfonso Amorena, director gerente de Servicios de la Comarca de Pamplona; Fernando Mendoza, director gerente de Nilsa; y Óscar Rubio, responsable de la Oficina de Prevención y Economía Circular del Consorcio de Residuos de Navarra / Nafarroako Hondakinak. Todos subrayaron que la transición hacia una economía circular real exige no solo avances tecnológicos, sino cambios estructurales en la forma de producir, consumir y separar los residuos, además de una gobernanza sólida en un territorio tan disperso como el navarro.
Ana Bretaña, directora general de Medio Ambiente
“El convencimiento y la educación es la herramienta más poderosa”
La directora general de Medio Ambiente, Ana Bretaña, situó su intervención en una idea central: el cambio cultural debía avanzar más rápido que el cambio tecnológico. Recordó que Navarra ha alcanzado el 53% de recogida selectiva gracias a un liderazgo compartido y advirtió de que “nos queda mucho por hacer”. Subrayó, además, que este avance solo ha sido posible porque “la participación de la ciudadanía y de las entidades locales ha sido fundamental”, una implicación que, según destacó, sostiene el liderazgo navarro.
Bretaña defendió que el siguiente gran salto consiste en reducir la generación de residuos en origen. Resaltó que el consumo desmedido nos ha hecho olvidar que “nuestro mundo es finito”, y sostuvo que la transición solo será real cuando la sociedad interiorice este límite y adopte decisiones de consumo más responsables. En este sentido, reivindicó que “la herramienta más poderosa es el convencimiento y la educación”, ya que la circularidad no se logra únicamente con infraestructuras tecnológicas, sino con “hábitos cotidianos sostenidos en el tiempo” que garanticen un cambio estructural.
A nivel estratégico, insistió en que Navarra debe mantenerse firme en su objetivo de convertirse en una economía circular integral. Defendió la inversión pública en infraestructuras y aseguró que “no se consigue nada sin que estas infraestructuras estén dotadas de tecnología puntera”. Mencionó no solo los residuos urbanos, sino también otros menos visibles como los lodos de depuradora, que en 2024 superaron las 120.000 toneladas, y cuya gestión consideró clave para cerrar el ciclo de los recursos. Para Bretaña, el modelo público navarro en agua y residuos ha demostrado ser una “fortaleza” que conviene preservar y reforzar.
En su mirada al futuro, planteó un cambio conceptual profundo y expresó que le gustaría que “dejemos de hablar de gestión de residuos y pasemos a hablar de gestión de recursos”. Consideró que, dentro de 10 o 15 años, Navarra deberá haberse convertido en una sociedad plenamente concienciada, capaz de reutilizar materiales y apoyada en un sistema público robusto y defendido políticamente. Concluyó apelando a no dar “ni un paso atrás” en este avance colectivo, una advertencia que convirtió en invitación a seguir impulsando la transformación ambiental del territorio.
Alfonso Amorena, Director gerente de Servicio de la Comarca de Pamplona
“El resto es la fracción más difícil de gestionar”
El director gerente de Servicios de la Comarca de Pamplona, Alfonso Amorena, centró su intervención en los desafíos que afronta la gestión de residuos en un entorno urbano complejo y en la importancia del nuevo Centro Ambiental de Imarcoain para transformar el sistema. Recordó que la Mancomunidad llevaba décadas trabajando para disponer de una infraestructura capaz de tratar adecuadamente tanto la fracción resto como la materia orgánica y subrayó que “llevamos prácticamente 25 años intentando hacer una planta que responda al tratamiento del orgánico y del resto”. Con esta afirmación quiso poner de manifiesto la dificultad técnica, administrativa y social que ha acompañado el proyecto desde sus inicios.
Amorena explicó que el nuevo centro permitirá garantizar que la fracción resto deje de llegar sin tratamiento al vertedero y detalló que la instalación producirá compost, biogás y biometano destinados al transporte urbano y a los camiones de recogida. Presentó esta infraestructura como una pieza clave de un sistema público integrado que conecta los servicios de agua, residuos y movilidad, y señaló que su carácter público obliga a gestionar con rigor y transparencia. Defendió que este enfoque conjunto es lo que ha permitido diseñar una planta más eficiente y preparada para responder a los retos del futuro.
El director gerente dedicó especial atención al problema que representa la fracción resto y no dudó en afirmar que “el resto es el coco”. Explicó que gran parte de los costes económicos, logísticos y ambientales provienen del residuo mezclado y recordó que abrir bolsas sin separar es uno de los procesos más difíciles del sistema. Añadió que “no debería haber casi nada” en este contenedor si la ciudadanía separa correctamente en origen y subrayó que este es el camino para consolidar un sistema más sostenible.
En su mirada al futuro defendió la necesidad de avanzar hacia un sistema tarifario más equitativo, basado en la corresponsabilidad ciudadana. Imaginó un escenario en el que cada hogar genere “una bolsita pequeña de resto a la semana” y planteó que quienes separen bien paguen menos. Amorena presentó esta evolución como un elemento imprescindible para hacer el sistema más justo y para reforzar la participación ciudadana en el cambio cultural que exige la economía circular.
Fernando Mendoza, Director gerente de Nilsa
“Una depuradora moderna tiene que ser neutra energéticamente”
Fernando Mendoza, director gerente de NILSA, centró su intervención en la importancia estratégica del ciclo del agua y de los lodos dentro de la economía circular navarra, un ámbito menos visible que otros pero decisivo para cerrar el ciclo. Recordó la larga trayectoria de la entidad, de casi cuatro décadas, y defendió el valor de la gestión pública, afirmando que esta estabilidad ha sido una de las claves del buen funcionamiento del sistema.
Mendoza explicó que la depuración moderna implica mucho más que limpiar el agua. Detalló que las plantas actuales integran nuevas líneas de tratamiento, especialmente en relación con los lodos, un material que describió como “97% agua y solo un 3% materia seca rica en nutrientes”. Recalcó que “el lodo no es un residuo, es un recurso” y sostuvo que su valorización es un elemento central para completar la circularidad y reducir la huella ambiental del sistema. A su juicio, entender este potencial es fundamental para avanzar hacia un uso más responsable y eficiente de los recursos.
En este análisis insistió en la dimensión energética del ciclo del agua, que consideró uno de los pilares de la transformación del sector. Recordó que la legislación exige procesos avanzados como la digestión anaerobia para producir biometano y planteó un objetivo que definió como imprescindible. Expresó que “una depuradora moderna tiene que ser neutra energéticamente” y explicó que NILSA avanza hacia ese horizonte con la instalación de placas solares en sus plantas y con la extensión a Tudela del modelo energético que funciona en Arazuri desde hace más de treinta años.
El director gerente amplió posteriormente su mirada hacia la prevención y señaló que la reducción de residuos debe comenzar antes de su generación. Destacó que la industria tiene un papel determinante y reivindicó que “la industria tiene que asumir su parte, a través del ecodiseño”, una herramienta que consideró clave para disminuir la presión sobre los sistemas públicos y favorecer productos más sostenibles desde su diseño.
Mendoza destacó además el valor agrícola del lodo tratado, capaz de aportar abono gratuito a unas 2.000 hectáreas, y lo presentó como un ejemplo tangible de circularidad aplicada al territorio. En su cierre insistió en que ningún territorio puede avanzar solo y afirmó que “la cogobernanza es imprescindible” para consolidar un sistema ambientalmente sólido, eficaz y duradero.
Oscar Rubio, Responsable oficina Prevención y Economía Circular en Consorcio de Residuos de Navarra
“Separar no es voluntarismo, se trata de una obligación legal”
Oscar Rubio, responsable de Prevención y Economía Circular del Consorcio de Residuos de Navarra, centró su intervención en la importancia de reforzar la educación ambiental y en la necesidad de adoptar hábitos cotidianos que permitan reducir la generación de residuos desde el origen. Recordó que Navarra produce cada año grandes cantidades de desechos y señaló que esta realidad demuestra que “no basta con tener buenas infraestructuras si no cambiamos nuestra manera de consumir”. A su juicio, la transición ecológica depende tanto de la tecnología como del comportamiento diario de cada persona.
Rubio explicó de forma didáctica por qué la materia orgánica es decisiva en el modelo circular. Recordó que constituye buena parte de la bolsa doméstica y que, tratada correctamente, se convierte en un recurso útil para jardines, huertos y agricultura local. Subrayó que “el compostaje es el paradigma de la circularidad porque se queda en casa” y añadió que cada vez son más los municipios que lo incorporan como práctica habitual. Destacó que “cuando la orgánica se separa bien, todo el sistema mejora”, ya que disminuyen los residuos mezclados y se reduce el impacto ambiental.
Rubio también insistió en que la separación en origen es la base del sistema y explicó que mezclar residuos dificulta todo el proceso posterior. Señaló que “una bolsa mal separada complica el trabajo de todos” y defendió que, cuando la ciudadanía actúa correctamente, la fracción resto se reduce de manera notable. Recordó que en algunos hogares una sola bolsa cada varias semanas es suficiente y utilizó ese ejemplo para subrayar el potencial de mejora. Añadió que el futuro del sistema pasa por modelos más transparentes y por tarifas ajustadas al comportamiento real de cada usuario.
Por su parte, amplió su análisis al papel de la industria y recordó que la prevención debe compartirse entre todos los agentes. Reivindicó el ecodiseño y afirmó que “no se puede avanzar si los productos no se piensan desde el origen para generar menos residuos”. Defendió que un cambio en la oferta comercial permitiría que la ciudadanía pudiera consumir de manera más sostenible.
En su cierre hizo un llamamiento directo a la responsabilidad individual y recordó que “separar no es voluntarismo, es una obligación legal”. Concluyó que el avance del modelo dependerá de que cada persona comprenda el impacto de sus decisiones y de que las instituciones sigan acompañando esa transición con políticas coherentes y sostenibles.
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