Ramón Alzórriz Goñi (Pamplona, 6 de octubre de 1973) ha perdido la cuenta de a cuántos medios de comunicación ha atendido estos últimos días. Todo el mundo ha querido hablar con el portavoz del PSN para dar cuenta del asunto que ha puesto patas arriba la política local: la moción de censura contra Cristina Ibarrola (UPN) en el Ayuntamiento de Pamplona.

Ha tenido que dar mil explicaciones de lo que reconoce que es un paso histórico para los socialistas navarros, como es apoyar directamente a un candidato de la izquierda abertzale. Aun así, está convencido de que los suyos entienden y comparten el movimiento. Pese al ruido de los insultos de UPN, que nunca antes había cargado con tanto resquemor contra el PSN.

Limita la moción de censura a Pamplona por ser una plaza extraordinariamente especial y por la actitud altanera de la ya casi exalcaldesa, pero tampoco descarta tajantemente que no pueda ocurrir lo mismo en localidades donde hay mayorías similares, como en Egüés, Barañáin, Estella o Sangüesa. A ver hasta dónde es capaz de llevar UPN su amenaza de cortar “todos los puentes”, plantea Alzórriz, que cree que esa estrategia, al que peor le va, es al propio partido regionalista.

¿Cómo está el PSN? 

–Fuerte, unido y convencido. Iba a ocurrir más pronto que tarde. La situación era insostenible y las actitudes de la alcaldesa estos últimos seis meses nos han reafirmado en la toma de la decisión. 

Nunca UPN les había insultado tanto. El jueves, Esparza les llamó “escoria”. 

–Nos duelen esos ataques personales y esos insultos. Es un tipo de política que queremos desterrar. A lo largo de la historia, hemos hecho muchos gestos hacia UPN, incluso a partir de que nos echaran indignamente del Gobierno en 2012. Ahora nos insultan y deciden, además de quién es buen o mal navarro, quién es buen o mal socialista.

¿Le sorprendió esa reacción tan iracunda? 

–Mentiría si dijera lo contrario: no, no me sorprendió. Son así. Tienen ese veneno del que piensa que el Gobierno es suyo. 

¿Cómo han sido los últimos días en el PSN y el PSOE? 

–He sentido mucho cariño, mucha unidad, mucho apoyo. Lo tengo que decir así. Y eso que no todo el mundo está de acuerdo. Lo que creo es que el partido sí que ha entendido el movimiento, porque cuando se filtró el mensaje que envié a la militancia muchos me escribieron, de toda España, para mostrarme su apoyo. Y por supuesto hemos tenido el apoyo de la dirección federal, que en un partido como el nuestro tiene la última palabra.

¿Ha sido una negociación fuera de Pamplona, de Navarra? 

–La negociación ha transcurrido exclusivamente en Navarra y en el Ayuntamiento de Pamplona. Se ha dicho que esto forma parte de un acuerdo de investidura, pero no ha habido ningún cambio de cromos.

¿Cuál ha sido el papel de Ferraz?

–La dirección federal ha tenido todos los documentos y ha tenido toda la información, han estado al tanto de todos los pasos que se daban.

¿Qué les decían? 

–Nos han dado libertad para negociar porque confían en nosotros, porque saben de nuestra trayectoria.

¿Ha hablado con Santos Cerdán? 

–Todos los días.

¿Con alguien más de la dirección? 

–No.

¿Sánchez ha estado al tanto? 

–Sí.

Dice que han gozado de total autonomía. 

–Nadie conoce mejor la política de aquí que nosotros. El partido confía en una federación que ha sufrido mucho, pero que ha sabido reinventarse y sacar la cara, levantar la cabeza.

¿Ha habido que hacer mucha pedagogía interna?

–El movimiento lo estamos explicando, y mucho. Tanto la situación de la que veníamos, como los acuerdos y los motivos de la moción. Y no es que la militancia lo entienda, sino que en muchos casos lo aplaude.

¿Ha dado vértigo tomar esta decisión? 

–Sí. Es una decisión complicada, inédita, arriesgada. Pero la tomamos convencidos, porque la ciudadanía merece un cambio de rumbo. Pamplona necesita proyectos encima de la mesa. Ya sabemos qué ha pasado con UPN. Yo me pregunto, de verdad: ¿esta ciudad se merece ocho años sin Presupuestos y con los mismos dirigentes ahí?

La parálisis se arrastra desde hace mucho tiempo. ¿Por qué toman la decisión ahora? 

–En este tiempo hemos visto la prepotencia de Ibarrola. Ha usado el Ayuntamiento para confrontar permanentemente con Sánchez, con Chivite y con el PSN, el mismo partido que permitió que fuera alcaldesa. Ibarrola también ha puesto en riesgo proyectos importantes. Y en tercer lugar: porque ha sido ahora, y no antes, cuando hemos llegado a un acuerdo con EH Bildu.

¿Qué ha cambiado?

–EH Bildu ha entendido que debía respetar el marco institucional de Pamplona, la ley de símbolos. Y han asumido que no puede avanzarse en convivencia sin hacer justicia a las víctimas del terrorismo de ETA. Creo que es el primer documento que firma EH Bildu y que incluye la palabra terrorismo. 

¿Cómo van a velar por el cumplimiento del acuerdo? 

–Un amigo me ha dicho estos días: hay que darle una oportunidad a la convivencia. Y este acuerdo lo hace. También es importante reconocer que a la izquierda abertzale le hace falta un recorrido ético importante, pero que también ha dado pasos. ¿Que no son suficientes? Ok. Pero son pasos. También me acuerdo de la declaración de Aiete. Ahora este acuerdo no lo compran ni la derecha ni sus medios, pero se valorará en el futuro.

Usted ha recordado que llevó escolta durante varios años. 

–A mí el PP no me va a dar lecciones sobre convivencia o sobre qué es la izquierda abertzale. El uso que hace la derecha del terrorismo de ETA es sucio, indecente.

La derecha les reprocha que, precisamente, habiendo vivido eso, hayan propiciado esta alcaldía. 

–En 1978, el PSOE dio un paso adelante para propiciar la Transición, aunque en ella participara gente que mató a nuestras familias. Ya hemos vivido antes las críticas de la derecha.

Habla de la Transición. ¿Este paso que acaban de dar es histórico?

–Sí. Tras la derrota de ETA, la derecha ha usado mucho ese dolor y ha imposibilitado que se abrieran otras vías para hacer política y acercar personas con pensamientos diferentes pero con un objetivo común, que es vivir en libertad y mirar al futuro.

¿Hay una comisión de seguimiento para los acuerdos? 

–Sí, pero lo importante en este acuerdo es la palabra. Hay que demostrar que se es de fiar. Estoy convencido de que este acuerdo se va a cumplir y que vamos a trabajar desde el día siguiente de la investidura. Y que la ciudadanía va a notar el cambio rápido: Sarasate, Pío XII, la resignificación de los Caídos... son cuestiones que no se pueden demorar.

Entremos al acuerdo: ¿significa el respeto a la ley de símbolos que no habrá ikurriña el 6 de julio, por ejemplo? 

–La ley de símbolos hay que cumplirla. Lo que haga en la calle cada persona lo respeto, me guste más o menos. Pero el Ayuntamiento tiene que cumplir la ley de símbolos.

Se refiere a los mástiles, ¿pero si cuelga de un balcón? 

–Lo que ponga o deje de poner un concejal de EH Bildu en su balcón [y se encoge de hombros]... Pero lo que representa son las banderas de los mástiles. Sería una torpeza por parte de alguno si no se cumpliesen cuestiones tan básicas para los socialistas como esta, y estoy seguro que no habrá ikurriña.

Antes me ha dicho que quiere unos Sanfermines despolitizados. 

–Soy mozo de peña desde hace muchos años y sé que están utilizados políticamente, en muchos casos por la izquierda abertzale.

¿A qué se refiere con despolitizar la fiesta?

–Hablamos de que pueda haber expresiones de libertad en la calle, de que nadie, sea del partido que sea, se tenga que sentir insultado por su orientación política.

¿Pero le viene a la cabeza algún ejemplo de esto? 

–Pienso en las pancartas de apoyo a presos de ETA, por ejemplo. O que hoy es el día en el que no se puede celebrar el riau-riau. O pasar con libertad por la calle Curia en la procesión de San Fermín. Yo vivo en la calle Jarauta en San Fermín: todos sabemos las pintadas, las pancartas y todo ese tipo de cosas que pueden verse.

¿Usted ha tenido algún problema en Sanfermines?

–No, que yo recuerde, no.

¿En qué se traduce el punto del acuerdo relativo al respeto y resarcimiento a las víctimas de ETA? 

–Hay que contemplar un reconocimiento a las víctimas con algún acto. El Ayuntamiento tiene que tener una especial sensibilidad con las placas que recuerdan a las víctimas de ETA. 

¿Le gustaría al PSN que se hiciera algún acto con víctimas? 

–Sí, estaría bien. Sería un paso.

¿Y hay margen para hacerlo? 

–Yo creo que este acuerdo busca ese tipo de actos.

¿Con respecto al euskera? La educación 0-3 fue un tema habitual en la última legislatura de Asiron.

–Las imposiciones no nos valen. Tiene que haber consenso en este tema.

¿Qué actitud va a tener el PSN en el Ayuntamiento de Pamplona? 

–Vamos a priorizar los proyectos y los Presupuestos, pero no vamos a gobernar con ellos porque a EH Bildu le queda un recorrido ético, aunque hayan dado pasos.

¿No es incoherente decir eso justo después de entregarles la alcaldía?

–Las elecciones nos pusieron en la oposición, y ahí vamos a estar. Es una manera de entender la política. Y la haremos, pero desde el salón de plenos.

Pero es usted quien sostiene que no pueden gobernar con EH Bildu por una cuestión ética.

–Yo creo que no es lo mismo gobernar juntos que propiciar una alcaldía o unos Presupuestos. Y hay que decirle a la ciudadanía que hay diferencias.

¿Por qué María Chivite no ha hecho ninguna declaración?

–Lo hemos hecho para diferenciar entre la presidenta y una actuación del partido en el que milita. 

¿Ha sido por prudencia? 

–Ha sido por prudencia, para proteger la institución de los ataques de una derecha que no haría distinciones entre el partido y la presidenta. Pero Chivite ha estado en todo momento informada, somos uña y carne. Está al tanto de todo y ha autorizado todo lo que se ha hecho

¿Vamos a ver un cambio en las relaciones entre PSN y EH Bildu que afecten tanto al Gobierno como a Pamplona? 

–Vamos a ver unas relaciones más normalizadas entre el Gobierno y el Ayuntamiento de Pamplona. Va a haber colaboración. Y eso va a ser bueno para los ciudadanos.

UPN da por rotas las relaciones con ustedes. 

–Esto a quien más le perjudica es a UPN: se encierran más en sí mismos, se suben al monte... y creo que cuando los ciudadanos votan a los políticos, no lo hacen para romper lazos con otros partidos. Podremos llegar a acuerdos o no, pero dejar de hablar... 

¿Qué cree que quiere decir Esparza cuando insiste tanto en que ahí se quedan? ¿Temen que les deje de lado en asuntos en los que coinciden como ley de símbolos, ponencia de autogobierno...? Ayer, en la asamblea, lo volvió a repetir.

–Para mí es un signo de debilidad interna. Quiere hacerse el fuerte y el digno fuera porque cree que, si no, su gente internamente se le va a venir abajo.

Han pasado de echarles una mano importantísima en la reforma laboral a llamarles escoria. En año y poco. 

–Esparza está muy tocado políticamente. Cuando un partido no tiene liderazgo, cuando tu gente no cree en ti, es muy complicado que las cosas salgan bien. Están a la deriva.

¿Lo que diga Esparza sobre la ruptura de relaciones sigue teniendo valor? Se lo pregunto porque, teóricamente, está de salida. 

–Sí, sí, tiene valor. Está muy debilitado, pero sigue al frente del partido. Yo creo que dentro de un tiempo se arrepentirá de las declaraciones que ha hecho.

Han sido unas palabras medidas, además. 

–Las llevaba escritas. No ha sido un calentón, como cuando me llamó “macarra del tres al cuarto”.

Se habla mucho de si el movimiento en Pamplona contagiará a otras localidades: Estella, Egüés, Barañáin o Sangüesa tienen mayorías similares.

–Esparza habla de romper relaciones cuando nosotros permitimos cuatro ayuntamientos importantes de UPN. Y también Bardenas. No sé hasta dónde quiere llegar UPN.

¿Va a pasar lo mismo en estas localidades? ¿Se van a presentar mociones de censura?

–Pamplona ha sido una actuación excepcional en un sitio excepcional, como es la capital. Era una ciudad paralizada, y la actitud de la alcaldesa todo este tiempo también ha tenido que ver.