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Al volante de los coches de siempre

Clásicos de Iruña, la asociación de coches antiguos, presentó este sábado su club en la Plaza de Toros con grandes modelos de Mercedes o Volkswagen

Al volante de los coches de siempreOskar Montero

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Clásicos de Iruña, al volante de los coches de siempre. Esta asociación de aficionados por los autos clásicos ha reunido este sábado a sus miembros, alrededor de una veintena, en la Plaza de Toros de Pamplona para realizar una breve presentación oficial de su club, que comenzó hace un par de años con grandes modelos de Mercedes, Volkswagen, Citroën o MBW.

Clásicos de Iruña ha convertido a las 10.30 horas la Plaza de Toros de Pamplona en una escena de película de época. Alrededor de veinte coches clásicos han comenzado a llegar al ruedo:un Citroën 2CV –un dos caballos de “toda la vida”–, un Talbot Horizon, un Volkswagen Golf MK2 de 1987 o un BMW E28 del 86. Un encuentro breve que ha finalizado a las 11.40 horas en el que sus participantes han querido reivindicar la lucha “por los intereses de los coches y los nuestros”, ha expresado Juan Mari Altuna, presidente de la asociación.

Aunque este club lleva tan solo seis meses legalizado como asociación, el proyecto comenzó, realmente, hace dos años. Fue una idea espontánea, en la que a través del “boca a boca”, amantes de los clásicos realizaban salidas en sus “niñas bonitas” de cuatro ruedas. Así, a pesar de que estos 20 socios tengan diferentes edades, trabajos o procedencias, todos ellos tienen una pasión común: la nostalgia y cariño por mantener la magia de siempre. Una afición que ha llevado a varios de estos participantes a hacerse con 3, 7 y hasta 14 “joyas” en su garaje. Por ello, Clásicos de Iruña triplica su número de coches, unos 60, en relación con sus socios, conservando reliquias de hasta 1950.

Al volante de los coches de siempreOskar Montero

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“Los coches clásicos son parte de la historia de nuestro país, es el cariño a nuestros recuerdos”, ha confesado Altuna. Para el presidente del club, los autos lo son “todo”. Desde muy chico, con 8 años, aprendió a conducir en Olagüe, su pueblo, junto a su padre, de quien no solo ha heredado esta pasión, sino también su profesión como transportista. Altuna se hizo con su primer clásico, el popular dos caballos, en 1997 con valor de unas 150.000 pesetas, unos 1.000 de los de ahora. Sin embargo, solo sería el inicio de su colección, que hoy cuenta con 14 ejemplares. No obstante, sus favoritos siguen siendo los Citroën. “Esta marca me tira por mis recuerdos, es el coche que hubo siempre en mi casa”, ha declarado. Una nostalgia que impulsó a Altuna a entrar, hace más de 27 años, en Donosti Bi Zaldi, una entidad de vehículos clásicos, con la que realizan excursiones por toda Europa. París o Praga son algunas de las más recordadas por el presidente. Sin embargo, Altuna no necesita de grandes destinos para disfrutar de su clásico, sino que conducir junto a su mujer por las carreteras de pueblos pequeños de Zamora mantiene el mismo encanto.

Jacobo Roura, compañero de Altuna en Clásicos Iruña y Donosti Bi Zaldi, conducir los clásicos “es la verdadera manera de viajar”, ha reconocido. Así, este donostiarra ha gozado con su dos caballos de grandes viajes por Marruecos o la vuelta a la península en marzo de 2024, entre otros. “Con estos coches aprecias más el paisaje, las carreteras vecinales. Es distinto conducir, cambias el chip”, ha expresado Roura. Además, el donostiarra confía en que “en casa le den permiso” para hacerse con un segundo clásico para su colección. En especial, le gustaría un Simca Rallye, el modelo con el que “anduvo corriendo de joven”, ha confesado.

“Los coches clásicos son parte de la historia de nuestro país, es el cariño a nuestros recuerdos”

Juan Mari Altuna . Presidente de Clásicos Iruña

Las voces más expertas no son las únicas que sienten pasión por lo tradicional. Los también tienen nostalgia, incluso de lo que no han vivido. A, secretario del club e hijo de Juan Mari, esta pasión “me viene en el ADN”, ha señalado Iosu, que desde los dos años ya reconocía las marcas de coches. Iosu ha traído a la Plaza de Toros su color dorado que compró en Barcelona, aunque con matrícula Navarra, que lo “enamoró”. Este modelo de los años 80 es Además, el secretario ha explicado que para que un vehículo se considere clásico ha de cumplir los 30 años y que apenas se “haya tuneado mucho, es decir, que sus piezas sean las del modelo original”. También, para Las voces más expertas no son las únicas que sienten pasión por lo tradicional. Los jóvenes de Clásicos Iruña también tienen nostalgia, incluso de lo que no han vivido. A Iosu Altuna, secretario del club e hijo de Juan Mari, esta pasión “me viene en el ADN”, ha señalado Iosu, que desde los dos años ya reconocía las marcas de coches. Iosu ha traído a la Plaza de Toros su Talbot Horizon color dorado que compró en Barcelona, aunque con matrícula Navarra, que lo “enamoró”. Este modelo de los años 80 es solo uno más de los otros cuatro clásicos de Iosu. Además, el secretario ha explicado que para que un vehículo se considere clásico ha de cumplir los 30 años y que apenas se “haya tuneado mucho, es decir, que sus piezas sean las del modelo original”.

A su vez, Javier Elso y Eloy Gurpide, de 24 años, han recuperado el amor por esta tradición. “No tiene nada que ver un coche de antes con uno de ahora, los antiguos son como tu compañero de viaje”, ha sostenido Elso. Así, ambos aprovechan sus fines de semana para “dar una vuelta con sus coches y distraerte”, han dicho. Al final, ese es el objetivo del club. Así lo ha declarado Gurpide, para quien Clásicos Iruña “no es solo un proyecto por los coches, sino también por las personas. Es un club de gente que se lleva bien”.

“No tiene nada que ver un coche de antes con uno de ahora, los antiguos son como tu compañero de viaje”

Javier Elso . Miembro de Clásicos Iruña