Era un derbi marcado en rojo. Porque los dos equipos se jugaban mucho. Osasuna Magna la ilusión del play off liguero. El ATP Iluminación Tudelano Ribera Navarra la necesidad de encaminarse hacia la permanencia. Fueron los de Kapu los vencedores finales en la pista, pero el conjunto ribero no sólo ganó sobre la cancha azul del pabellón Anaitasuna. También lo hizo en la grada.
Un total de 2.312 espectadores fueron testigos de uno de los derbis más cruciales de las últimas temporadas. Unos 400 de ellos llegados desde la Ribera Navarra. El color naranja tiñó una de las esquinas del pabellón pamplonés, además de varias localidades aledañas. Adultos, niños, jóvenes... Aficionados y aficionadas de todas las edades acompañaron a los suyos hasta Pamplona. Les alentaron en un momento crítico del curso y, al igual que en el Ciudad de Tudela, no dejaron de apoyarles durante todo el partido.
Animaron, hicieron ruido, celebraron como si la vida les fuese en ello –en el fondo era así– cada uno de los seis goles del equipo. El primero y el último de Terry, los de Albertico Lahuerta, el del capi David García y el de Tripodi.
¡Que bote Tudela!, fue el grito con el que terminaron el partido. Habían ganado sobre la pista y también fuera de ella.
La emoción de 'Palo'
Antes de que el balón echase a rodar, la carga emocional ya era patente en Anaitasuna. Era el último derbi para el capitán del Xota, Roberto Martil, que tras dos décadas defendiendo el escudo del equipo de su pueblo, se retirará al final del curso.
Además de capitán, Palo es también entrenador del equipo senior femenino del Xota y responsable de la estructura femenina del club. Sus jugadoras quisieron darle una sorpresa y antes del encuentro realizaron el pasillo a su técnico, le obsequiaron con diversos recuerdos y dos jugadoras, Ane Rekalde y Marta Fernández, bailaron un aurresku en su honor. Martil no pudo evitar emocionarse y más cuando su hermana y capitana del senior, Yolanda, se acercó a entregarle uno de los obsequios. El abrazo entre los hermanos hizo llorar.