pamplona. Sábado 26 de marzo. Minuto 92. 2-3 en el marcador de Huarte. El portero del Idoya sobre la línea de gol. Urdazi se dispone a lanzar un penalti que puede significar la igualada. Ángel San Martín se estira y evita el gol. El Idoya, en puestos de descenso, suma los tres puntos.
Rebobinamos. Sábado 12 de febrero. Minuto 95. 0-1 en el marcador de Sarriguren. El portero del Idoya sobre la línea de gol. Marco se dispone a lanzar un penalti que puede significar la igualada. Ángel San Martín se estira y evita el gol. El Idoya, al borde de los puestos de descenso, suma los tres puntos.
¿Se ha convertido en un especialista de parar penaltis?
Bueno, no diría tanto. La verdad es que el otro día me pegué una cantada en el segundo gol y después tuve suerte al parar el penalti cuando ya no quedaba tiempo para más. Pero vamos, que la victoria es mérito de todo el equipo.
¿Es cuestión de suerte?
Sí. Es un cara y cruz. Creo que me han lanzado siete. He parado tres, uno a Pacheta y dos en el tiempo añadido, en Egüés y Huarte. Otro más fue al palo, y me han marcado tres. No es mala media, pero es cuestión de suerte.
Al menos hay que tener la cabeza fría para que a uno no le pueda la presión en el último minuto...
Sí, en este partido no había perdido los nervios y eso que los árbitros siempre añaden un montón de minutos a los partidos del Idoya... Ya me dicen, que a los delanteros también les puede influir si se vuelve a dar el caso... La verdad es que un compañero del equipo, Asier Ceberio, me dijo a principio de temporada que no entendía cómo podíamos ser porteros, que no valía la pena porque era un puesto muy ingrato. Me comentaba que, salvo que un portero parara un penalti en el último minuto, nunca era valorado... Es cierto que cuando paras un penalti te sientes como un compañero cuando marca un gol, que todo el mundo le va a abrazar y se siente importante.
Además, si eso significa puntos para el equipo, es más importante.
Desde luego. Nos cuesta mucho ganar y necesitamos puntos para no descender. Estamos acostumbrados a sufrir y ya sabemos lo que nos queda hasta el final de temporada.
¿Está contento con su primera temporada en la categoría?
Sí, no me puedo quejar. Es una categoría nueva para mí. Es muy física, con mucha importancia de las jugadas a balón parado, y los porteros del Idoya tenemos mucho trabajo todos los partidos. Estoy aprendiendo mucho de Jon Nagore (el otro portero) y es muy buen compañero. Cuando juega, estoy a tope con él, y cuando juego yo, él está conmigo.
Y eso que los resultados están siendo muy distintos con un portero o con otro.
No está teniendo suerte, porque le ha tocado jugar los dos partidos que el equipo ha perdido por 6-0 y a mí, en cambio, cuando ha habido un penalti a última hora.
Dice su entrenador que tiene una portería y no dos guardametas...
Sí, sí. Hablamos los tres muchas veces y el entrenador nos dice que cuenta con los dos.
¿Y un portero entiende que tras parar un penalti en el último minuto, en el siguiente partido sea suplente?
Pues sí, porque yo me pongo en el lugar de mi compañero y también me gustaría que me dieran una oportunidad. Es evidente que a todos nos gusta jugar, pero si me hubiera pasado a mí que me metieran seis goles en dos partidos seguidos, también me gustaría que me pusieran al siguiente partido...
¿Por qué dejó el juvenil del Izarra para recalar en el Idoya de Preferente?
Tenía amigos en Oteiza. Me quedaba un año más de juvenil, pero me gustó la idea de ir al Idoya. Jugué bastante y nos salió una buena temporada. Hay quien me dice que tenía que haber aguantado más en el Izarra, pero aquí estoy encantado.