tecnología - La utilización del Ojo de halcón fue una ayuda discreta para los árbitros, el saque de centro hacia atrás ofreció variantes a los equipos y el final del triple castigo se aplicó sin estridencias. Con siete cámaras en cada portería y un programa informático de seguimiento del balón dentro del área de gol, el Ojo de halcón evitó polémicas recurrentes como la de los goles fantasma. Fue una ayuda invisible, el árbitro recibió la información en un segundo en su reloj. Tampoco tuvo estridencias la supresión del triple castigo. Los penaltis ya no supusieron tarjeta roja. - Efe