Total, que Pantxo Egozkue nos trae su coche hasta la puerta del periódico para la entrevista que publicamos hoy, y uno, gracias a sus profundos conocimientos de cinética, energética, mecánica y fijo que ése es el volante, lo define con un sesudo análisis: “¡Vaya pepino!”. Que, luego cae en la cuenta, es emular la memorable frase de Beatriz Pérez Aranda en 24 horas (“Kubica va como si fuese? un pepino”), en Internet desde que lo soltó en 2009 para jolgorio del personal. Pero surge la duda: ¿por qué asociamos los pepinos a la potencia y la velocidad? ¿Por qué el tocino no, pero los pepinos sí? Wikipedia no entra en el tema -vaya carencia- y el diccionario de la RAE es aún peor, porque nos contradice (Cosa insignificante, de poco o ningún valor). Por lo cual intuimos pero no sabemos que se empezó a usar por la forma apepinada de misiles y cohetes, y ahí se ha quedado como se quedan estas cosas absurdas, es decir, para siempre.
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