El Real Madrid mostró las credenciales del vigente campeón, imponiendo en el clásico su fortaleza como equipo y hurgando en la herida abierta del Barcelona en la Liga de Campeones, impotente hasta la recta final del partido, cuando sintió la opción de empatar, antes de acabar cediendo el liderato al equipo de Carlo Ancelotti. El Real Madrid volvió a demostrar que es un gran especialista. Sin necesidad de exhibir su potencial, pero siendo un equipo más formado, encontrando con facilidad la debilidad del rival en cuanto pudo correr. La igualdad del clásico duró doce minutos, el tiempo en el que tardó en reaparecer la relación con el gol de Karim Benzema. Ese gol fue un golpe a un equipo endeble en el aspecto anímico, frágil no solo en la defensa. La reacción demandaba una personalidad que no demostró el Barcelona. Adueñarse del balón con su estilo no acerca siempre al éxito, menos aún cuando añora frescura en la fase final de su juego. Raphinha y Dembélé a impulsos individuales, Lewandowski perdonando lo que no acostumbra en la ocasión para empatar que desperdició en el segundo palo.

De una lucha por un balón que parecía perdido pegado a la cal de Carvajal nació un centro que convirtió en peligroso Eric García al peinarlo. Le cayó a Vinícius para inventar, a Mendy para poner el pase atrás y a Fede Valverde para pegarle con todo el corazón. Raso y con potencia. Imposible para Ter Stegen. Un gol encajado en ocho jornadas, dos en 35 minutos.

Haría falta más que un tímido disparo de De Jong que repelió Lunin para poder levantarse de la lona un Barcelona que no mostraba el carácter necesario. Reaccionaría Xavi con cambios que dejaban jugadores marcados a la hora y una decisión discutible, sentar a Gavi en el banquillo. Por entonces el Real Madrid, tras un disparo arriba de Kroos y un golazo anulado a Benzema, había entendido que no tenía riesgos que correr que impulsasen la reacción de su rival. Decidió correr un riesgo que le acabó saliendo bien tras minutos de incertidumbre. Había pedido penalti Lewandowski de Carvajal, con el Barcelona pisando área con continuidad, cuando reapareció una versión desequilibrante de Ansu Fati. Puso el pase que mandó a la red Ferran Torres, a placer a siete minutos del final. La ilusión barcelonista acabó en decepción, sorprendido al contragolpe por Rodrygo, derribado por Eric García en una acción que no fue penalti para el colegiado pero sí tras ser avisado desde el VAR. Rodrygo lo marcó.

Real Madrid 3

Barcelona 1

REAL MADRID Lunin; Carvajal (Rudiger, m.88) , Militao, Alaba, Mendy; Tchouaméni, Kroos, Modric (Camavinga, m.78); Fede Valverde, Vinícius (Rodrygo, m.85) y Benzema (Marco Asensio, m.88).

BARCELONA Ter Stegen; Sergi Roberto, Koundé, Eric García, Balde (Jordi Alba, m.60); Pedri (Kessié, m.83), Busquets (Gavi, m.60), De Jong; Raphinha (Ferran Torres, m.60), Dembélé (Ansu Fati, m.73) y Lewandowski.

Goles 1-0, m.12: Benzema. 2-0, m.35: Fede Valverde. 2-1, m.83: Ferran Torres. 3-1, m.91: Rodrygo, de penalti.

Árbitro Sánchez Martínez (comité murciano). Amonestó a Vinícius (30) y Modric (75) por el Real Madrid; y a Gavi (81) y Kessié (92) por el Barcelona.

Estadio Santiago Bernabéu. 62.876 espectadores.

Protagonista

Laporta, en el vestuario arbitral

Incidente al final del partido. Joan Laporta, presidente del Barcelona, bajó a los vestuarios para pedir explicaciones sobre la actuación arbitral tras la derrota frente al Real Madrid, según recoge el acta del colegiado Sáchez Martínez. El árbitro explica lo siguiente: “Otras incidencias: Una vez finalizado el partido y encontrándonos el equipo arbitral dentro del vestuario, accede a él el presidente del Barcelona D. Joan Laporta Estruch solicitando explicaciones de forma reiterada sobre algunas situaciones del partido. Ante estos acontecimientos, fue invitado a abandonar el vestuario arbitral, sin más incidencia”.