Te puede caer regular, mal o peor el Sevilla –su relación habitual con Osasuna es tormentosa, por decirlo de algún modo–, pero es difícil no desearle lo mejor y estar pendientes ahora que lo dirige Mendilibar. Y ayer empató en Manchester, en un soberbio debut personal en Europa, y eso que no le han fichado para esa competición sino para algo más modesto pero mucho más importante para el club: la permanencia en Primera. Y no se puede negar que está cumpliendo: en dos partidos, 4 puntos que no fueron 6 por auténtica mala suerte. Mendi, que confesó en su día que “es muy difícil decir que no a un club como el Sevilla”, ha caído de pie en Nervión, con su estilo franco y directo y el único objetivo de poner un poco de orden y de ánimo en la anarquía que ha imperado toda la temporada en el club andaluz.