El Beasain, verdugo por partida doble

El sueño del ascenso del Tudelano se esfumó al caer derrotado a domicilio en la última jornada liguera ante un Beasain que se jugaba la vida en el envite y al que sólo le valía sumar los tres puntos para no caer en el descenso directo. Un triunfo el de los beasaindarras que curiosamente provoca un doble castigo para el fútbol navarro, pues el Cirbonero pese a ganar a un Arenas que no se jugaba nada, pierde su plaza en la categoría y desciende.

Bajo un cielo plomizo, con el césped artificial muy húmedo por una lluvia que también caería durante el enfrentamiento y que por momentos hasta arreció con fuerza, al once puesto en liza por Oriol Riera el sueño por conseguir una plaza en el play off de ascenso se le empezó a torcer muy pronto, pues cuando todavía no se podía intuir cual sería el devenir del choque, no se había llegado al minuto diez juego, un despiste en una acción de estrategia local permitía a Mikel Aizpurua marcar a la salida de un córner y ensombrecer todavía más el panorama para los tudelanos. El conjunto navarro vivía el peor de los pronósticos posibles y encajaba un gol tempranero que lo complicaba todo de golpe.

No hay duda de que el tanto recibido le hizo daño a los navarros, pero tampoco que el Tudelano no perdió el tiempo en derramar lágrimas y tras un cuarto de hora de imprecisiones y sufrimiento anímico consiguió equiparar el dominio, más irreal que verdadero, de un Beasain aliviado por el resultado pero con los mismos nervios que su oponente. Poco a poco los de Oriol Riera fueron teniendo más presencia en el área rival y justo cuando el duelo encaraba el tramo final del primer periodo antes del paso por los vestuarios, un Mikel García inédito en el apartado goleador hasta la fecha, reclamaba el protagonismo empatando un resultado que ya no se movería hasta transcurrido el tiempo de descanso.

Con el cambio de Moha Ezzarfani en el reinicio el Tudelano salió dispuesto a culminar la remontada y meterse en la promoción de ascenso, pero a los de Igor Gordobil literalmente les iba la vida y en la segunda salieron mordiendo. Así pues, con una excelente actitud competitivas por parte de ambos donde la ambición tenía un papel protagonista, este periodo sería bastante más entretenido y mucho más movido que el anterior pues de hecho ya antes de cumplirse el minuto diez Roberto Santamaría salvó a los suyos en un mano a mano de libro que lamentó sonoramente la grada vasca.

Después y hasta el pitido final ninguno de los dos contendientes conseguiría imponer ni su dominio ni su fútbol, que por otro lado tampoco estuvo plagado de buenas ideas, pero sí contagiaron a todo el estadio de sus ganas y ambición por conseguir el gol y cumplir el objetivo. De esta manera, siempre con muchas imprecisiones pero con valentía y arrojo para pelear cada pelota dividida, las ocasiones no serían muchas aunque alguna sí lo bastante clara. Sin embargo nadie supo acertar y en un final no apto para cardíacos y plagado de sustos y situaciones tensas en las dos áreas, la moneda caía de lado local y Borja López de Aguileta se convertía en el héroe en Loinaz para decepción navarra.