En una competición como la Segunda, que renueva cada año a casi un tercio de sus participantes –siete equipos (los tres que suben y los cuatro que bajan) de los 22 que hay–, es estadísticamente improbable que un club lleve 12 temporadas consecutivas (Osasuna estuvo seis seguidas y se nos hizo eterno, y el Eibar tuvo una racha de 18), pero ahí está el Zaragoza, anclado en la categoría.

Cierto es que rara vez ha pasado apuros para salvarse, pero tampoco se puede decir que llame con insistencia a la puerta de la Primera, lugar más lógico para un club con tan gran palmarés –Recopa y Copa de Ferias, seis Copas...–, 9º en el ránking histórico de Primera y con un gran potencial económico (670.000 habitantes y un estadio para 33.000 espectadores). En esta Liga arrancó como si fuera a subir en febrero, pero una mala racha lo ha llevado a mitad de la tabla y se habla ya de cambio de técnico. A ver si va a resultar que este año, tampoco.