Ramón Lázaro, presidente del CD Tudelano, se vio involucrado una vez más en incidentes tras el partido del equipo ribero contra el Náxara. Los navarros cayeron por 1-0 frente al colista del grupo.

Según recoge el acta, "el asistente comunica que una persona entre el público durante la celebración del gol, le sujetó con fuerza por el brazo izquierdo, impidiéndole moverse y posteriormente, intentó quitarle el banderín". Debido al altercado el partido se tuvo que detener durante dos minutos.

Un agente de la Guardia Civil identificó a la persona de la grada como "Ramón Lázaro, presidente del Tudelano". Además, a la conclusión del choque se escucharon gritos y una fuerte discusión proveniente del túnel de vestuarios.

El cuerpo arbitral señala que alguien golpeó la puerta de "nuestro vestuario con fuerza, en repetidas ocasiones y con carácter intimidatorio; todo ello presenciado por los agentes de la Guardia Civil".

ACTA ARBITRAL

En el minuto 89, tras la consecución del gol por parte del Naxara C.D., el árbitro asistente 2 me comunica que requiere de la presencia de la fuerza pública por un incidente con una persona del público. Personados dos agentes de la Guardia Civil en la zona de tribuna, el árbitro asistente 2 nos comunica que una persona entre el público durante la celebración del gol, le sujetó con fuerza por el brazo izquierdo, impidiéndole moverse y posteriormente, intentó quitarle el banderín. Ambos agentes, junto a miembros del Naxara C.D consiguieron calmar el ambiente para poder continuar la disputa del partido.

El juego estuvo detenido 2 minutos, siendo neutralizado el tiempo perdido, reanudándose el partido con saque de centro. Finalizado el encuentro, el agente cuyo número de identificación es: Q31087N, nos comunica que ha identificado a la persona responsable del incidente previamente descrito. Se trata de D. Ramón Lázaro Martínez, con DNI: XXXXX, presidente del C.D.

Tudelano. Estando en el vestuario finalizado el encuentro, escuchamos fuertes discusiones en el túnel de vestuarios e incluso se golpea la puerta de nuestro vestuario con fuerza, en repetidas ocasiones y con carácter intimidatorio, todo ello presenciado por los agentes de la Guardia Civil.