Muchos de los aficionados que se desplacen hoy a Wembley nunca habrán visto al Real Madrid perder una final de la Copa de Europa. Muchos de los que sintonicen el partido por televisión no habrían nacido cuando el Alan Kennedy, del Liverpool, aprovechó un fallo de García Cortés para evitar en 1981 la que hubiera sido la Séptima. Muchos no saben lo que es que el Real Madrid pierda una final de Champions, porque se han acostumbrado a una hegemonía que traspasa obstáculos: el favoritismo de la Juventus de Zidane, el mejor Valencia de la historia, el Leverkusen de 2022, el minuto 93 de Lisboa, los penaltis de Milán y los 24 disparos del Liverpool de Klopp en 2022. El Real Madrid es inexpugnable en las finales y hoy está ante la aparentemente más desnivelada de las últimas décadas. Nunca los Blancos han sido tan favoritos en una cita por la Orejona. El Borussia Dortmund es el equipo por el que nadie hubiera dado un duro a principios de temporada, pero que tras superar un grupo de la muerte con Paris Saint Germain, Newcastle United y Milan, y eliminar al PSV, el Atlético de Madrid y de nuevo a los parisinos, está en la tercera final europea de su historia.

Todo el viento corre a favor del equipo de Carlo Ancelotti, que ha llegado con el grupo al completo y disponible, a excepción de Andriy Lunin, con gripe, y Aurelien Tchouameni, lesionado desde hace semanas.

El técnico podrá poner un once prácticamente de gala, comandado desde la portería con el héroe de la final de París hace dos años, Thibaut Courtois, que se ha recuperado de dos lesiones graves esta temporada para llegar en forma a la cita clave de Wembley. El belga ha disputado cuatro partidos en la Liga, como preparación, y ha demostrado seguir siendo el arquero más seguro del mundo.

Dani Carvajal, desde el lateral, lidera un grupo de futbolistas que puede sumar su sexta Champions, igualando al mítico Paco Gento, junto a Nacho Fernández, Luka Modric y Toni Kroos, que ganó su primera con el Bayern y dirá adiós quizás con una última Orejona. La despedida de Kroos opaca la de Marco Reus en el Dortmund, héroe de los alemanes desde su llegada en 2013, pese a su mala fortuna –se perdió el Mundial de 2014 por lesión–.

Kroos se marcha

Kroos estará acompañado en el medio por Camavinga, Fede Valverde y Jude Bellingham, estando este último bajo lupa, por el escenario, el rival y la oportunidad de coronar su primer año en el Real Madrid con el trofeo más preciado de todos. El inglés, que ha irrumpido por la puerta grande en Chamartín, dio el salto a la élite con tres temporadas en el Dortmund que cimentaron su estatus. En el Madrid no ha hecho sino seguir confirmando su progresión. Con Vinícius y Rodrygo arriba, el Real Madrid se asegura tener a uno de los mejores del mundo, sino el mejor, y que ya sabe lo que es anotar en una final, y a un Rodrygo que es especialista en esta competición.

Para el Dortmund esta es una final inesperada, pero no así una situación atípica. En 1997, cuando levantaron su primera Copa de Europa, lo hicieron contra un Juventus glorioso, que jugaría tres finales seguidas, con futbolistas como Zidane, Deschamps, Del Piero y Vieri. Nadie esperaba su triunfo, pero en un partido dramático para los italianos, a los que anularon un gol dudoso y se estrellaron dos veces en la madera, los tantos de Riedle y Ricken sirvieron para que los alemanes tengan un título en sus vitrinas. La sorpresa no se repitió 16 años después, en Wembley, cuando tras apear al Real Madrid en semifinales, el Bayern de Robben, con un gol en el ocaso del partido, decidió la final.

Este Dortmund, sin las grandes estrellas de aquella época, como Lewandowski, Götze e Gündogan, es un conjunto entregado al grupo y que superó la fase de grupos gracias a ser el segundo equipo menos goleado de la misma. A partir de ahí, su fiabilidad defensiva se fue al traste y los seis palos que dio el PSG en semifinales, además de los cuatro tantos que le metió el Atlético, confirman que es un equipo que ha tapado las carencias atrás con los goles arriba.

Los alemanes han encontrado un filón en la altura de Füllkrug, un delantero de otro tiempo, que ha estado bien rodeado de jugadores rápidos e inteligentes como Adeyemi, Maatsen y Sancho. La velocidad por banda, los centros y el desborde de estos jugadores es el principal peligro de un equipo al que Terzic ha convertido en mejor peleador de eliminatorias que de regularidad. En la Bundesliga, el Dortmund quedó quinto por detrás de Leverkusen, Bayern, Stuttgart y RB Leipzig.