En el fútbol de hoy en día, se ha perdido el sentimiento de pertenencia hacia unos colores, hacia un pueblo, hacia un club. Ya son pocos los equipos de Navarra y España entera en los que jugar bajo una entidad ha pasado de ser algo más que un simple sentimiento a un mero trámite necesario. Más bien, una necesidad económica o trabajo remunerado. O como diría Joselu Ardanaz: “El fútbol es una oportunidad de vivir buenos y malos momentos dentro de un colectivo que choca con el individualismo imperante en la actualidad”.

Doble ascenso inesperado

En una época en la que el pueblo agoizko tenía al equipo de fútbol como algo secundario, la llegada de Gerardo Losantos y la formación de un equipo con jugadores de Aoiz, Burlada y Pamplona, logró cambiar la historia del club. En apenas dos años (1994-95 y 1995-96), el cuadro rojillo pasó de jugar en Regional a lograr un inesperado ascenso a Tercera, con dos ascensos seguidos. A falta de 7 fechas por jugar, el Aoiz se encontraba a más de diez puntos del líder, el Idoya. No obstante, el olfato goleador de Larrea y el buen hacer del equipo, le dieron el primer ascenso a Tercera de su historia. En la penúltima jornada, la derrota del Idoya en Obanos y el triunfo por la mínima del Aoiz en Amaya certificaron el ascenso del novato, el recién ascendido a Preferente. Una temporada difícil de olvidar, en la que hasta el portero Iñako Les tuvo que jugar ante el Cirbonero de delantero, marcando gol para más inri.

30 años después, las viejas glorias están retiradas, eso sí, indignadas por las quejas y florituras del fútbol moderno. “Antes, llegábamos al viejo San Miguel y teníamos que pelear con los topos del campo. Ahora, están más pendientes de cortarse las medias”, indica Akerreta, uno de los protagonistas del primer ascenso.

Ganas de repetir

Bromas aparte, en la temporada 2012/13 el Aoiz descendió a Regional Preferente tras vivir su época dorada durante 17 años en Tercera. A pesar de bajar de categoría, el cuadro agoizko se recuperaría con el paso del tiempo. Y tras varios años quedándose a las puertas, Javier Serrano encontraría la tecla para regresar a la máxima categoría del fútbol navarro. De nuevo, un pueblo unido por un mismo sentimiento, el Aoiz. “Tanto el pueblo como el club son muy importantes para mí. Llevo jugando toda la vida aquí y es un orgullo haber representado a este pueblo en todas las categorías del club. Para mi, tanto Aoiz como el club significan orgullo y familia.”, destaca Aitor Ardanaz, jugador del primer equipo.

En la pasada campaña, tras un disputadísimo final de liga por el ascenso directo, Aoiz consiguió materializar el ansiado ascenso, además logrando quedar campeones de la categoría por delante de Avance, Oberena y Lourdes. Esta temporada, el Nuevo San Miguel volverá a disfrutar a lo más grande, y eso se deja notar en el pueblo. “Lo ves como algo gordo. Representar a tu pueblo en esta categoría es muy emocionante”, valora el jugador y vecino Iñigo Ezpelta. Además, asegura el 10 agoizko que el pueblo está más unido que nunca: “Los chavales te miran con mucha emoción y sienten orgullo por nosotros, como si fueran parte de ello”.

Ahora, 30 años después, el Aoiz vuelve a estar en la categoría donde se merece, además, donde destaca el puro sentimiento agoizko y la presencia del ascenso del 96. Unai Larrea y Aitor Ardanaz, hijos de Perutxiki Larrea y Eduardo Ardanaz, defenderán este año la elástica rojilla en el regreso a Tercera RFEF. Pueblo, equipo y afición, un sentimiento por defender unos colores.