Sacarse el carné de conducir puede ser fácil o difícil según la habilidad del aspirante, sus nervios el día del examen práctico, la exigencia del examinador, las circunstancias del tráfico y el tiempo… Pero lo que no es normal es necesitar 120 clases prácticas para obtener el ansiado documento. Son las que ha tenido que pagar (y no son baratas) Miguel Frigenti para conseguir, un año y dos meses después y tras cinco intentos, la licencia para conducir.

Tras fracasar en varias tentativas en la capital de España, donde reside, Frigenti, de 36 años, decidió trasladarse a una autoescuela de su ciudad natal, Talavera de la Reina (Toledo) para ver si con menos tráfico y dificultades de conducción que en Madrid lograba su propósito. Y lo ha conseguido, como el ya excolaborador de Sálvame, que ahora pretende ser influencer, ha mostrado en sus redes sociales.

“He aprobado, madre mía, no me lo creo. Ya tenía muchísimo miedo de volver a suspender, para muchas personas esto era gracioso pero para mí ya se estaba convirtiendo en una fobia, una pesadilla. Ya tengo mi permiso provisional y mi L, ya puedo conducir, lo de Frigenti al volante ya es una realidad. Estoy superfeliz, llevo un año y dos meses con esto, 120 clases”, afirmaba, y explicaba cómo había sido la prueba. “He empezado el examen en una gasolinera con un stop de poca visibilidad. Lo he hecho superbién, no me lo creía, era como que el Miguel seguro se había apoderado de mí”.

Además, ha subido unas fotos posando con la L y con las siguientes palabras: “Para todos los que me decían que no sería capaz de sacármelo…, ¡mía es la venganza!”, en una clara alusión al título de la fallida serie protagonizada por Lydia Bosch que ha ocupado hasta ahora la primera franja de Sálvame”.

Ante las respuestas de algunos tuiteros, que alertaban del peligro que puede suponer al volante al haberle costado tanto aprobar, Frigenti ha querido defenderse: “Para nada de acuerdo. Precisamente por haber dado tantas clases, conduzco de manera eficiente y segura”.