El lavavajillas se ha hecho con los años un hueco en las cocinas de prácticamente todos los hogares y nos echa una mano a la hora de lavar y secar los útiles de cocina. Se trata de un electrodoméstico muy cómodo, económico, fácil de usar y muy útil para combatir la suciedad del menaje del hogar.

Al lavar a altas temperaturas (entre 45 y 60 ºC), resulta más eficaz contra la grasa y las bacterias y gasta menos agua y energía que un simple lavado a mano. Puede utilizar detergentes en diferentes formatos (gel, cápsulas, pastillas, en polvo...), pero casi todos ellos incluyen en su composición agresivos productos químicos. Estos, además de ser perjudiciales para el medioambiente, pueden deteriorar algunos materiales y acortar la vida útil de ciertos objetos.

Por todo ello, debemos tener en cuenta que no cualquier utensilio ni vajilla son aptos para ser lavados en el lavaplatos. Algunos de ellos son:

 1- Cuchillos de alta gama. Los cuchillos de acero inoxidable con mango de plástico o pasta pueden lavarse en el lavaplatos sin problema. Sin embargo, los que tienen mango de madera o de acero templado no deben meterse. Los detergentes son muy agresivos con el acero y pueden provocar manchas de óxido; en cuanto a la madera, al ser muy porosa, se hinchará con la humedad y puede agrietarse.

2- Cristalerías delicadas. Si tienes una cristalería de calidad es mejor que la laves a mano. El cristal irá perdiendo transparencia y brillo con los lavados. Si pese a todo decides lavarla en el lavavajillas, utiliza un programa delicado, de corta duración y a temperatura suave. Además, ten cuidado de no colocar las piezas muy apretadas y cerciórate de que no se puedan mover o volcar durante el lavado porque podrían romperse o estropearse al chocar accidentalmente con otras.

Copas colocadas en la parte superior de un lavavajillas. Freepik

3- Sartenes y ollas. En el lavavajillas perderán su recubrimiento antiadherente. El teflón se agrietará por la acción abrasiva del detergente y del calor, y se irá desprendiendo poco a poco, de forma que la comida se pegará. Mejor lávalas a mano con una esponja, con un estropajo suave o con papel de cocina porque los estropajos de acero o fibra verde también deterioran el recubrimiento antiadherente.

4- Tapas de ollas a presión. Los conductos de la válvula pueden obstruirse con partículas de suciedad y las gomas perderán elasticidad y se deformarán por el efecto del agua caliente. El mango también se deteriorará y se deformará. 

5- Utensilios de madera. Debes evitar meter cubiertos, tablas de cortar u otros recipientes de madera puesto que el agua demasiado caliente eliminará la capa de barniz con la que están protegidos. La madera se hinchará y se agrietará y además de acortar su vida útil puede resultar perjudicial para la salud puesto que es más fácil que las bacterias resistan en ella.

Cubiertos de madera junto a una tabla para cortar alimentos. Freepik

6- Objetos de hierro. El menaje de hierro sin esmaltar pasa por un largo proceso para lograr una antiadherencia adecuada. Límpialos a mano solo con agua o con un estropajo no abrasivo.

7- Menaje de cobre y sin esmaltar. Las altas temperaturas y las sustancias abrasivas del detergente pueden causar manchas oscuras en el aluminio sin esmaltar que se usa para moldes de repostería o para cafeteras italianas. Los utensilios de cobre pueden perder el color y acabar con manchas imposibles de quitar.

8- Botes con etiquetas de papel. Los restos de papel se desprenderán de los frascos de cristal y acabarán pegados en cualquier objeto de tu vajilla, en el filtro o atascando el desagüe.

9- Platos y vasos de plástico. El calor puede deformar la vajilla de plástico y borrar los dibujos decorativos que tengan estos.

10- Utensilios con dibujos impresos. Los vasos y las jarras graduadas con las medidas impresas pueden desaparecer y perder así su utilidad. 

Ya lo ves, el lavaplatos es uno de esos electrodomésticos que te hacen la vida más fácil, pero si no tienes cuidado te la pueden acabar complicando, destrozándote algún que otro utensilio de cocina e incluso resultando dañado a causa de un mal uso.