Las horas de pasar los ratos muertos pueden ser cuanto menos variadas. Algunos prefieren un libro y otros necesitan hacer deporte para encontrar ese momento de paz que necesitan. Otros en cambio, como es el caso de María Arrasate en este quinto número de IN utilizan los puzzles o rompecabezas para relajarse y matar así las horas muertas. Pero, ¿desde cuando existe este juego tan asentado en nuestra sociedad desde que somos bien pequeños?

Pues bien, nos tendríamos que remontar al año 1760 para encontrar el primer puzzle o algo similar a lo que hoy en día conocemos, como piezas diferentes que al unirlas de manera correcta crean una imagen. El autor de aquel primer rompecabezas fue el experto en mapas John Spilsbury. Lo hizo después de hacer un mapa de gran tamaño, separado por las fronteras que cada país tenía en aquel momento. Así, a la hora de juntar las piezas sobre un tablero sin quererlo creó el primer puzzle de la historia. El británico al darse cuenta de lo que había hecho tomó la decisión de que tuviera un fin educativo y lo llamo 'mapas diseccionados'. De esta manera, hasta el año 1820 el uso que se le dio a la invención fue únicamente para las escuelas. En definitiva, era un pasatiempos educativo para enseñar geografía a los más pequeños.

No fue hasta el año 1900 cuando se crearon los primeros rompecabezas para adultos, que no tardaron en ser más que populares entre la alta sociedad. Todos querían uno y así, poco a poco se fue expandiendo. Eran de madera y estaban cortados a mano, nada que ver con los actuales que pueden tener hasta un millón de piezas. Aun así, en aquel entonces aunque fueran más simples y con muchas menos piezas se utilizaban para impresionar a las visitas y pasar, de paso, un rato agradable. Eso sí, aquellos originales no tenían una imagen que ayudase a montarlo. Era un reto hacerlos y con el tiempo fueron mejorando hasta los de hoy en día.

beneficios de los rompecabezas

No cabe la más mínima duda de que todo pasatiempo o actividad en la que la cabeza tome parte de manera activa resulta beneficioso para el ser humano. En el caso concreto de los puzzles, tal y como indican los expertos en la materia, fortalece las conexiones entre nuestras células cerebrales y forman al mismo tiempo otras nuevas, por lo que son una excelente manera de mejorar la memoria a corto plazo. En este sentido, crear formas en la mente que luego se hacen realidad físicamente al unir las piezas, ayuda, tal y como indican los médicos, a reducir la cantidad de daño cerebral en pacientes con Alzheimer.