l igual que Ramón Martí e Itizar Marcos, son muchas las familias de Euskadi y Navarra que están viviendo estos días pendientes de la televisión, los periódicos y la radio para saber qué está ocurriendo tras el ataque de Rusia a Ucrania el pasado 24 de febrero. En el caso de este matrimonio residente en Erandio, además, su preocupación se ve acrecentada ya que tienen a dos ahijados, Roman y Bogdan, de 27 y 25 años, en Kiev. De pequeños venían a Euskadi, de la mano de Chernobil Elkartea, a coger energía y aire puro para reforzar su salud y ahora, sus ptros padres, los de acogida, Itziar y Ramón, vuelven a abrirles las puertas para escapar del horror de la guerra. Sin embargo, tanto Roman como Bogdan quieren defender su tierra, así que Ramón e Itziar les envían todo su amor y cariño a través de videollamadas siempre que pueden contactar con ellos. Ramón nos cuenta cómo están viviendo esta difícil situación.

¿Cómo está siendo la relación con Roman y con Bogdan, los chicos que solían venir a través de la asociación de Chernóbil?

-Estamos en contacto con ellos y estamos muy preocupados. Tenemos algunos problemas en la comunicación, a veces pueden hablar y otras veces no. Con quien más hablamos es con Roman porque habla bastante español. Con Bogdan y con su madre nos escribimos por WhatsApp y por Facebook, porque saben menos español. Nos arreglamos con el traductor del móvil.

¿Sentís angustia si no os cogen el teléfono?

-Sí, mucha. Una vez llamamos a Roman, repetidas veces, y no cogía el teléfono. Nos dijo que tuvo que ir al refugio porque habían sonado las alarmas. Cada dos días o así hablamos con ellos o nos enviamos mensajes, pero a veces pasan varios días sin contestar por problemas con la telefonía.

Estáis pendientes todo el día por si ocurre algo.

-Pues sí, aunque ellos no están en lo peor de lo peor, dentro de lo malo. Pero ver las imágenes de lo que está pasando nos hace sobrecogernos de pensar en lo que puede pasarles.

¿Ellos ahora viven en Kiev verdad?

No, con la guerra ya no viven allí. Roman está en la ciudad de Kyif. Está muy lejos, a 600 o 700 kilómetros de Kiev. Su hermano también está a 60 kilómetros de Kiev en un pueblo que no sé como se llama. La madre sí que está en Kiev y, aunque todavía no han entrado, no paran de bombardear la capital.

¿Y cómo están viviendo la situación en Ucrania? Imagino que estarán pasando mucho miedo y angustia...

-Pues por fuera parece que no tienen miedo, al menos eso aparentan. Creo que lo llevan por dentro. Su madre no quiere ni salir, por ejemplo. También la noto muy valiente por las traducciones. Allí aguantarán hasta que puedan.

¿Los chicos están en alguna milicia?

-Lo que pasa es que allí todos tienen que hacer algo, así que alguna cosa harán. No me extrañaría que lo hicieran algún día.Roman nos han enviado fotografías que no son bonitas. Son tristes, muertos por la calle, todo está destrozado, hay motos tiradas y destrozos por todas partes...

Itziar comentó el día que os hicimos la entrevista la posibilidad que Roman y Bogdan tienen de venir aquí, porque tienen vuestra puerta abierta en vuestra casa en Erandio.

Sí, si quisieran, podrían venir todos. Por dentro luego no sé cómo lo llevarán, pero la verdad es que tienen ganas de seguir allí en el país, aunque su madre se anima más. Los chavales tienen ganas de ayudar en la resistencia, al lado de Ucrania.

Si, quieren quedarse allí y de defender su tierra.

¿Qué piensan de los rusos?

-Yo creo que los consideran enemigos. Hay una frase que su madre me dijo el otro día y me impactó muchísimo: "muerte al enemigo". Así de claro. El argumento de los rusos del nazismo y las regiones del Dombás me imagino que no lo compartirán. Ni lo comparten ni lo han compartido nunca.

"Ellos tienen claro que quieren defender su país, así que de momento no piensan salir de allí"

"Seguimos manteniendo el contacto con Roman y Bogdan, nuestros ahijados"