no es galés, aficionado a la música (toca en un grupo de blues) y la política (es simpatizante del Partido Laborista) y sus libros, además de venderse como churros, son conocidos por su descomunal volumen. Sin ir más lejos, la obra más conocida de Ken Follet, ‘Los pilares de la tierra’, tiene más de 1.000 páginas. El estadounidense Dan Brown es otro de los reyes midas entre los autores de best seller. Solo ‘El código da vinci’ ha vendido 8 millones de ejemplares en su versión en castellano. En total, Brown puede presumir de haber despachado 234 millones de libros en todo el mundo. Como su colega galés, también hace sus pinitos en la música con un grupo llamado Piropo y su padre, el matemático G. Brown, le despertó la curiosidad por los códigos secretos de los números.

Aunque nació en Cardiff en 1949, a los 10 años Follet se mudó a Londres con su familia. Su padre era inspector de Hacienda, pero su vida discurrió por otros derroteros: empezó a trabajar como periodista para distintos periódicos (South Wales Echo, London Evening News) tras haberse graduado en Filosofía. Sus cifras de ventas son astronómicas, casi tanto como las de su colega Brown: se calcula que ha vendido 180 millones de ejemplares de un total de 36 libros, traducidos a 40 idiomas, en 80 países distintos. Antes del pelotazo de ‘Los pilares de la tierra’ (1989) ya era un autor popular. En 1978 publicó ‘El ojo de la aguja’, su primer gran éxito, que en una versión primigenia en castellano se llamó ‘La Isla de las tormentas’ y está ambientada en la Segunda Guerra Mundial.

Los hermanos Ridley y Tonny Scott adaptaron el best seller de Follet en 2010, en una miniserie de ocho capítulos y una hora de duración con un presupuesto de 32 millones de euros. La recepción fue infinitamente mejor que la adaptación a la gran pantalla de ‘El código da vinci’, dirigida por Ron Howard y protagonizada por Tom Hanks y Audrey Tatou, vapuleada por los cinéfilos y que llegó a aburrir a los seguidores más entusiastas de la novela. La crítica dejó por los suelos la superproducción y la tachó de aburrida. “Cuesta más verlo que leerlo”, aseguraban en The New York Times recogiendo el sentir mayoritario. “Ciertamente no puedo apoyar a los que intentan boicotear o protestar por este recargado, trivial e inofensivo film. Lo cual no quiere decir que recomiende ir a verlo”.

El largometraje, como ocurrió con el libro, fue censurado por los estamentos religiosos. Pese a todo, triunfó en taquilla. El primer fin de semana de su estreno, en 2006, recaudó 224 millones de dólares en las salas de cine. Dan Brown se convirtió en una celebridad. La revista Time le dedicó unas elogiosas palabras y fue seleccionado como una de las 100 personas más influyentes del mundo por “mantener a flote la industria editorial y haber renovado el interés en Leonardo da Vinci y la primitiva historia cristiana”.

Tanto Follet como Brown mantienen una notable distancia con la crítica literaria y la llamada alta cultura, concepto ligado a las expresiones artísticas a las que se les tiene una mayor estima. En una entrevista concedida el año pasado, el escritor galés se desmarcaba de los premios literarios puesto que, a su juicio, van destinados a autores “poco leídos que necesitan consuelo”. “Y está bien que así sea”, matizó. Su compañero de novelas históricas con enigma reconocía en 2009 sus limitaciones en la conquista de ciertos sectores literarios. “Duele que te critiquen, pero mido el éxito por mi conexión con los lectores. Ya sé que nunca ganaré el Premio Nobel”.

La crítica va por un lado y ellos... siguen a lo suyo. Sus libros son acontecimientos planetarios. En 2017 fueron los escritores más leídos. ‘Origen’, de Dan Brown, fue número uno en Alemania, Argentina, Brasil, Colombia, España o Estados Unidos. ‘Una columna de fuego’, la tercera parte de la saga de ‘Los pilares de la tierra’, le pisó los talones en medio mundo.

“Me gustan todos los libros de Ken Follet y también sigo a Dan Brown”

“Leo libros de economía porque es mi segunda pasión después de la ingeniería”