Cuentan que los palillos chinos tienen su origen en una leyenda protagonizada por el emperador Yu el grande. El mandatario había puesto una olla a calentar en el fuego y no quiso esperar a que se enfriase la comida, así que arrancó dos ramitas de un árbol y cogió la carne, dejando boquiabiertos a sus seguidores, que empezaron a imitar el gesto del emperador. Estos utensilios de bambú, de unos 20 centímetros de largo y con un extremo acabado en círculo y otro en cuadrado, son muy populares en la gastronomía asiática. En el caso del escritor Javier Maura, ‘Palillos chinos’ es el título de su nueva novela y la portada emula al juego infantil de habilidad y destreza también conocido como Mikado.

Estamos ante un retrato político y social de un municipio inventado, Quintana, que el autor ubica en algún lugar indeterminado del Pirineo. El pueblo podría ser casi cualquiera que haya vivido en sus propias carnes la corrupción institucional y donde los hilos entre el poder municipal y sus vecinos sean tan recurrentes como sospechosos. Hasta ahora, las novelas de Maura (‘La maraña’, ‘Motivos personales’) habían tratado temas espinosos y gordos, como lo son ETA y la sucesión de Franco, respectivamente, y tras un acercamiento al deporte local en 2020 (‘El Arenas Club y Las Arenas: dos historias paralelas’), le había llegado el momento de trasladar al ámbito de la ficción una realidad cotidiana y cercana salpicada de suspense.

Todos los tejemanejes de Quintana nos suenan de algo; bien porque los hemos visto en los medios de comunicación, porque nos los han contado allegados o familiares e incluso porque los hemos vivido en primera persona. Maura ha buscado una rápida conexión con el lector a través de la típica historia de novela negra en la que ocurren unos hechos delictivos, se investigan y se les acaba dando una solución. “Quintana es un pueblo milenario en las faldas del Pirineo. Está ficcionado, pero me sirve para recordar y reflexionar sobre el poder local y las relaciones en un pueblo tan pequeño”, nos explica.

En este thriller “canónico”, un subinspector que vive en Madrid pierde los papeles ante un maltratador. Tras una investigación interna que le lleva a sufrir una crisis existencial, acaba siendo trasladado a un pueblo aparentemente tranquilo. Ahí se verá las caras con un alcalde conservador, yerno del cacique local, que pretende construir su carrera política con una nueva infraestructura anhelada por los vecinos desde hace tiempo. Javier Maura pone el foco en una realidad a menudo olvidada por los medios de comunicación, convencidos de que en las zonas rurales el tiempo pasa lentamente y no hay nada interesante que contar.

Fuera de las grandes ciudades, no obstante, también se cruzan conflictos de intereses, hay juego sucio y se viven episodios oscuros como los que tienen lugar en Quintana. Ambos, subinspector y alcalde, se terminarán encontrando en un truculento episodio, donde convergen diversas instancias de poder y personas dispuestas a hacer justicia. Corrupción política, caciquismo, instancias municipales, Internet como herramienta para desenmascarar actitudes fraudulentas y destapar escándalos… Todos ellos son los elementos con los que juega, como si fueran los frágiles palillos de colores del Mikado, este novelista nacido en Bilbao en 1949.

“Hay un juego entre los idealistas que quieren limpiar el país y los que van a ser limpiados”, aclara. “Son elementos que pertenecen a la vida cotidiana. No hay nada en este libro que le sea ajeno al lector, no hay extraterrestres que llegan de Marte y abducen a la población”, subraya.

Este “realismo cotidiano” al que se refiere Maura se convierte en uno de los principales atractivos de ‘Palillos Chinos’ para ganarse la “complicidad” del lector y que éste acabe devorando la novela. Así, aparecen personajes que con “estricta obediencia” logran escalar posiciones en el escalafón social con “poco trabajo y mucho sueldo; el sueño de cualquier español”, concluye.

Larga trayectoria

Javier Maura no es un recién llegado. Ha publicado relatos en las obras colectivas ‘Bilbao, almacén de ficciones’ (Alberdania) y ‘2.050 km de palabras. Antología de relatos vasco-canaria (Baile del sol)’, así como artículos en diversas publicaciones, poesías visuales y biografías de familias. Además, ha sido jurado del Premio Euskadi de Literatura en Castellano y es tesorero de la Asociación de Escritores de Euskadi (AEE/EIE). La primera edición de ‘Palillos Chinos’ salió publicada el pasado mes de mayo de la mano de la editorial madrileña Adarve, propiedad del Grupo Comunicación y Publicaciones Caudal. El libro está dedicado a Bea, el “sol” que “alumbra cada día” al escritor vasco.