Barcelona es conocida como la capital del modernismo por la gran cantidad y calidad de obras que atesora, con joyas como el Hospital de la Santa Cruz y San Pablo o el Palacio de la Música Catalana de Lluís Domènech i Montaner, o la Casa Macaya de Josep Puig i Cadafalch; pero sin duda el arquitecto modernista más conocido y reconocido es Antoni Gaudí. Su obra más relevante, que atrae cada año a millones de visitantes de todo el mundo, es el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, que Gaudí dejó inacabado y que se sigue construyendo con donativos y aportaciones de particulares y visitantes, y que está previsto acabar en un futuro próximo. Otras de las obras más conocidas de Gaudí son el parque Güell, la Casa Milà, también denominada La Pedrera, y la Casa Batlló.

1. Recinto del Hospital de Sant Pau 

Declarado Monumento Histórico Artístico en 1967 y Patrimonio Mundial en 1997 por la Unesco, el recinto del Hospital de Sant Pau es una de las principales construcciones modernistas del mundo y la más grande de Europa. El recinto completo está compuesto por trece edificios y pabellones de estilo modernista, inaugurados en el año 1930 para realizar funciones hospitalarias en la época.

Ya al inicio del siglo XXI, el recinto fue desocupado como consecuencia de la construcción de las nuevas y más modernas instalaciones, más adecuadas a las tecnologías actuales. Es en este momento cuando comienza la rehabilitación de sus pabellones y se empiezan a organizar visitas guiadas a todo el recinto; ¡obligatorias para cualquier amante del modernismo!

Conjunto arquitectónico del hospital de Sant Pau. Pexels

2. Palau de la Música 

Construido entre los años 1905 y 1908, el Palau de la Música es uno de los mayores representantes del modernismo catalán y, actualmente, una de las salas de conciertos más importantes de todo el país. Un interior luminoso y un sinfín de vidrieras, hacen todavía más espectacular la música que suena entre sus paredes. Su exterior es de una calidad arquitectónica envidiable que combina elementos barrocos y modernistas con detalles que recuerdan a la música.

Estamos seguros de que el momento en el que entres en la sala de conciertos, será cuando tus ojos se escandalicen abriéndose aún más al contemplar tantísima belleza allí presente. Mira hacia arriba y contemplar esa maravilla de techo que hará que te olvides de volver a mirar de nuevo hacia abajo.

Cúpula del Palau de la Música.

Cúpula del Palau de la Música. Pixabay

3. Museo Blau 

El Museo Blau fue diseñado de forma exclusiva para la celebración del Fórum Universal de las Culturas en el año 2004. Pensando como un lugar de encuentro en la ciudad, el edificio está dotado de una especial singularidad, ya que tras la celebración del Fórum, la función del edificio dio un pequeño salto y se convirtió en el nuevo Museo de Ciencias Naturales de la Ciudad de Barcelona, encontrando en su interior especies de animales únicas. Además, desde 2005 el museo alberga una exposición sobre el futuro de la ciudad y el desarrollo sostenible. A su lado encontramos la Torre Diagonal 00, un vistoso rascacielos de 110 metros de altura que es un claro ejemplo de la arquitectura más tecnológica.

4. La Casa Batlló

Sagrada Familia, Parc Güell, Torre Bellesguard… Evidentemente, si hablamos de Barcelona, no podíamos terminar este post sin mencionar a Antonio Gaudí. En pleno Passeig de Gràcia, como muchos saben, se encuentra una de las obras más importantes del arquitecto representante del modernismo catalán. La Casa Batlló, Patrimonio de la Humanidad desde 2005, es un tributo del arquitecto a las formas de la naturaleza que culmina con una bóveda que recuerda a la silueta de un dragón, que mucho tiene que ver con la leyenda de Sant Jordi. Muy cerca, se encuentra la Casa Milà también conocida como La Pedrera. En ambas son imprescindibles tanto la vista por fuera como por dentro.

5. Basílica de la Sagrada Familia 

En 1883 el genial Gaudí aceptó dirigir esta obra sucediendo a Francisco de Paula. El artista trabajó en ella hasta su muerte. En la actualidad aún continúan las obras para terminar esta basílica. El primer arquitecto que empezó la obra proyectó un edificio neogótico, pero a la muerte de éste prosiguió Gaudí, que respetó las trazas iniciales de la obra, aunque pronto le imprimió su carácter y forma de hacer. Sólo dejó terminada la capilla de San José, la cripta y la portada del Nacimiento. En las fachadas y en todo el exterior pueden verse gran profusión de elementos decorativos en colores llamativos. En la portada de la Pasión existe un criptograma.

El templo de la Sagrada Familia.

El templo de la Sagrada Familia. Pexels

Entre mar y montaña

Barcelona es una garantía para poder disfrutar de sabores de mesa deliciosos y muy diversos. Una cocina que hunde sus raíces, fundamentalmente en el Mediterráneo. Por ello, una comida típica en Barcelona comienza siempre con una buena rebanada de pan tostado acompañada de ajo y tomate restregados y regada con un buen chorro de aceite de oliva virgen extra. Es el célebre Pa amb tomàquet, una auténtica enseña de la gastronomía catalana, tan sencillo como jugoso y que hace las veces de omnipresente aperitivo, funcionando también como acompañante del resto de platos que se sirvan durante la comida. Los calçots son uno de los platos más populares de la cocina típica de Barcelona durante los meses más fríos del año. Aunque conviene decir que se trata de una comida más asociada con el mundo rural que con la ciudad.

Como en otras regiones del Mediterráneo, en Catalunya y en particular en Barcelona, los guisos a base de productos del mar tienen una gran importancia. Fundamentalmente, el suquet de peix, o sopa de pescado. Este es un plato que tiene su origen en la cocina que elaboraban los propios pescadores en sus barcos, utilizando los pescados de morralla. Es decir, los peces que por su tamaño o, por el hecho de ser muy espinosos, no podían venderse en las lonjas. A ese caldo de cocción se añaden patatas y alguna verdura. La combinación de todo ello da como resultado un guiso realmente delicioso.

Para acompañar estos platos, nada como un buen postre. Esa es la crema catalana, que no puede faltar en ninguna mesa. Una especie de crème brûlée o natilla, cuya superficie se carameliza utilizando una plancha específica a gran temperatura.

Fachada de la Casa Batlló de Gaudí.

Fachada de la Casa Batlló de Gaudí. Pixabay

Más de 200 kilómetros de carril bici

Todos estos lugares pueden visitarse a pie, en transporte público o haciendo una ruta en bici. Pedalear es saludable, no contaminante y una actividad estupenda para descubrir nuevos lugares. Asimismo, Barcelona tiene más de 200 kilómetros de carril bici para que descubras grandes tesoros. 

Empezamos por el litoral, con los 10 kilómetros que separan la plaza de Colón de la playa del Fórum. Mientras pedaleas agradablemente junto al mar, descubrirás las playas de Barcelona, el Puerto olímpico y el antiguo barrio pesquero de la ciudad, la Barceloneta. Podrás detenerte en cualquier playa o disfrutar de la gastronomía mediterránea en los deliciosos restaurantes de la zona.

Pedaleando también descubrirás los monumentos de la ciudad. Subiendo por el paseo de Gracia, verás edificios modernistas, como la Casa Batlló y La Pedrera-Casa Milà, ambas obras del arquitecto Antoni Gaudí. Pedaleando un poco más, descubrirás uno de los iconos de la ciudad, La Sagrada Familia. Luego, baja al parque de la Ciutadella y tómate un respiro en lo que antiguamente fue una ciudadela militar. Ahora, dirígete a l’Arc del Triomf, un monumento que fue la puerta de entrada a la Exposición Universal de Barcelona de 1888 y donde terminarás esta ruta.

Detalle de La Pedrera, conocida como Casa Milà.

Detalle de La Pedrera, conocida como Casa Milà. Pixabay

Pero no todo es asfalto, también puedes pedalear por la montaña de Montjuïc. Te encantarán los jardines del Mossèn Costa i Llobera, en los que descubrirás una gran cantidad de plantas exóticas. Y los de Joan Brossa, con amplias zonas verdes perfectas para un día en familia. También disfrutarás de unas vistas espectaculares desde el mirador de l’Alcalde. Y finalmente, si sigues subiendo, encontrarás el histórico Castillo de Montjuïc.

Además, te recomendamos usar el bicing, un servicio público de alquiler de bicicletas con más de 400 estaciones repartidas por la ciudad. No olvides ponerte el casco y comprobar tu bicicleta antes de salir. Así, solo debes preocuparte de disfrutar.