Les hago de adivino. En los próximos días correrá mucha tinta sobre la conveniencia de celebrar el 8 de marzo en las calles. Un debate legítimo, seguro, pero en el que no faltarán plumas que aprovechen el viaje para colar su indisimulado machirulismo. Y aquí tienen al primero, el casi fijo de estas líneas, Jorge Fernández-Díez, que titula su columna "8-M pandémico", lo que ya es una carga de profundidad. Claro que el mayor retrato está dentro, en medio de la filípica, cuando anota como quien sí quiere la cosa: "Lo que añade gravedad al intento de Podemos de volver a festejar en las calles esta fecha ideológicamente igualitaria de la mujer". Relean: "Fecha ideológicamente igualitaria de la mujer". Yeah.

Abundando en lo anterior, uno de los editoriales extraoficiales de La Razón, bajo el epígrafe El Puntazo, vierte brea: "Hoy, 90.000 muertos después, al menos el PSOE desaconseja la movilización en el Día de la Mujer, pero Unidas Podemos, su socio, anima a la participación. Echenique se hace cómplice del coronavirus y del padecimiento que provocará".

Un tal Antonio Robles, que deja sus contribuciones a la causa en Libertad Digital, empuja en la misma dirección: "Incidir en el erre que erre implica no haber asumido el error criminal inicial del 8-M, es negarse a pagar el precio de su crimen pidiendo perdón a todas las familias destrozadas por ello; y, lo que es peor, es estar dispuesto a repetirlo para convertir aquella sucia mentira en una fatalidad sin dueño".

Y no ya sobre los actos del 8-M, sino sobre el dictamen del CGPJ muy crítico con el proyecto de ley conocida como 'del Solo sí es sí', tira este dardo Cristina Losada, también en el portal digital ultraliberal: "Las consentidas no soportan que les pongan los puntos sobre las íes. Van a desoír las advertencias del CGPJ sobre los efectos contraproducentes de su pretensión para las mujeres agredidas sexualmente. Sólo quieren, sí o sí, salirse con la suya". Fiuuu.

Eso iba, entre otras, por Irene Montero, que también recibe esta colleja con intenciones pedagógicas de Rosa Belmonte desde ABC: "Montero, la chica, iba el martes en el Congreso de morado. Con una batica. El morado es de Podemos y antes del feminismo. Pero, de mucho antes, es el color penitencial de la cuaresma". Tomen nota, que es materia de examen.

Jueces para destruir España

Ya que hemos mentado el CGPJ, las tortuosas y ahora otra vez bloqueadas negociaciones para su renovación dan pasto a varios editoriales y columnas. Hablan, en general, de pasteleo donde el PP se ha dejado comer la merienda. Hay quien llega a decir algo así como que se ha metido la zorra en el gallinero. "Por primera vez, se va a franquear la entrada en el CGPJ a jueces escogidos para implosionar desde dentro el Estado. Uno, al servicio del nacionalismo vasco. Otro, al de un partido republicano cuyos líderes volverán a ensayar una nueva declaración unilateral de independencia en Cataluña", se rasga las vestiduras Fernando Palmero en El Mundo.

Y para que se vayan bien nutridos a pasar el fin de semana, les regalo una nueva gachupinada del tal Cristian Prieto, ese que ayer abogaba por la desaparición de las lenguas. Eso era en un tuit. Hoy se explaya en una docena de párrafos. Les bastará con este: "Hablar más lenguas no te convierte en una persona más culta. Te convierte en alguien que se ha visto obligado a aprender varios códigos distintos para expresar una misma realidad. Es un desperdicio de tiempo y energía que los humanos podríamos emplear en cosas mucho más útiles, como encontrar la cura del cáncer o ver series de HBO". Cómo son los malotes.