Hristo Stoichkov (más conocido en el vestuario del Barça como Hitzo o algo parecido) tenía 28 años y estaba en la cima de su carrera deportiva cuando recibió el Balón de Oro a finales de 1994.

Los méritos del delantero: haber logrado su cuarto título liguero consecutivo con el Barça y su tercera Supercopa y haber llevado a la modesta Bulgaria hasta semifinales en el Mundial, que acabó como máximo goleador, igualado con el ruso Oleg Salenko, ambos con seis dianas. Todo ello con el telón de fondo del éxito del Barcelona en la Copa de Europa de 1992 y de la admiración generalizada al Dream Team que dirigía Johan Cruyff.

En las votaciones para el Balón de Oro de 1994, Stoichkov obtenía 210 puntos frente a los 136 de Robergo Baggio (Juventus) y los 109 de Paolo Maldini (Milan)

"Es un gran honor recibir un trofeo que han ganado futbolistas de la talla de Cruyff, Platini o Baggio. Se cumple un sueño que he tenido desde pequeño", explicó el búlgaro tras recoger el trofeo.

Johan Cruyff, con su sorna habitual, comentaba: "En el fútbol hay que ser agresivo, y precisamente la agresividad de Stoichkov es una de sus mayores cualidades, aunque a veces su carácter resulte menos positivo para los árbitros..."

Y José Luis Núñez, presidente del Barça, concluía: "Es un merecido reconocimiento a una fantástica trayectoria".

El FC Barcelona incrementaba así su lista de Balones de Oro, un premio en el que encabeza el ránking por equipos con nueve galardones -dos de Cruyff (1973 y 74) y uno de Luis Suárez (60), Stoichkov (94), Ronaldo (97), Rivaldo (99), Figo (2000), Ronaldinho (2005) y Messi (2009)-.

Sólo el Juventus iguala esos nueve trofeos, pero apenas tiene cinco segundos por los ocho del Barça y tres terceros por los seis del equipo blaugrana.

Un último dato digno de mención es que el Barcelona ha obtenido 6 de los últimos 16 Balones de Oro que se han concedido.

Hristo Stoichkov había llegado al Barcelona en 1990, para ocupar la plaza vacante del brasileño Aloisio y proveniente del CSKA de Sofía, en el que había jugado de 1984 a 1990, cobrando apenas 30.000 pesetas mensuales como teniente del Ejército búlgaro. En esa última temporada había compartido con el madridista Hugo Sánchez la Bota de Oro de máximo goleador en las ligas europeas (ambos con 38 dianas), y ése fue el motivo para que el Barcelona se fijara en él y realizara uno de sus mejores fichajes de los años 90. Pese a su agresividad o, más probablemente, gracias a ella.