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Triste final de Monzón

El 8 de enero de 1995, un accidente de tráfico acababa con la vida de Carlos Monzón, el púgil argentino más grande de todos los tiempos.

Triste final de MonzónFoto: ARchivo

EN el Olimpo del deporte argentino, al que sólo acceden deportistas de talla mundial, Carlos Monzón ocupa un lugar privilegiado, y la pátina del tiempo ha oscurecido su impresentable vida personal sin ocultar su impresionante andadura deportiva.

De origen muy humilde -lo habitual en el boxeo, y más en el hispanoamericano-, Carlos Monzón debutó en el boxeo con 14 años y se hizo profesional con 20.

Una vez pagó la inexperiencia con varias derrotas ante rivales estadounidenses que su mánager contrató para que se fogueara, inició una trayectoria victoriosa que le llevó hasta el título mundial de los pesos medios, que logró al noquear en Roma al campeón Nino Benvenuti, en noviembre de 1970.

Y, después, Monzón se dedicó a hacer historia: en siete años, catorce defensas del título consecutivas, nueve de ellas ganadas por k.o.

En 1977, a punto de cumplir 35 años, anunciaba su retirada -con una marca personal de 100 peleas, con 88 victorias (61 por k.o.), 3 derrotas y nueve nulos-, y quedaba consagrado como uno de los grandes deportistas argentinos.

Rico y famoso, parecía tenerlo todo para vivir una larga jubilación feliz, pero su vida degeneró, por culpa del alcohol y las drogas, hasta tocar fondo en 1988 con el "homicidio simple" (según el veredicto del juez) de su segunda esposa, Alicia Muñiz, quien falleció al caerse del balcón de la casa que tenían en Mar del Plata.

Condenado a sólo 11 años de prisión, a los 7 ya gozaba de permisos penitenciarios. Y en uno de ellos, cuando regresaba a la cárcel santafesina de Las Flores, falleció en accidente de tráfico.

La muerte de Carlos Monzón fue un acontecimiento en Argentina, y el propio presidente, Carlos Menem, declaró: "Cuando ocurren estas desgracias, uno tiene en cuenta al deportista; lo demás corre por otros carriles para no recordar".