Jordi Culé monta un follón

Como su propio nombre deja entrever, Jordi Culé era un personaje que representaba a los forofos del Barça, y aparecía de pronto en la pantalla para celebrar un gol de su equipo, lamentar una ocasión fallida, quejarse del mal juego del equipo y, ahí viene el problema, burlarse de los rivales o criticar las decisiones arbitrales en contra de los blaugrana.

Nada, como se ve, muy grave -de hecho, eran sketchs muy artesanales, infantiloides-, pero que, evidentemente, sentaba mal a los equipos rivales del Barcelona. Y los del Real Madrid fueron los que más se quejaron, hasta el punto de que amenazaron con presentar una querella ante la TV3 si Jordi Culé seguía haciendo de las suyas.

A mediados de septiembre de 1990, con la Liga recién iniciada, también entró en la polémica la Liga de Fútbol Profesional. Su presidente, Antonio Baró, periquito hasta la médula (había presidido el Espanyol de 1982 a 1989), comentó que "Jordi Culé es de mal gusto y podría propiciar violencia. Este muñeco, sin querer, puede en su día provocar una reacción violenta, encrespar a las aficiones e incluso a los medios. Todos los presidentes (suponemos que salvo el del Barça) se han mostrado reacios a que continúe. El contrato de la LFP con TV3 no autoriza la aparición de ese muñeco".

TV3 no se tomó muy en serio tales amenazas, pero al menos eliminó las apariciones de Jordi Culé en las que se burlaba de los adversarios o protestaba actuaciones arbitrales, para que las aguas se calmaran y para hacer caso a la recomendación final de Baró: "A ver si el muñeco se comporta mejor o si no, que desaparezca".