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Prieto Iglesias: "Los políticos son como los árbitros, los que lo hacen bien no llaman la atención"

Prieto Iglesias tiene nombre, aunque casi nadie lo conozca. Se llama Eduardo y es un hombre cercano y accesible, pese a ser árbitro. Este verano ascendió a Primera División y ya ha ejercido en la máxima categoría, donde coincide con Undiano Mallenco, el otro colegiado navarro en la elite

Prieto Iglesias: "Los políticos son como los árbitros, los que lo hacen bien no llaman la atención"Foto: javier bergasa

pamplona. Eduardo Prieto Iglesias pasa unos 60 días al año viajando. Por eso se considera un hombre "casero", porque los días que puede prefiere pasarlos en casa, en compañía de quienes sufren sus numerosas ausencias. Son los gajes del oficio de árbitro, una profesión "poco reconocida" según el colegiado pamplonés, a quien le gustan la política y la lectura y le apasiona hacer deporte.

No es habitual ver a un árbitro conceder una entrevista. ¿Es porque en este caso está prohibido hablar de fútbol?

Los árbitros no podemos hablar de ninguna actuación arbitral, ya sea nuestra o de algún compañero. Pero para hablar de otras cosas, del fútbol en general o de nuestro lado más personal, creo que somos bastante accesibles. Yo al menos lo soy, y todos los compañeros a los que les han pedido entrevistas creo que han accedido sin problemas.

Para sus familiares y amigos usted es Eduardo, pero para el resto del mundo es Prieto Iglesias.

(Risas) Sí, es verdad. A medida que vas conociendo a la gente ya te llaman por tu nombre, pero es cierto lo que dices: para mi familia y mis amigos soy Edu, pero en cuanto llego a un campo de fútbol soy Prieto Iglesias y punto. Ya estoy acostumbrado.

De su nombre nadie se acuerda, pero de su familia se acuerdan casi todos.

Sí, pero lo llevo bien. Al fin y al cabo no deja de ser en un contexto que tiene que ver con el fútbol y su idiosincrasia. Muchas veces da pena ver cómo el fútbol se ha convertido en un espectáculo tan duro y tan pasional, pero creo que ahí también está su grandeza. Mi familia no hace caso, estamos acostumbrados y lo llevamos muy bien.

¿Cómo le dio por meterse en una profesión tan ingrata? Cuando el árbitro acierta nadie le aplaude, pero cuando falla...

El arbitraje es algo vocacional. Nadie se mete a árbitro por dinero, el que lo hace dura muy poco. Nadie lo hace por probar, aunque no esté muy convencido, porque al final se acaba desengañando. Quienes nos metemos a esto lo hacemos porque es algo que nos gusta y nos llama la atención. Luego se te mete el bicho del arbitraje y ya no se te quita nunca. Yo al menos no conozco a ningún árbitro que una vez retirado no lo eche de menos.

¿Realmente merecen la pena los malos ratos?

Sí, sin duda. Hay muchos momentos malos, porque esta labor a veces no esta reconocida. Cuando tú fallas eres el más fastidiado, el más dolido del mundo, pero cuando todo sale bien también eres el más feliz.

El árbitro es quien imparte justicia en el mundo del fútbol...

Tener la capacidad de tomar decisiones, en cualquier ámbito profesional, tiene su atractivo, es algo que gusta. Eso, llevado al mundo del fútbol, un deporte tan popular que levanta tantas pasiones y tiene tanto seguimiento mediático, tiene un plus. Tomar decisiones en circunstancias tan adversas es un reto.

¿No le entran ganas de ir más allá e impartir justicia también fuera de los campos de fútbol? Viendo todas las injusticias que hay...

El que es juez en un ámbito, en este caso en el deportivo, al final tiende a ejercer como juez en muchos otros ámbitos, aunque sea a nivel personal o íntimo. Hoy en día abundan las noticias poco halagüeñas y quizás no estamos de acuerdo con determinadas situaciones sociales o políticas, pero bastante tenemos los árbitros con lo nuestro como para meternos en esos charcos (risas).

Pero un poco activista sí que es, o al menos lo fue durante su etapa universitaria.

Sí, es cierto. Durante cuatro o cinco años fui el máximo representante de Grupo Universitario, un grupo que se presentó a las elecciones al claustro de la UPNA, donde yo estudié. En algún momento me tocó, incluso, representar a nivel estudiantil a la universidad, así que hice mis pinitos como político. Siempre me ha gustado la actividad, ya he dicho antes que tomar decisiones me parece atractivo.

¿Le gustaría dedicarse a la política?

Siempre me ha gustado la política, la sigo y mantengo relación y amistad con muchos políticos en activo a los que conocí cuando fui representante de estudiantes. Me gusta, pero ahora no me lo planteo. Quizás en un futuro.

Con la mala imagen que se tiene de la clase política ahora mismo...

Es verdad que la imagen del político, sobre todo últimamente, no sale bien parada, y hay claros ejemplos que favorecen que esa imagen esté tan denostada. Pero también es verdad que hay políticos que trabajan en la oscuridad, ponen de su parte y se esfuerzan, sólo que éstos no hacen tanto ruido. Por desgracia, en esta sociedad la gente que lo hace bien no llama la atención tanto como quien defrauda, engaña y miente. En ese sentido la labor del político se parece a la del árbitro.

En España hay más de 300 políticos imputados.

Sí, por desgracia no todo el mundo tiene el mismo compromiso y la corrupción hoy en día está en boca de todos. Pero yo tengo fe en la clase política, sobre todo en aquellos que trabajan bien en la sombra. Y hablo con conocimiento de causa por gente que conozco.

Usted también ha sido portavoz de la asociación 'Jóvenes contra el terrorismo'.

Eso fue una iniciativa que surgió cuando yo estaba en Grupo Universitario. Desde varios ámbitos sociales se intentaron crear unas jornadas para dar voz a víctimas del terrorismo y servir como plataforma, y desde la universidad contactaron conmigo. Yo me ofrecí encantado. Recuerdo que acudió Irene Villa, entre otros, y hubo charlas, documentales, conferencias, cortos... Fue una experiencia muy gratificante, y sobre todo fue emocionante poder compartir con las víctimas sus experiencias.

Trabaja como ingeniero en Gamesa y como árbitro. Y mientras, la tasa de paro en España roza el 26%. Unos tanto y otros tan poco...

Tengo la gran suerte de poder compatibilizar mi trabajo habitual, por llamarlo de algún modo, con el arbitraje, porque la empresa me lo permite. Dentro del ajetreo y el sacrifico que puede llegar a suponer, hoy en día tener dos empleos es mucho más que una lotería. Además mis dos trabajos me gustan y me puedo ganar la vida con ello. Me siento un privilegiado.

Lleva 16 años arbitrando, unos días aquí y otros días allá. ¿No se cansa de viajar?

No, no me canso. Además los viajes de este tipo son muy ajetreados, vas del aeropuerto al hotel, del hotel al estadio y del estadio al aeropuerto y a casa. Viajas por un montón de sitios, pero no los aprovechas. Me encanta viajar, y además tengo muy buena relación con mi equipo arbitral, somos compañeros pero también amigos, y por eso viajar es divertido y apasionante. Lejos de ser tedioso, aunque es cansando, lo disfruto mucho.

¿Cuántos días al año pasa fuera de casa?

No sé cuantos días estoy fuera, pero a ojo calculo que pueden ser unos 50 o 60 días al año. Y es que no solo hay partidos, también hay concentraciones, pruebas físicas...

¿Cómo compagina su compleja vida laboral con su vida familiar?

No es fácil, y es muy duro. Tienes que tener la grandísima suerte de que tu entorno, tu familia y tu pareja sean comprensivos, te ayuden mucho y te den estabilidad. Para poder estar concentrado, para enfrentarte al reto que supone arbitrar a nivel profesional sin problemas mentales y emocionales, necesitas una estabilidad brutal en todos los ámbitos de tu vida. Y tener a personas que te entiendan, te comprendan y te ayuden es muy complicado, porque solo ellos saben lo sacrificado que es, porque cuando vienen las cosas malas siempre lo pagas con ellos y ellos son quienes más lo sufren. Tienen mucho mérito.

Dicen que los árbitros, igual que los periodistas deportivos, son deportistas frustrados.

Bueno, habrá de todo. Yo he jugado a fútbol y reconozco que no era muy bueno. Le ponía mucha pasión y muchas ganas, eso nadie me lo puede reprochar, pero la técnica y el talento no me acompañaban (risas). Lo único cierto es que el hecho de haber jugado ayuda mucho al árbitro a la hora de entender a un jugador y gestionar un partido. Así que ser futbolista frustrado no es algo peyorativo, más bien es algo bueno que a los árbitros nos ayuda.

¿Es usted deportista?

Me encanta el deporte y siempre que puedo intento practicarlo. Me gusta ir a correr, quedar con algún amigo para jugar a paddle o a tenis, ir a la piscina y nadar un rato... Luego, cuando estoy en casa veo fútbol porque me apasiona, pero también veo baloncesto, motos, tenis, todo lo que echen.

Y además de eso, ¿qué hace Prieto Iglesias en su tiempo libre?

Intento descansar, porque para quienes hacemos deporte casi todos los días es muy importante el descanso, pero también intento dedicarle tiempo a la gente que más sufre mis ausencias: mi pareja, mi familia y mis amigos. Soy muy casero, estoy muy cómodo en mi casa, y suelo pasar mucho tiempo leyendo, últimamente sobre temas que ahora están de moda, como el coaching empresarial y la inteligencia emocional. También suelo trastear en Internet para ver vídeos sobre esos temas. Es una forma de cargar las pilas emocionales.

También le gusta la música.

Sí, de hecho en mi vestuario siempre hay música antes de los partidos. Lo primero que hago cuando llego al campo es enchufar los altavoces y el mp3, es una costumbre que he adoptado, como una rutina pre-partido.

No ha mencionado nada de redes sociales, pese a que ahora están muy de moda.

No tengo ningún perfil en ninguna red social. Reconozco que son herramientas muy útiles que han revolucionado el mundo y han cambiado la forma de relacionarse de la gente, pero yo, siendo árbitro, no le veo gran utilidad. Desde el anonimato que facilita Internet surgen opiniones y cuestiones que van más allá de lo deportivo y entran en temas personales y faltas de respeto. Es una de las contras de las nuevas tecnologías.

¿Es religioso?

Soy creyente y, siempre que puedo, practicante. Tengo mis estampitas y mis vírgenes, y antes de los partidos siempre les rezo y les doy algún beso.

Sé que aquí está prohibido hablar de fútbol, pero no me resisto a hacerle esta pregunta: ¿es seguidor de Osasuna?

Sigo a Osasuna, pero lo hago porque es fútbol y este deporte me encanta. Sí que es cierto que al ser el equipo de la tierra pones especial atención en saber cómo va, pero no soy seguidor o forofo de Osasuna, lo sigo como al resto.

Los rojillos no han empezado bien. ¿Qué futuro les augura?

No lo sé, a mí todos los equipos me parecen muy buenos. Mantenerse 14 años en Primera División tiene un mérito terrible, porque el fútbol de elite en España es tremendamente competitivo. Quitando a los equipos grandes, y al Atlético de Madrid este año, no puedes dar nada por sentado, y ahí radica la grandeza del fútbol.