pamplona - La jugadora de tenis de mesa Paula Bueno, una apasionada del deporte, se somete a las preguntas de esta sección para hablar de todo menos de lo que más le gusta en la vida, el ping-pong. A los 8 años, después de ver como su hermano practicaba el tenis de mesa, la navarra decidió probar y después de seis años jugando se convirtió en profesional de un deporte que lleva en la sangre y que defiende en el equipo del Club Natación Mataró de la Superdivisión española (máxima liga a nivel nacional), a la vez que saca tiempo para sus estudios de INEF en la Universidad de Granada.

¿Se considera buena estudiante?

-¡Hombre! Pienso que podría estudiar más. Es cierto que si no practicase deporte tendría más horas en el día para dedicarme a los estudios. Saco buenas notas, en general sí que apruebo, pero sí es verdad que llegaría a sacar mejores resultados si dispusiese de más tiempo.

¿Cómo le ha ido la última evaluación?

-En la última evaluación he aprobado todas las asignaturas. No me quejo.

Teniendo la oportunidad de estudiar INEF en Vitoria o en León, ciudades que se encuentran más cerca de Pamplona, ¿por qué se decidió por Granada?

-Antes de empezar a estudiar tercero de la ESO me fui a Córdoba, poco más tarde me trasladé a Barcelona y fue entonces, en ese momento, cuando tuve que elegir dónde hacer la carrera. Cerca de Pamplona no tenía la posibilidad de poder entrenar a gran nivel, y a raíz de ahí miré qué universidades eran las mejores para poder hacer lo que yo quería. Las opciones eran Granada o Madrid, y como Granada tiene muy buen nivel de tenis de mesa me vine a Andalucía.

¿Es difícil compaginar los estudios con el deporte de élite?

-Sí, es difícil. Es complicado porque al tener clases por las mañanas, entrenamiento a las tardes y después suelo ir al gimnasio, llego a casa entre las diez y media y las doce todos los días. El tiempo que saco para estudiar es por la noche; duermo poco, pero en estos momentos es lo que me toca.

¿Qué le gustaría hacer cuando acabe los estudios?

-Había pensado o bien irme fuera de España y seguir a fondo con el tenis de mesa, y así centrarme más en este deporte, o, por otro lado, intentar buscar trabajo, bien de entrenadora o en cualquier ámbito en el que pueda ejercer de lo mío. Sí que me gustaría volver a Pamplona, pero dependería mucho del trabajo.

Ha nacido en Pamplona, vivió en Barcelona durante un año, tres en Priego de Córdoba y lleva tres años en Granada. ¿En qué ciudad se vive mejor?

-Pienso que a nivel de estudiante, con mi edad, se vive mejor en Granada. Se vive bien porque es una ciudad universitaria, hay mucha gente joven, hace muy buen tiempo y en cuanto a la economía es todo mucho más barato. Pero para un futuro no me gustaría vivir en Andalucía, preferiría vivir en el norte, considero que hay mejor calidad de vida.

Ha vivido en cuatro ciudades diferentes. A este paso, ¿cuál será la siguiente?

-Una de las ciudades en las que me gustaría vivir sería Madrid. Ahí se encuentra el centro de alto rendimiento de la Blume. Podría entrenar bien y encima me gusta la capital, siempre me han atraído las ciudades grandes.

¿Echa de menos Pamplona?

-Sí. Suelo subir poco, pero cuando voy y estoy varios días, cuando tengo que volver lo suelo pasar regular. Cuando ya estoy de vuelta en Granada me acostumbro rápido, llevo mucho tiempo fuera. La verdad es que me gustaría volver más a menudo, el problema es que está demasiado lejos.

¿Qué es lo que más estima de su ciudad natal?

-Lo que más echo de menos es a mi hermano. A mis padres también, por supuesto, no les veo mucho. Pero también la vida de allá, me gusta más la forma de vivir que tenemos en el norte y la manera de ser de las personas. Aquí serán muy abiertos y comunicativos, pero a la hora de la verdad, cuando necesitas de alguien, no te dan lo mismo que la gente de Pamplona. Puedes tener muchos amigos, pero no son tan verdaderos como los de allí.

¿Echas de menos la comida del norte?

-Pienso que se come mejor aquí, pero para mí, que soy universitaria, que salgo mucho y en cualquier bar tengo para elegir infinidad de tapas. Sí que se echa de menos ir a un buen restaurante o a un asador, algo que en Andalucía no vas a encontrar. Pero sí es verdad que aquí se come muy bien.

Cambiando de tema, usted tocó la flauta travesera y el violonchelo. ¿Le gustaría volver a practicarlos?

-Sí, la verdad es que sí. Pero creo que es algo que tuvo su momento y que ahora sería muy complicado retomarlo. En su día tuve que elegir entre el deporte o la música y me decanté por la primera opción. Desde pequeña lo he practicado y es lo que realmente me gusta. Compaginar las dos cosas es realmente difícil.

¿Hay algún otro instrumento que le hubiera gustado tocar?

-La guitarra española. Lo he hablado mucho con mis amigas, si tuviese un periodo de tiempo en el que no esté entrenando y a la vez no tenga la suerte de encontrar un trabajo, sería entonces un buen momento para aprender a tocar.

Tiene un hermano mayor. ¿Cómo es la relación que mantiene con él?

-Con mi hermano me llevo muy bien, nos contamos todo. Siempre que tengo un problema me ayuda, siempre que puede se acerca a verme, cada vez que subo a Pamplona salgo con él y con todos sus amigos además de con los míos; es como un amigo más, de hecho es mi mejor amigo. Para mí es la relación perfecta.

¿Comparte alguna afición con su hermano?

-En realidad él comenzó a jugar antes que yo al ping-pong, y fue así como comencé en este mundo. Él ya lo dejó y ahora se dedica al fútbol sala en Pamplona. Cuando nos juntamos, alguna vez solemos jugar, pero como no podemos pasar mucho tiempo juntos, prefiero aprovecharlo para estar con él de otra forma.

Le gusta la playa y suele ir a tomar el sol a Málaga. ¿Se ha saltado alguna clase para ir a disfrutar de ella?

-No. Aparte hasta que no comience el buen tiempo no solemos ir, pero no me salto las clases porque tengo que ir obligatoriamente. Suelo aprovechar para ir los sábados o domingos. La semana que viene es puente aquí e igual me voy esos días, pero no, no me salto las clases para ir a la playa (risas).

Viviendo en Córdoba y en Granada durante 3 años en cada una, habrá viajado por Andalucía. ¿Qué ciudad ha sido la que más le ha gustado?

-He estado en Sevilla, Málaga, Almería, Cádiz, Córdoba y Granada. En Málaga no he estado por el tema del tenis de mesa, sino porque tengo un apartamento. Cuando puedo me escapo porque es la ciudad que más me gusta del sur.

Cambiando de tema. En el cine están proyectando la película de Ocho apellidos vascos. ¿La ha visto?

-Sí.

¿Qué opinión le merece?

-En la película se muestran los tópicos de los que se suele hablar de Andalucía y del País Vasco y al haber estado tanto en un lugar como en el otro puedo decir que los refleja bastante bien. Es cierto que la gente del sur es más divertida, más abierta y las personas del norte son algo más cerradas. Es una comedia y hay que entender que lo que quieren es buscar la risa de la gente.

¿Qué le parece que sea la película más vista de la historia en España y que haya superando a Los otros de Amenábar?

-Me gusta que sea así, es una comedia, un género al que no se le suele valorar igual que a los demás y encima es española, que no se les suele prestar la misma atención. Me parece bien porque se han centrado en mofarse de una parte y de la otra, pero para que todos nos divirtamos y sin ofender a nadie.

Como ya sabe, cuenta la historia de Rafa, un andaluz que nunca ha querido salir de Sevilla para conseguir lo que más le importa en la vida: el fino, la gomina y las mujeres. ¿En realidad son así los hombres de Andalucía?

-Hay de todo, como en todos los lugares, pero sí que es verdad que a muchos de los amigos que tengo aquí no les llama la atención viajar al norte. Piensan que la gente es más cerrada. Sí es verdad que las mujeres son muy importantes para ellos, pero no lo es tanto la gomina (risas). No tener pareja o no verse con alguna chica es raro.

El protagonista se traslada al País Vasco en busca de una chica. ¿Usted haría algo así por amor?

-Sí. Pienso que sí. Tendría que valorar ciertas cosas porque no podría dejar de hacer todo lo que he hecho durante toda mi vida por irme a otro sitio, pero si pudiese seguir haciendo lo que a mí me gusta, sí que me iría, sin ningún problema.

¿Los andaluces tienen esa visión de los vascos?

-Sí. No quiero decir con ello que les caigan mal o no los puedan ver. En la película claro que se exagera un poco desde ese punto de vista, pero sí es cierto que los ven como personas más reservadas. A mí me han preguntado muchas veces a ver cómo somos las personas del norte. Son dos culturas completamente diferentes.

¿Cual es la mayor locura que ha hecho por amor?

-He tenido novio, pero vivía con él en el centro de deporte. Puedo decir que no he hecho ninguna.

¿Y por usted, han hecho alguna locura?

-No, de momento no. Tampoco han hecho algo así por mí.