Almendros, viviendo la otra cara del basket
el jugador navarro, tras una campaña casi en blanco, habla del calvario de su lesión, del bnc y de su futuro
Descanso en Granada. El equipo local vence por tres puntos y Javi Sobrino, ayudante del entrenador Joaquín Prado, le comunica a Carlos Almendros que es su momento, que en la segunda parte sale de inicio.
Carlos, de 26 años, pone un poco más de intensidad en el calentamiento, dobla una y otra vez la rodilla derecha -cubierta con un protector- como insistiéndole que aguante, que haga el esfuerzo de permanecer firme al menos un partido más.
Se reanuda el partido, Carlos es un jugador que le gusta apretar en defensa y persigue a su marca esquivando los bloqueos. Entonces, sale de la pintura, llega a la altura del triple y cae al suelo. No hay duda, se le ha roto la rodilla. ¿Cómo se sabe? Porque era la crónica de una lesión anunciada.
En el último entrenamiento del primer partido liguero la articulación ya había avisado. “Noté como se salía de su sitio y en el momento que me caí al suelo, me agarré la rodilla pero noté como que estaba otra vez en su sitio”, dice el joven y continúa: “Fui a traumatólogos, fisios... a mucha gente y todos me decían que no tenía pinta de estar roto. No operaban si no estaba roto del todo”.
Así que siguió jugando pese a que se le inflamaba la rodilla, pese a que el sabía el desenlace de antemano. “Es una agonía, no solo jugando. Me decían que se podía romper subiendo un escalón. Estás todo el día dándole vueltas a la rodilla”, recuerda.
Inevitablemente la rotura llegó y el escolta inició un proceso de dura rehabilitación, “te tienes que adaptar y ser fuerte”, dice él y se propuso aportar al equipo de otra manera, empapándose todo lo que pudiera de los entrenadores. Le tocaba vivir el baloncesto pero desde el otro lado de la línea de banda.
“Echaba una mano dándole mi opinión a la gente más joven. He sido entrenador de equipos pequeños y nunca he tenido problema de decir mi opinión”, dice Carlos, que a sus 26 primaveras era el quinto jugador más veterano de la plantilla.
Además, durante los partidos de local, trataba de nutrirse de lo que oía en el banquillo. “De una manera u otra siempre aprendes. Estando fuera escuchas comentarios y lo que hablan entre los entrenadores y luego lo ves reflejado en el campo. Estando fuera me daba cuenta de cosas que dentro no veía. Es una manera diferente de ver el baloncesto”, asevera el de Zizur.
Ahí, durante sus ratos en el banco, compartió tiempo con Joaquín Prado. El técnico ovetense estaba pendiente de la evolución de la rodilla del escolta y le hablaba de otros jugadores que conocía que habían sufrido la misma lesión.
Carlos explica que Joaquín es “una persona 100% baloncesto”, un entrenador que revisa una y otra vez los partidos en aras de corregir cualquier matiz. “Si yo hubiera estado jugando me hubiera aprovechado de él porque sabe muchísimo. Además es un tío arriesgado, ha hecho jugar a todo el mundo”, corrobora Carlos.
buena pero... Desde su papel de espectador activo, Almendros valora la temporada como “buena”, aunque pone peros. “En general ha sido buena pero si hubiéramos tenido más suerte con las lesiones y una pretemporada más normal...”, comenta y apostilla: “Íbamos a campos como Cambados y sacábamos ahí una victoria y aquí hemos hecho algún partido malo que tampoco te lo explicas”.
Entonces llegaron los play off, precisamente contra Granada, equipo en cuyo campo sufrió la grave lesión. Los dos primeros partidos se saldaron con paliza del conjunto nazarí mientras que el tercero se compitió y se luchó en Pamplona. “Nos quedamos con la espina clavada de que en Granada pudimos hacer más pero, al final, de eso hay que aprender”, valora.
Para el recuerdo de esa eliminatoria quedara la imagen de un Iñaki Narros llorando tras el duelo en Arrosadia. Una imagen impactante y que habla de la manera en la que el capitán entiende el baloncesto. “Iñaki es Basket Navarra. Hablas de él y hablas del club. Es un tío que acabó llorando porque le jodía más que a nadie la eliminación”, dice Almendros, que considera que Narros es un jugador al que los chavales deberían emular.
Ahora Carlos tiene por delante un verano repleto de trabajo para poner a punto su rodilla. En esas largas jornadas de rehabilitación, Iker Alonso, fisio del club, ha sido su compañero de fatigas. “Ya somos uña y carne”, comenta el jugador entre risas.
Un periodo estival de mucho trabajo pero también de muchas incógnitas. El club cuenta con él para la próxima temporada, pero el jugador quiere sentirse bien antes de firmar. “Prefiero ir día a día. Estoy bien pero sigo con dolores y tengo miedo todavía a jugar. Prefiero estar en verano fortaleciendo y entrenando por mi cuenta a ver si recupero sensaciones”, argumenta.
“Es un proceso lento y doloroso. Necesitas mucha paciencia”, dice Almendros apurando una taza de café y sentencia: “Te tienes que adaptar y ser fuerte”. Lo que no te mata te hace más fuerte.
5
Carlos Almendros se lesionó en la jornada 5 de liga, en el encuentro ante Granada, cuando llevaba cuatro minutos de juego.
Nombre. Carlos Almendros.
Edad. 26 años (17/01/1991).
Posición. Escolta.
Dorsal. 7.
Altura. 1,89 metros
Peso. 86 kilogramos.
Un ídolo. Kobe Bryant.