Nadie los ve, pero los sienten. Se esconden detrás del telón, en el peine del escenario, en una cabina oscura o entre montones de telas, pero son las manos que juegan con las luces durante la ceremonia, los oídos que afinan las emociones sin rostro, los dedos que cosen historias a tientas. Y no saludan, tampoco interpretan. Pero, sin ellos, el teatro tan solo sería un eco vacío. Hace un tiempo, cuando se anunció que la 28ª edición de los premios Max se iba a celebrar en Iruña –y que Ana Maestrojuán sería la encargada de dirigir este tinglado–, todo se interpretaba como un sueño –desde la distancia y la ilusión–. Sin embargo, faltan cinco días para que el Teatro Gayarre se vista de gala y lo onírico se convierta en una realidad palpable.

Por eso, el equipo de producción ya está con las manos en la masa. Edurne Ibáñez, directora de figurinismo; David Bernués, director de iluminación, y Gorka Pastor, director musical son los encargados de convertir las entrañas y entresijos de un escenario casi centenario en un hogar para quienes, como ellos, aman el teatro.

Cuando Maestrojuán, dramaturga y directora artística de los Max, les comentó a Gorka y David que quería contar con ellos en el equipo, pensaban que les estaba “vacilando”. De hecho, Bernués comenta: “estuve un rato de la conversación tomándomelo a risas y cuando me di cuenta de que era real, fui para adelante con todo”. Por su parte, Edurne sintió una “tremenda alegría” por Maestrojuán, pero también por ella misma. “Esto es un premio y un reconocimiento a mi trayectoria, y saber que están ellos en el equipo me parece que es un sinónimo de éxito”, reconoce.

Esta confianza demuestra que los engranajes funcionaron bien desde el principio porque ya se conocían de antes: “Y más vale lo bueno conocido”, comenta Gorka entre risas, para después añadir que “estar con gente que ya sabes cómo trabaja y con la que te llevas bien te genera mucha tranquilidad”. En ese sentido, el trabajo en equipo está resultando muy fácil. Y, sobre todo, impera en ellos una sensación de orgullo, como si fueran los galardonados con los premios, porque “estamos en casa, y aunque Navarra no es una comunidad muy grande, hay mucha gente capaz que podría haber ocupado nuestro lugar. Pero también da mucho vértigo porque es en directo, en RTVE y hay mucha gente... Por eso, prefiero centrarme en lo mío y hacerlo bien”, apunta Gorka. “Y la veteranía te da querer disfrutar de lo que haces”, añade Edurne. Asimismo, también consideran “un tesoro” trabajar en casa. “Si consigues hacerte un hueco en Navarra, en tu hogar, ya es un éxito”, sostiene David, que ha sido finalista de los Max en dos ocasiones.

Los tiempos del teatro

Edurne Ibáñez, diseñadora de figurinismo. Iban Aguinaga

El lema de esta nueva ceremonia es Tiempos vivos, una forma de mostrar –tal y como dijo Ana Maestrojuán en una entrevista– que en el teatro no hay un tiempo único. “Hay presente, pasado y futuro. Hay un tiempo distópico, un tiempo irreal… de ahí que el lema sea en plural”. Por eso, esta sentencia se representa a través de múltiples formas; entre vestidos con referencias históricas y con guiños al mundo de la música, con una iluminación que respeta y recuerda los orígenes y las entrañas del teatro y a través de unas canciones con diferentes tempi que relatan la evolución profesional de cada uno de los miembros del equipo de producción.

De esta forma, Edurne ha incorporado en su vestuario algunos elementos que demuestran que “el tiempo transcurre a través de lo que yo he hecho, a través de mi vida”. Y habrá quienes lo vean y se den cuenta de la esencia de su sello, el que comenzó hace 20 años.

En el caso de Gorka, cuenta con dos trabajos –ya que, en lo musical, la gala se divide en dos secciones–. Por un lado, los artistas que actúan y, por otro lado, las cápsulas para la entrega de los premios que realizará con su quinteto. “Ahí he decidido introducir fragmentos de músicas que he hecho con anterioridad en las producciones de Ana. Y también he puesto otras cosas relacionadas con mi carrera. Son unos pequeños guiños a mi recorrido desde 2009”, comenta.

En las entrañas

David Bernués, director de iluminación. Iban Aguinaga

Por su parte, David considera que el Teatro Gayarre constituye un espacio perfecto para trasladar la idea del paso del tiempo; en concreto, “de dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde vamos en lo amplio del contexto”, señala. De esta forma, en ese espacio aparece de forma natural la parte nostálgica, donde se muestra un teatro viejo, y la novedad a través de los equipos, completamente nuevos y actuales. “La parte estética transita entre ambos mundos. No vamos a esconder nada. Habrá una desnudez de elementos que se plantean en un mismo plano visual, pero no chocan, sino que convergen los dos mundos, porque los tiempos cambian y el teatro no es una excepción”, explica.

Por esta razón, se atreverá a mostrar los elementos técnicos con los que trabaja, que es una dinámica que ya ha empleado en otras presentaciones, y con la que se consigue transmitir que no hay que avergonzarse del espacio que los acoge, sino enorgullecerse de las herramientas. “Los artistas ponen su voz, su palabra, y con el resto de disciplinas artísticas ocurre lo mismo. Así que nosotros vamos a poner focos, cuerdas y paredes con años de historia”, sostiene.

El misterio desvelado

Gorka Pastor, director musical. Iban Aguinaga

Edurne, David y Gorka saben que si revelan alguno de los secretos de la gran noche, Ana Maestrojuán les “matará”, dicen entre risas. “Salimos los tres al final a cantar y a bailar, desnudos y sin iluminación”, bromea David.

Pero, recuperando un tono más serio –y sabiendo que es un terreno peligroso– dan algunas pistas: Edurne vestirá a más de 20 personas, David asegura haber usado todos los focos nuevos que compró el Teatro Gayarre, y Gorka descubre que hará una improvisación junto con uno de los actores y que los músicos se encontrarán a los lados de las escaleras. “Solo espero que Ana no se asuste”, sonríe.

Pero de lo que sí pueden hablar es del privilegio de hacer teatro y trabajar; en especial para Gorka, que entró de casualidad y se quedó prendado del teatro: “Me parece muy interesante el trabajo con humanos que no son músicos. Gente que se aprende textos y se les olvidan, y que mi música les influye. Mi trabajo consiste en dar en la tecla y ver cómo conjuga con el resto de ámbitos. Y me parece que eso tiene un poder indescriptible”, expresa.

Y para David el teatro es mucho más que un oficio; es una forma de vida. De hecho, reconoce a sus compañeros como parte de su familia laboral. “La profesión tiene muchas cosas malas –a veces es muy precario–, pero a nivel humano, de emociones y sentimientos somos un privilegiados por trabajar en algo que nos gusta, siempre bajo el paraguas de las artes escénicas. Y cuando vengo aquí siento que dejo mi casa para entrar en mi casa número 2”, expresa. En otras palabras, se trata de poner el corazón, la vida, el alma. Sus entrañas para crear belleza. Por otro lado, Edurne también apareció en escena por los azares del destino, ya que ella procede del mundo de la moda –pasarelas, backstage, colecciones, campañas, etc.–. Sin embargo, la Asociación Ópera de Cámara de Navarra le propuso en 2009 diseñar el vestuario de una de sus producciones. “En aquel entonces no sabía casi qué era una ópera, pero recuerdo que una persona se acercó y me dijo que tuviera cuidado porque estaba viendo cómo me brillaban los ojos, y ya no iba a poder escapar. Y fue así. Es que descubres el mundo del teatro y te enamoras”, confiesa.

El juego

Ana Maestrojuán defiende que el humor funciona como un chaleco salvavidas, como un imprescindible para el trabajo interpersonal. Y, precisamente, eso es por lo que abogan los tres miembros del equipo de producción. “La manera de tratarnos debe ser desde el amor y desde la risa para que el proyecto salga bien. El 70% del éxito tiene que ver con lo humano; el resto es tenacidad y esfuerzo”, comenta Edurne. De hecho, Gorka asegura que el modus operandi de estos premios se consigue a través de lo cómico y, por tanto, lo cómodo. “Si trabajas en un equipo donde la puedes cagar y la gente se lo toma a risa, te sientes mucho más protegido”.

Con todo, esto no siempre se traslada a los escenarios, pero “de base hay un trabajo cordial y de risa porque te salva la vida. No podemos desvelar cómo van a ser los Max, pero el lunes lo vemos”, concluye David. En esta ocasión, sin apagar las luces. Y sin estar lejos del escenario. Porque David Bernués, Edurne Ibáñez y Gorka Pastor le confieren la vida al teatro. Y todos los sienten.