El Colegio Santa Teresa de Pamplona participará en la 5ª edición de la Hiperbaric Challenge, una competición que consiste en la elaboración de un coche de inercia para después competir con él por las calles de Burgos. Se trata de un equipo, llamado Newtoners, de seis alumnos de 4º de la ESO y primero de Bachillerato del colegio pamplonés: Diego Miguel, Daniel Iraizoz, Saioa Irurzun, Jon Jairo Arteaga, Javier Garralda y Pablo Arrasate.

La Hiperbaric Challenge se trata de una competición que hace cinco años creó una empresa de Burgos (Hiperbaric), en la que colegios de toda España compiten por crear un coche de inercia -las conocidas goitiberas- que gane en una carrera que se celebra los días 15 y 16 de junio. El desafío consta de cuatro fases; un plan de viabilidad, el diseño del coche, la construcción del mismo y la carrera en Burgos.

En total serán doce colegios de diferentes comunidades españolas los que compitan en esta original propuesta. El colegio pamplonés Santa Teresa, el cual pasó un corte previo junto a otros once equipos, tendrá el privilegio de ser el primer centro navarro que participe en esta competición.

“La idea nos la plantearon desde la empresa Seytec (una empresa tecnológica de Noáin), nos pareció que era buena idea para desarrollar habilidades de algunos alumnos. Tienen que hacer presupuestos y hablar con proveedores, aparte claro, de que desarrollan sus habilidades ingenieras”, comenta Marta Bandrés, la profesora encargada de este proyecto.

El reto comienza con un plan de viabilidad en el que los alumnos deben tener en cuenta todos los factores que pueden incidir a la hora de montar el coche: “Desmontamos un vehículo de similares características para saber qué piezas llevaba y poder estimar el presupuesto, al final calculamos que unos 7.000 euros. También hay que contar con los viajes a Burgos” afirma Diego Miguel. El plan de viabilidad lo presentaron el mes pasado al jurado del concurso, el cual eligió a Teresianas junto con otros once colegios del Estado para participar en la fase final del proyecto.

A continuación, viene la fase del diseño. “Ahora toca innovar y mejorar, estamos montando un modelo de 3D, hay que ver si encaja”, afirma otro de los alumnos, Daniel Iraizoz.

Tras el diseño, fase en la que están actualmente, llega la hora de conseguir la financiación para construir el coche de inercia. “Nos dan dinero o un intercambio, hemos trabajado mucho para conseguirlos, muchas veces no te contestan. Aún no hemos conseguido toda la cantidad, pero estamos en ello”, dice Saioa Irurzun.

La cuarta y última etapa, la carrera, consiste en un trazado de aproximadamente un kilómetro de longitud por las calles de la ciudad de Burgos.

Pero, primero, el viernes, los equipos deberán presentar ante el jurado los coches que participarán en la carrera para ver si cumplen la normativa.

El sábado será el día en el que los pilotos del equipo navarro -elegidos por ellos mismos-, Daniel y Pablo, se encarguen de pilotar el coche de inercia por la pista burgalesa en dos carreras de contrarreloj. “Es un trazado lleno de baches y curvas, así que el diseño es clave para que no falle nada ese día, comenta Saioa.

“Solo he conducido bicis y karts, para nosotros es algo nuevo”, afirma Daniel Iraizoz.”

El ganador se decidirá después de valorar cuatro aspectos: la defensa del proyecto del viernes, el plan de viabilidad, la carrera, y los valores sociales del proyecto. Por tanto, no será decisivo vencer la carrera, cada fase tiene una valoración, la cual decide el jurado de la competición. El ganador del concurso se clasificará para una carrera europea, en este caso, de motos de inercia.

Además del espíritu competitivo, los alumnos de Teresianas también han demostrado una gran responsabilidad social, ya que el dinero que no necesiten al terminar de construir el coche, irá destinado a Fundeo (la ONG del colegio) y Saray (la Asociación Navarra de Cáncer de Mama).