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Un americano de leyenda

Fiel heredero de los principios de una marca que se asocia a los todoterreno más americanos y adaptado a los tiempos modernos, en los que los SUV asfálticos triunfan, el Jeep Cherokee se sitúa a medio camino, entre ambos mundos.

Un americano de leyendaFoto: T.P.

El Jeep Cherokee es uno de esos automóviles inconfundibles, tanto por la identidad de la marca a la que pertenece como por su consolidada trayectoria y acusada personalidad. Incluso en la unidad probada en esta ocasión, que es la versión de acceso, la Limited con motor diésel 2.0 de 140 CV y tracción delantera, disponible desde 43.390 euros, deja bien claro que es un americano de leyenda.

Su imponente presencia, el lujoso aspecto de su interior, con un equipamiento francamente completo, y que sólo cabría mejorar con el acabado Overland por su superior dotación en asistentes de seguridad (frente al sibarita, pero más de presencia que de contenido, Night Eagle), y la imagen de producto de calidad, sólido y resistente que siempre se asocia a los Jeep constituyen una incuestionable carta de presentación. Apuntar también que el Cherokee está también disponible con un motor diésel 2.2 de 200 CV y tracción total, además de con cambio automático de nueve velocidades, con tarifas que se mueven entre 50.390 y 55.740 euros.

Y tras las presentaciones, como siempre en la vida, toca tomar contacto con la realidad. Y la del Cherokee no engaña a nadie: es un americano de pies a cabeza, moderno, subido a la tendencia generalizada de los SUV y nacido al otro lado del océano. Eso implica que, para un europeo acostumbrado a modelos europeos y japoneses, lo mejor es hacer un reseteo inicial y limpiar el cerebro de planteamientos previos -no sé si llamarlos prejuicios- y acercarse al Cherokee con la mente abierta.

De partida, el diseño exterior es simplemente excelente. Bonito y elegante, transmite esa sensación de robustez y solidez propia de los mejores Jeep. Pero no debemos confundirnos ya que, a pesar de su apariencia compacta, mide unos nada despreciables 4,623 metros de largura, con 1,859 metros de anchura, 1,669 de altura y 2,699 de distancia entre ejes; sumados a un maletero que anuncia entre 412 y 500 litros, a los que restar el espacio de la rueda de repuesto de tamaño estándar, algo que acepto de buen grado porque hoy en día lo de la rueda de repuesto normal se ha convertido en un lujo, para mí siempre necesario. Una vez dentro, el diseño también resulta de lo más acertado, junto a una comodidad y habitabilidad que convencen. Con materiales de buena calidad, un montaje correcto y unas terminaciones aceptables para la mayoría de los usuarios, el Cherokee a buen seguro que entra por los ojos de sus potenciales compradores.

A los mandos enseguida te das cuenta de su origen todoterrenero y americano. Su herencia Jeep se aprecia en que se acerca más a un modelo cuyo punto de partida es un 4X4 de verdad, de los de antes, que a un turismo alto, como lo son la mayoría de los SUV actuales. Uno se sienta y siente al volante de un coche de tamaño, empaque y presencia, con las inercias en curva que recuerdan más a un 4X4 convencional -también por su peso en vacío de 1.828 kilogramos-, el recorrido de la palanca de cambios de seis marchas algo largo, unas suspensiones que no son meramente asfálticas, un embrague no tan refinado y dosificable como el de una berlina convencional y una respuesta satisfactoria en general, pero que sobre todo se disfruta en conducción pausada. El Cherokee presenta una dinámica correcta, sin alardes deportivos, y en la que desplazarse de un lugar a otro es un placer, pero que ha de hacerse a ritmos moderados en carreteras de muchas curvas si éstas son de ángulo cerrado. Luego ya en carretera abierta y vías de doble carril su buen hacer y espíritu rutero, respaldado por un motor suficiente, hacen del viaje toda una delicia.

El diésel de 140 CV, 350 Nm, tracción delantera y cambio manual de seis relaciones ofrece un funcionamiento convincente y unas prestaciones suficientes (187 km/h y 10,9 segundos en el paso de 0 a 100 km/h), con unos consumos homologados de 6,4 litros en ciudad, 4,6 en carretera y 5,3 en recorrido combinado. A la postre, la última generación de este americano de leyenda sigue fiel a sus principios incluso bajo la apariencia de moderno SUV.

JEEP

CHEROKEE