Ayer jueves, en el Día Mundial de la Parada Cardiaca, jugadores y jugadoras de la cantera de balonmano de Anaitasuna aprendieron a realizar correctamente una RCP –reanimación cardiopulmonar–, una técnica sencilla que puede salvar vidas.

Diego Reyero, director del CEIMD (Centro de Estudios, Investigación y Medicina del Deporte del Gobierno de Navarra), dio esta charla práctica, y explicó a DIARIO DE NOTICIAS cuáles son los pasos de este protocolo (aunque este texto no puede sustituir la formación práctica para realizar una RCP):

– Valoración: saber si estamos ante un paro cardiaco. En tres pasos: 

1. Ver si hay respuesta consciente (si no, hay que abrir la vía aérea con la maniobra frente-mentón). 

2. Ver si no respira o si no lo hace de forma normal (si respira con normalidad, basta con ponerlo en posición lateral de seguridad, para que no se trague la lengua ni un posible vómito vaya al aparato respiratorio).

3. Si no respira o si lo hace de forma agónica, es un paro cardiaco.

– Alerta: llamar al 112 para pedir ayuda profesional.

– Masaje cardiaco: realizar el masaje en el centro del esternón, a un ritmo de 100 presiones por minuto –al ritmo, por ejemplo, de las canciones Macarena o Stayin’ alive–, bajando y subiendo unos 5 centímetros, y hasta que llegue la ayuda.

– Desfibrilador: en el caso de disponer de un desfibrilador –obligatorio en las instalaciones públicas o deportivas–, actuar con él de manera conjunta (un desfibrilador se para y analiza cada dos minutos) hasta que llegue la ayuda.

Diego Reyero explica que “la fuerza necesaria para realizar un RCP solo se tiene a partir de los 12 años, más o menos”, pero añade que “no hay edad mínima para explicar a los niños la importancia de llamar al 112 en una emergencia y saber decir dónde viven”.

Reyero es vicepresidente de la asociación navarra El ABC que salva vidas, que desde hace 15 años trabaja en colaboración con la administración pública y ha conseguido que en Navarra el porcentaje de supervivencia en un paro cardiaco se haya elevado hasta el 19-21% frente al 9-11% de España. 

La clave ha sido la enseñanza de la RCP en tres ámbitos:policial, escolar y ciudadano. “Todos los cuerpos de Policía conocen esta técnica y llevan desfibriladores en sus patrullas”, explica, “y hemos donado a los centros de educación 2.200 muñecos de reanimación, lo que ha supuesto que más de 78.000 niños hayan aprendido a hacer RCPa través de sus profesores de educación física”.

La tesis principal de El ABC que salva vidas –una asociación que ya ha despertado interés en otras comunidades para aplicarlo en ellas– es que “por lo menos una vez en la vida hay que apuntarse a una de estas charlas, porque esto salva vidas. Hay que recordar el caso de un chaval de 15 años que había asistido a una y que en 2018 le hizo un masaje cardiaco durante 9 minutos a su padre, que sigue vivo y no sufrió daños neurológicos. Los chavales son como esponjas: si se forman bien, son capaces de dar después una respuesta automática a situaciones como éstas”.

Reyero intenta también explicar que, aunque los paros cardiacos o las muertes súbitas son muy alarmantes cuando se producen en deportes con público, “el deporte es un protector de la salud. La incidencia en el deporte es mucho más baja que fuera de él”. 

Y, pese a las buenas cifras de Navarra en esta materia, asegura que queda mucha gente por formar: “En el Condado de King, en Seattle, Estados Unidos, sobrevive el 60% de la gente que sufre paradas cardiacas, porque llevan muchos años trabajando en prevención con la ciudadanía. Ésa es la prueba de que mejoraremos mucho nuestras cifras si seguimos aumentando el número de ciudadanos capaces de aplicar bien una RCP”.