Que las mascotas hacen compañía es algo que nadie puede negar. Por ello son muchas las personas que viven solas que conviven con una, generalmente un perro o un gato, aunque los pájaros también son una buena opción.

En el caso de los mayores que viven solos, son muchos los que se plantean buscar una compañía animal para el día a día. La gran duda es si decantarse por un perro o un gato.

En cualquiera de los dos casos, para una persona de la tercera edad, ocuparse de una mascota les ayuda a salir de la apatía, les evita caer en una posible depresión fruto de la soledad. Tener que ocuparse de alguien, de otros, sea una persona o un animal, siempre es un estímulo. Sentirse útil aumenta la autoestima.

El contacto físico con el gato reduce el estrés y alivia la soledad de las personas mayores. Freepik

En el caso de un animal hay que responsabilizarse de sus cuidados, de alimentarlo, de jugar con él incluso de sacarlo a hacer ejercicio. Además de sentirse menos sola, los mayores con mascota experimentan menos estrés ya que la compañía animal favorece el contacto físico y las muestras mutuas de cariño.

Pero, ¿que pasa con una persona con problemas de movilidad o con problemas para salir a la calle? Estas personas no tienen que renunciar a una mascota. Para ellos un gato es la mascota ideal.

De entrada, un gato no necesita salir a la calle, puede vivir en el piso sin salir al exterior. Con media hora de ejercicio, de juegos con su humano le basta. También puede quedarse dormido acurrucado junto a él en el sofá mientras ve la televisión o contemplar junto la calle desde una ventana o balcón.

Además, los cuidados de higiene, alimentación y cepillado obligan a una rutina que el propio felino pide, por lo que aunque el mayor se salga poco a la calle habrá una actividad física regular.

Las visitas al veterinario tampoco no tienen por qué ser una dificultad. Un familiar o un amigo se puede encargar del trámite de llevar al gato.

Para las personas con movilidad reducida, un gato sénior es una muy buena compañía. Freepik

En caso de una movilidad más problemática a la hora de agacharse a limpiar la arena o jugar con el gato, en el mercado hay opciones que facilitan esta labor, como las bandejas de arena desechables o las autolimpiables. En cuanto a los juguetes los hay automáticos que se mueven solos y otros más básicos como el palo con una cuerda de la que cuelga el juguete que el gato intenta cazar y que la persona mayor sostiene cómodamente sentada en su butaca.

Es importante seleccionar el tipo de gato

Ahora bien, hay que tener cierto ojo al elegir el gato que se adopta, qué tipo de animal es. De entrada hay que buscar uno que sea tranquilo y cariñoso, evitando los muy activos y juguetones. Por ello los cachorros no son nada indicados para las personas mayores ya que necesitan mucha atención, cuidados y dedicación. Por ello la opción más acertada puede ser un gati ya adulto cuyo carácter ya se conoce.

Con respecto a esto, desde 2021 existe el proyecto Mayores y mininos. Adopta un gato impulsado por la organización MSD Animal Health y la Cátedra de Animales y Sociedad de la Universidad Rey Juan Carlos. Con ella se trata mitigar la soledad no buscada de las personas mayores y fomentar la adopción de gatos sénior.