La primavera ya está aquí y con ella la primera muda del año en los gatos. Esto de que pierda pelo una de nuestras mascotas a la salida del invierno no es ninguna novedad. Llega el tiempo de cambiar el manto de invierno por otro más ligero que le ayude con el calor del verano. Es un proceso cíclico bianual al final del invierno y al comienzo del otoño y puede durar, en líneas generales, entre 4 y 6 semanas.

Lo normal es que no haya problemas más allá de tener que ir barriendo y cepillando los pelos que las mascotas dejan por todas partes.

Un gato se lame las patas para limpiárselas Freepik

Vómitos de pelo

En el caso de los gatos, hay una consecuencia añadida, bolas de pelo. Estos animales tienen unas costumbres muy higiénicas y cualquiera que conviva con ellos habrá observado que pasan largo tiempo limpiándose, lamiendo el pelo.

Consecuencia inevitable es que se traguen algunos de estos pelos, que se amontonen en el estómago y acaben vomitándolos. Son las conocidas bolas de pelo.

En las épocas de muda, primavera y otoño, este efecto puede ser más visible. Por ello hay que estar especialmente atentos por dos motivos. El primero es que las razas de gatos con el pelo largo y/o espeso pierden bastante pelo por lo que la posibilidad de tragarse y formar estos enredos es mayor, y que además pueden causar mayores dificultades en el momento de expulsarlos. La segunda es que del estómago pasen a los intestinos, pudiendo provocar una obstrucción. Algo que puede poner en riesgo la salud y la vida del felino.

Dos mudas al año

Los gatos tienen dos mudas al año, la de primavera, en la que pierden el manto del invierno por otro más ligero, y la de otoño, en el que se preparan para que les crezca el que les protegerá del frío.

  • La muda de primavera es más intensa. Se calcula que en este periodo se deshacen del 50% del pelo que pierden en un año. Lo reemplazan por un tipo de cabello más fino, apto para la subida de temperatura ambiental.
  • La muda de otoño les hace perder el pelo de verano y que crezca uno más grueso y espeso para las bajas temperaturas.

Desde la llegada de la calefacción a las viviendas se está observando que este ciclo de mudas se ha ido alterando. La temperatura regular de los hogares hace menos necesario este proceso.

En el caso de que se trate de gatos con problemas previos en el aparato digestivo, este cuidado debe aumentar ya que pueden agravarlos, especialmente en el caso de que tengan inflamación intestinal crónica o algún otro mal que les impida que este funcione correctamente.

Síntomas

En el caso de que se produzca una obstrucción, o que le sea difícil expulsar la bola, puede presentar síntomas como náuseas, vómitos, falta de apetito, decaimiento general o debilidad. Incluso que se esconda y no se deje ver. Muchos animales lo hacen por instinto para evitar ser presas, rasgo que los gatos tienen muy desarrollado.

Hay que estar atento pero sin ser alarmista. Que un gato vomite pelo de vez en cuando es normal. En la mayoría de casos dependerá de cada animal y de sus características y circunstancias concretas. En general se considera algo normal que vomite estas bolas dos o tres veces al año. Pero, por ejemplo, puede tratarse de un ejemplar sénior y esta situación es más habitual. En cualquier caso, si se detecta algo extraño o que nos haga dudar, lo más sensato y sencillo es acudir al veterinario de confianza para que valore la situación.

Prevención

Para evitar esta situación, o al menos reducir los riesgos, podemos tomar varias medidas.

La primera es muy sencilla, dedicar un poco de tiempo cada día para cepillarle el pelo y así reducir la cantidad de pelo muerto que tenga en el manto y minimizar todo lo que se pueda lo que se pueda tragar.

Para el cepillado diario basta con una manopla de goma, con la que mientras se le acaricia durante el rato de mimos del día se le va quitando parte. Como complemento, dos veces por semana se le puede pasar un cepillo de cardado suave, que además de retirar suciedad sin tener que bañarlo también se lleva gran cantidad de pelo muerto. Ya en momentos de muda, pasarle un deslanador con cierta regularidad. Eso sí, esto requiere cierta técnica, por lo que para evitar que el gato se impaciente antes de tiempo lo mejor es llevarlo a un peluquero.

Una segunda medida es la alimentación, que sea equilibrada y cuente con un buen plan de hidratación. Los gatos tienden a beber poca agua, ya que la consiguen de la comida. Por ello no conviene abusar de los alimentos secos, del pienso, y combinarlo con comida húmeda. De esta forma, si los pelos pasan al intestino resulta más difícil la formación de obstrucciones. Si además se complementa con fibra, facilita el tránsito intestinal y el pelo se eliminará con las heces.