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Si te gustan los pájaros, quizá debas dejar de alimentarlos a partir del mes de abril

Con la llegada de la primavera, las aves encuentran alimento más fácilmente y tras salvar el invierno hay que dejar que se valgan por sí mismas y no hacerlas dependientes

Si te gustan los pájaros, quizá debas dejar de alimentarlos a partir del mes de abrilFreepik

Son muchas las personas a las que les gustan los pájaros. Muchas de ellas, en lugar de tenerlos en casa, prefieren disfrutarlos viéndolos volar y saltar. Por este motivo suelen poner en su jardín, balcón o ventana un comedero para atraerlos y poder disfrutar de su canto, de sus colores y de sus actividades. Además, con la llegada del invierno, este acto les ayuda a superar una de las estaciones más duras del año, en la que el alimento escasea y las condiciones ambientales dificultan llegar hasta él.

Pero acostumbrarles a esta fuente de alimentación también tiene un reverso problemático, un riesgo en el que podemos caer si no conocemos bien las necesidades de las aves silvestres y convertir en un problema lo que era una ayuda.

Unos gorriones se alimenta de semillas en un comedero artificial.

Llega la primavera, llega el cambio

Durante el invierno, las necesidades alimenticias de los pájaros son claras: comer para no morir de hambre y conseguir energía suficiente para sobrevivir al frío. Además, al haber menos horas de luz, disponen de menos tiempo para buscar. Por ello, un comedero fijo, con abastecimiento regular y alejado de peligros es un chollo, es el paraíso. No tardan en acostumbrarse a visitarlo con regularidad.

Ahora bien, ¿y cuando entra la primavera? Pues es el momento de hacer una reflexión sobre nuestro comedero. Por un lado, las condiciones ambientales han cambiado, ya no hace tanto frío, empiezan a aparecer nuevas fuentes de alimento y los días se hacen más largos. Además, comienza la temporada de cría y sus necesidades cambian. Por ello, hay que plantearse que si continuamos alimentando a las aves en primavera, se corre el riesgo de alterar sus ritmos y su salud.

Alimentarlos crea adicción

Las aves silvestres son capaces de alimentarse por sí mismas, no debemos olvidarlo. Pero todos nos acostumbramos rápido a lo bueno y a lo fácil. Un ejemplo clásico son los gorriones en las terrazas de los bares o las gaviotasen los basureros. Los restos que dejamos los humanos son una fuente de alimento, pero abandonar su hábitat costero para ir tierra adentro hasta un basurero o olvidarse de buscar semillas para alimentarse de migas de pan y restos de patatas de bolsa puede acabar perjudicando la salud de ellos y de sus crías.

Si pierden su instinto de búsqueda de su alimento natural, prescindirán de la comida natural disponible y dejarán de buscarla. De esta manera, cuando cese el flujo artificial, tendrán serios problemas, especialmente en época de cría. Por esta razón, cuando la primavera se abre paso, es fundamental dejar de alimentarlos para que su instinto les haga espabilarse.

Cambian las necesidades nutricionales

La dieta invernal es rica en grasa para que tengan un suplemento energético suficiente para aguantar las, para ellos, adversas condiciones ambientales. Pero en primavera las cosas cambian, como lo hace el ciclo vital de las propias aves. Básicamente, entran en época de cría y los alimentos grasos no resultan ya tan necesarios.

En la primavera, los adultos necesitan consumir más proteína animal, que encuentran en los insectos, para alimentar a sus crías. Y estos tienen que cazarlos ellos. Una dieta desequilibrada sólo de semillas puede producir deficiencias en los polluelos, afectando su crecimiento, plumaje y resistencia.

Transición suave

Dicho todo esto, está claro que la alimentación en comederos que les facilitamos es una ayuda temporal. Pero esto no quiere decir que a fecha de 21 de marzo o de 1 de abril debamos retirar los comederos. Esto debe hacerse de manera paulatina, reduciendo gradualmente la cantidad de comida disponible y espaciando los días en que se repone el alimento.

Tampoco hay que olvidar que estamos en primavera, y que sus inicios son titubeantes, por lo que ocasionalmente se puede reforzar las fuentes naturales con algunas semillas o fruta, pero el objetivo es no volver a poner comida hasta que el otoño más que avanzado esté a punto de irse.

“Pero yo quiero seguir disfrutando de los pájaros en mi ventana-balcón-jardín”. Y se puede con algo tan sencillo como los bebederos y ofreciéndoles espacios donde puedan bañarse y asearse. No debemos olvidar que el calor veraniego, sobre todo si sigue la tendencia de los últimos años, es casi tan mortal para ellos como el frío.