l Título. Cartografía, cosmografía, náutica y navegación (30 euros).

l Edita. Sociedad Bilbaína.

l Catálogo. La obra recoge buena parte de los fondos bibliográficos de esta sociedad cultural, organizada por siglos.

pamplona. Ya al margen de las montañas, pero no de la naturaleza, la Sociedad Bilbaína ha decidido recoger en un volumen lo más destacado de su fondo bibliográfico, y así lo ha titulado: Cartografía, Cosmografía, Náutica y Navegación. Se trata de una cuidadísima edición con abundante documentación que invita a conocer todo ese archivo, no sólo para profesionales, sino también para aficionados.

Y para ver el mundo, pero no desde arriba sino bien dentro de él, ha llegado la colección Heterodoxos de la editorial barcelonesa Altaïr, que ya publicó el maravilloso Cuidadores de mundos, de Ander Izagirre. Un poco después ha publicado Siempre el oeste (24 euros), la apasionante crónica de Josep M. Romero dando la vuelta al planeta sin echar mano del avión.

No hay mejor manera de describirlo que ceder la palabra a Jokin Azketa, de Muga, desde el blog de Altaïr: "Se trata de una lectura estimulante y que inspira. Sí, inspira para afrontar los sueños tal como queremos que sean, sin clichés, moldes o patrones; y es que la historia que en éste libro encontramos es la de una vuelta al mundo que solamente sigue el rumbo,y el ritmo, que su autor le impone: no tiene un tiempo límite fijado, tampoco un itinerario... y ya sólo esto tendría un valor, aunque fuera como protesta frente a los viajes relámpago y a esos otros en los que hasta la hora para ir al baño está programada. Y es de agradecer a Josep cuanto de sí mismo ha puesto en este libro. Entre otras muchas cosas, he encontrado que describe los momentos de alegría, fatiga o desánimo con una sinceridad que humaniza profundamente a quien lo cuenta. Y muy especialmente en su último capítulo, donde tan bien refleja el regreso a las cosas, los lugares y los hábitos cotidianos que, tal vez, ya no son lo mismo que se deja al partir; de igual manera que tampoco lo es el que regresa".

"Sólo una última cosa -añade Azketa-, por momentos me ha recordado a El camino más corto de Leguineche; a esa idea de que importa mas el trayecto que el destino a que conduce, y porque al igual que aquél, éste también nos muestra un mundo de verdad, con sus maravillas, miserias y contradicciones".