hay tres hechos protagonistas que subyacen tras este segundo Gran Premio en Misano. Y cada uno de ellos, aunque relacionados, requiere de su propia reflexión individual. Empecemos por el primero, el más limitado a la carrera de ayer, pero también el más mediático y el que a día de hoy más titulares generará. Ese adelantamiento de Bastianini sobre Martin al límite en la última vuelta (es la expresión más utilizada), en la que además de contacto, hizo que el actual líder se saliera de pista, relegándole a la segunda plaza en la carrera. Docenas de adelantamientos de este tipo hemos visto en las últimas décadas, muchos de ellos con la firma de nombres tan gloriosos como Rossi, Gibernau, Lorenzo o en muchos casos Marc.
Y fue él el más buscado ayer para que diese su opinión. Márquez dejó claro cuál debería ser el límite en su opinión: querer o no querer hacer la curva. Es evidente, y más en la última vuelta, que cualquier mínimo hueco que te abra el piloto que te antecede es una invitación, servida en bandeja de plata, para meter la moto …, pero siempre que seas capaz de trazar dicha curva dentro de los límites de pista. Y ayer Bastianini, desmelenado en una última vuelta en el circuito de casa, no pudo hacerlo. Vio un mínimo hueco, entró, pero era inviable que consiguiera mantenerse en pista, a no ser que se apoyara en quien sufría para mantenerse en pie por el exterior. Y ni aún así. Con Jorge ya fuera, Bastianini tampoco pudo mantener la moto en los límites de la pista, signo de que ese adelantamiento era imposible. Lance de carrera, fue la sentencia.
El segundo aspecto más importante ayer, o quizá el que más, fue la extraña carrera de Pecco, incluida su caída. Y más inquietante aún tras sus declaraciones, siempre comedidas y pausadas, de las que no hay motivo para dudar: un neumático trasero que comienza a rendir en plenitud tras 15 vueltas y por lo que incluso los responsables de Michelin llegaron a ofrecerle disculpas. Tan extraño ese comportamiento de la goma trasera y que empujaba tanto después de esas vueltas, que el neumático delantero no lo soportó tirándole absurdamente sin apenas inclinación. La sospecha de que la inconsistencia en los michelines va a ser una tónica general en lo que queda de campeonato no es un buen presagio de cómo debería resolverse un mundial tan apretado.
Y, el tercero, es que no. Marc no es candidato a ganar el mundial este año. A ver si nos enteramos ya.