Está el campeonato como ese día que el tardeo se te va de las manos y vuelves a casa espeso, a tropezones contra farolas y papeleras. No hay un fin de semana en el que las cosas salgan bajo la lógica. El que se cae el sábado gana el domingo y, a la inversa, el que gana el sábado sufre el domingo su particular vía crucis. Eso mientras la moto del otro acaba ardiendo, y el que más en forma estaba acaba por los suelos cuando ya se veía en el podio o incluso ganando. Y con todos los pilotos que acaban, entrando en los puntos.
El enorme paso adelante de los neumáticos Michelin este año hace que las carreras, con prácticamente ningún aumento de potencia en los motores, sean como poco una docena de segundos más rápidas que las del año pasado. Empujan tanto y tienen tanto grip que hay algunos pilotos que empiezan a ir más rápidos pasadas 10 o 15 vueltas de carrera, cuando las ruedas pierden algo de adherencia. Martín lo confirmaba tras la carrera, que es capaz de ir rapidísimo desde la propia vuelta de salida, antes de ir a por time attack. Algo absurdo hasta ahora. Por eso el sábado, cuando había sacado casi un segundo en su primera vuelta, se arrastró por el asfalto, lo mismo que Bastianini el domingo cuando era de largo el más rápido en la pista. Caídas inexplicables en otros tiempos.
En estas condiciones de absoluto descontrol llegamos a la llamada gira asiática, tan peculiar por tantos motivos. Circuitos tremendamente anchos y rápidos. Condiciones de asfalto extremas, desde el calor y humedad de Tailandia o Indonesia, hasta el ventoso y frío Phillip Island. Y muy pocas cosas claras. Quizá la única, por si alguien estaba dudando, que el título se decidirá entre Jorge Martín y Pecco Bagnaia. Pecco sale de Indonesia recortando 4 puntos tan solo, y eso teniendo en cuenta el 0 que Jorge se marcó el sábado. Da la sensación que ahora mismo Martín está medio paso por delante (y 21 puntos) de su máximo contrincante, pero eso no es nada con 10 carreras por delante, entre sábados y domingos.
Las dos próximas citas, Japón y Australia, con sus peculiaridades, serán claves para ver cómo afrontamos la última recta. Si tras ellas nos seguimos encontrando con este sinsentido y estas mínimas diferencias entre el español y el italiano, en Ducati empezarán a saltar la alarmas.