El amor por los automóviles y las motocicletas llega en ocasiones a límites insospechados, y, cuando se combina con fuertes dosis de nostalgía, acaba por cautivarnos por completo. Y no importa el nivel en el que nos movamos, lo mismo da que deseemos rememorar nuestros tiempos de adolescencia a lomos de aquella Vespino GL con la que nos desplazábamos a diario -hace semanas vi circulando por la carretera una igual a la que todavía conservo en el bajera de mi casa materna-, que atendamos con mimo y todos los cuidados imaginables a nuestro veterano Renault R8 de color azul oscuro -unos días atrás me crucé con uno en perfecto estado de forma mientras iba camino de casa- para poder lucirlo con todos los honores en el Katxarro Eguna de la Sakana, por ejemplo. Pero es que esta misma pasión desbordante también la viven en las altas esferas, esas que miramos con admiración los simples mortales de a pie, y que están formadas por acaudaladas fortunas y privilegiados ingenieros, pilotos e integrantes de equipos de competición.

Porsche modifica un auténtico vehículo de competición de Le Mans para poder sacarlo a rodar por las vías públicas

La última demostración de esta incontenible pasión por las cuatro ruedas la vivimos días antes de la celebración de las míticas 24 horas de Le Mans y también hace unas jornadas en el incomparable Festival de la Velocidad de Goodwood, una especie de paraíso en la tierra para los amantes del motor. Ambas citas tuvieron un protagonista en común, el Porsche 963 RSP. Derivado del coche que esta última edición de Le Mans se quedó a sólo 14 segundos de alzarse con la victoria en la categoría Hypercar, una distancia casi insignificante después de 24 horas rodando, de dar 367 vueltas al trazado y tras haber colocado tres unidades de este vehículo de carreras entre los diez primeros clasificados finales. Pero la vida es así, a veces se pierde por 14,084 segundos una carrera de leyenda. Donde Porsche volvió a vencer, porque a pasión no les gana nada nadie, fue en el evento previo que tuvo al Porsche 963 RSP como protagonista.

El 963 RSP es un ejemplar único derivado del coche de carreras y que está homologado con las mínimas exigencias para poder circular por carreteras abiertas al tráfico. Y nace como tributo a un ejemplar que hace cincuenta años se fabricó con el mismo propósito y completó en abril de 1975 el viaje entre Zuffenhausen (Alemania) y París. El entonces propietario del vehículo, el conde Rossi (Teofilo Guiscardo Rossi di Montelera, heredero de Martini y patrocinador principal de Porsche Motorsport durante muchos años), encargó a Porsche que se hicieran los mínimos cambios necesarios para que el Porsche 917 de carreras de resistencia pudiera circular por la vía pública. Este deportivo, que en origen fue un coche de competición, sigue funcionando en la actualidad y se puede ver ocasionalmente por Francia. En esta oportunidad volvió a rodar acompañando al Porsche 963 RSP por las carreteras cercanas al circuito de la Sarthe.

El Porsche 963 RSP reedita la genialidad de hace 50 años cuando el conde Rossi convenció a la marca para hacer del 917 de carreras un coche de calle

La idea de crear el Porsche 963 RSP surgió al plantearse la posibilidad de repetir el proceso acometido medio siglo antes. Lo explicaba el presidente y CEO de Porsche Cars Norteamerica, Timo Resch, cuando aseguraba que “el 917 era un coche de competición en toda regla aunque era capaz de circular por la vía pública, y ese fue el enfoque que adoptamos con el 963 RSP. Está fabricado con materiales de alta calidad y, en esencia, sigue siendo un vehículo de carreras puro”.

Lógicamente, el 963 RSP presenta cambios respecto al ejemplar de circuito, como el hecho de que va completamente pintado en lugar de recubierto con láminas de colores, concretamente en el tono Martini Silver del genuino 917 de 1975. También la carrocería está más elevada, sus amortiguadores incorporan un tarado más suave, incluye la iluminación frontal y posterior adecuada al uso en carretera, neumáticos de lluvia Michelin, el preceptivo claxon, las matrículas y el interior, toda una obra de arte, también cuenta con una tapicería de cuero marrón y alcántara que se inspira en el vehículo que encargó el conde Rossi hace medio siglo.

El 963 emplea un ocho cilindros en uve de 4,6 litros asistido por dos turbocompresores que generan una sobrealimentación muy moderada, según indica la marca, y con los que alcanza la friolera de 680 CV de potencia, además de un sistema híbrido de propulsión que apoya en las aceleraciones y recupera energía en las frenadas.

En cualquier caso, lo que les recomendamos vivamente es que disfruten del vídeo que en la web newsroom de Porsche permite contemplar al 963 RSP circulando por las vías cercanas a Le Mans y rugiendo como sólo una bestia así sabe hacer. Brutal, emocionante y maravilloso. Admirarlo y recordarlo es volver a vivir la pasión por el automovilismo.