El pasado vuelve con fuerza. Y es que cuando hace años se hicieron bien las cosas, lo mejor es regresar a las raíces y retomar la senda correcta para dar con la solución adecuada. Suzuki, como marca de motocicletas, ha estado unos cuantos años, demasiados, extraviada, sin un norte claro y bien definido. Afortunadamente, parece haber retornado al camino acertado, el que siempre ha tenido, el de hacer buenas motos, pero ahora con una perspectiva comercial más acorde a los tiempos presentes, es decir, respondiendo a lo que el mercado demanda y necesita.

Sus últimos lanzamientos son una buena muestra de ello. Tomando como base la excelente naked deportiva (streetfighter) GSX-8S, que ya pasó en su correspondiente prueba por estas páginas, ha desarrollado una sport-turismo de estética retro, pero provista de toda la moderna tecnología que atesora la GSX-8S. Con una posición de conducción más cómoda, merced a su más confortable asiento y a un manillar más ancho y alto, con los retrovisores anclados en las puntas del mismo, una relativamente cuidada posición del pasajero y un depósito de combustible de mayor capacidad (16,5 litros), la GSX-8TT, que añade una pequeña cúpula con faro redondo, se configura como una moto de estética clásica, pero con toda la tecnología, rendimiento, eficiencia y prestaciones de una moto moderna.

Suzuki amplía su gama con una GSX-8TT que combina la tecnología y dinámica actuales con la estética clásica de los ochenta

El dos cilindros, con 776 cc, 83 CV a 8.500 rpm, 78 Nm a 6.500 vueltas, cambio asistido (no necesita accionar el embrague para subir o bajar de marcha), caja de seis velocidades, un peso de 201 kg, 4,2 litros de consumo medio, modos de conducción y control de tracción, sumado a un rendimiento mecánico excelente (respuesta lineal, motor notable en bajos y medios, así como prestaciones más que suficientes), la convierte en una motocicleta tan adecuada para el uso diario, las salidas alegres y los viajes de media y larga distancia, como para deleitarse contemplando su diseño clásico y elegante a la vez.

En el debe encontramos un precio demasiado alto (11.760 euros) comparado con la GSX-8S, junto a la ausencia de asideros para el pasajero y de un caballete central para engrasar la cadena. El reglaje en precarga de la amortiguación trasera -¿para cuándo mediante un cómodo pomo giratorio como en mi vieja V-Strom de 2007?- se antoja escaso para una moto que, por lo demás, presume de una excelente respuesta de chasis y suspensiones. Y todo ello sin olvidar los ocho años de garantía con asistencia de viaje para la gama Suzuki.

Las renovadas DR-Z4S y SM nos traen de regreso al exitoso monocilíndrico tanto en formato de trail enduro como de ‘supermotard’

La firma japonesa también ha tenido el acierto de resucitar para Europa su gama DR-Z4, tanto en la variante trail S como en la supermotard SM. Con una profunda remodelación a todos los niveles, comparten la base de motor y chasis, con diferentes recorridos de suspensiones –totalmente ajustables-, neumáticos y frenos para adecuarlas a su diferente propósito. La DR-Z4S es una trail enduro mientras que la DR-Z4SM es una supermotard. La primera, con sus 151 kg, amortiguación de largo recorrido (280 y 296 mm), llantas de 21 y 18 pulgadas y 920 mm de altura de asiento, se configura como una moto tan válida para rodar sobre asfalto como para aventurarse en caminos, pistas y terrenos más agrestes. No es una enduro para competir, pero sí una moto brillante en off-road, con toda la finura de funcionamiento y fiabilidad características de Suzuki. Su motor monocilíndrico de cuatro tiempos, 398 cc, 38 CV y sólo 3,5 litros de consumo medio –menos mal, porque el depósito sólo tiene cabida para 8,7 litros-, con control de tracción, modos de conducción, más el ABS desconectable, aporta un rendimiento más que suficiente. Lástima que Suzuki no haya aprovechado la ocasión para desarrollar un propulsor de más capacidad y potencia (hasta llegar al límite del A2) y ya con seis marchas en lugar de las cinco actuales. El precio, 9.699 euros, se antoja elevado como trail, frente a la dura competencia europea, india y china, y aceptable como enduro. En esa tarifa debería incluir accesorios como cubrecárter, cubremanos y portaequipajes trasero.

Por su parte, la DR-Z4SM, también por 9.699 euros, es una moto esencialmente asfáltica, con suspensiones regulables y algo más cortas (260 y 277 mm) y firmes, frenos más potentes (disco delantero de 310 mm), neumáticos de carretera 120/70 y 140/70, ambos sobre llantas de 17 pulgadas, y sólo 154 kg de peso, una adecuada herramienta para nuestros desplazamientos diarios y el juguete perfecto por su manejabilidad y agilidad para devorar curvas el fin de semana. La receta inmejorable para liberar el estrés acumulado durante la semana.