Hace unas semanas, en una reunión, el presidente del Club Deportivo Huarte de fútbol afirmaba que “cada año hay que soltar lastre”. Con esa frase, refiriéndose a los jugadores menos hábiles, resumió una forma de entender el deporte que muchos padres y madres consideramos profundamente preocupante.

Este año, seis adolescentes del equipo infantil han sido excluidos del club y se les ha negado el paso a la categoría cadete. Lo más grave es que esta situación se repite cada temporada, dejando a jóvenes del pueblo sin acceso a una actividad que debería ser, ante todo, educativa y formativa. En una etapa tan delicada como la adolescencia, el deporte es una herramienta esencial para fomentar hábitos saludables, prevenir el sedentarismo y fortalecer la convivencia y los valores comunitarios.

Nos preguntamos si este es el modelo que nuestro Ayuntamiento quiere promover con fondos públicos. El deporte base no es una cantera de élite, sino una herramienta educativa y social. Así lo defiende el propio Ayuntamiento en sus mensajes institucionales, pero ahora debe demostrarlo con hechos: revisando el sistema de selección y garantizando que todos los jóvenes tengan cabida, sin exclusiones. A los 13 años no deberían existir “lastres”, sino chicos y chicas con ganas de aprender, convivir y disfrutar. Porque lo que algunos llaman “lastre”, para nosotros, son nuestros hijos.

*Familias del fútbol base de Huarte