La tecnología avanza sin parar y permite que los coches sean cada vez más seguros. Lo que no ha mejorado demasiado es la seguridad de los usuarios más desprotegidos de las carreteras: los peatones, que a veces siguen jugándose el tipo al cruzar por pasos de cebra sin semáforos confiando en que los conductores paren, o que tienen que esperar eternamente en la acera hasta que alguien decida cederles el paso, pese a que esas franjas horizontales blancas les otorgan prioridad.

Sí que ha habido pequeñas mejoras, como los semáforos para peatones que avisan del tiempo que resta para que se pongan en verde o en rojo, los que avisan con señales acústicas, la superficie antideslizante de algunos pasos de cebra o la instalación de badenes para que los vehículos reduzcan la velocidad cuando se acercan a esos cruces. Pero aún hace falta proteger más al peatón, que tiene todas las de perder si se encuentra con un coche.

Tecnología asturiana

Ahí es donde ha querido entrar una empresa asturiana, Sialtronica (especializada en diversas innovaciones para la seguridad vial), que ha desarrollado unos pasos de peatones inteligentes que tienen la misión de beneficiar tanto a conductores como a peatones mejorando la visibilidad de ambos y haciendo que los vehículos reduzcan su velocidad.

Reciben el nombre de Retrolight System y cuentan con unos sensores que iluminan los dos extremos de las líneas del paso de cebra cuando detectan que una persona lo va a cruzar. Una solución que se estima que puede reducir hasta un 70% los atropellos allá donde se instale, según un informe del Instituto Europeo de Innovación y Tecnología (EIT Urban Mobility).

Resistente y ecológico

Consta de unos pequeños paneles LED y unas señales verticales que avisan a los conductores de que alguien está cruzando la carretera y que son enormemente resistentes, ya que son capaces de aguantar el paso de camiones de hasta 60 toneladas, pueden funcionar a temperaturas de hasta 50 grados y son impermeables.

Además, Sialtronica no ha descuidado la vertiente ecológica, y estas luces están fabricadas a partir de materiales reciclados de aspas de generadores y están preparadas para que reciban la energía a través de placas solares.

Es un sistema que la empresa asturiana ya ha colocado en diferentes puntos de Asturias, Álava, Bizkaia, Córdoba, Sevilla, Málaga, Badajoz y Canarias, pero también en otros países europeos, como Portugal, Grecia e Islandia, e incluso ha llegado hasta América, a Chile y México.