dESOLACIÓN, preocupación, incertidumbre, pesar son las sensaciones que sienten los misioneros y cooperantes navarros destacados en distintos puntos de Filipinas ante las devastadoras consecuencias del tifón Haiyan que ha arrasado el centro del archipiélago. Seis misioneras y misioneros y un periodista navarros están en Filipinas y por las noticias que han enviado, bien a través de sus respectivas congregaciones, de sus familias o telefónicamente, se encuentran bien.

Siete ONGD con presencia en la Comunidad Foral tienen destacados voluntarios en la zona devastada por el tifón, uno de ellos el periodista navarro Daniel Burgui, que llegó ayer a Filipinas como responsable de prensa de Acción contra el Hambre y desde Manila señaló, cuando era la una de la mañana hora local, que se encontraba a la espera de poder tomar un avión con otros seis compañeros especialistas en logística para llegar a ciudad de Tacloban, en la isla de Leyte. Además de Acción contra el Hambre, participan en labores humanitarias las ONGD Pueblos Hermanos, Unicef Comité de Navarra, Fundación Oxfam Internacional, Médicos del Mundo, Manos Unidas y Adra.

El apoyo de Navarra para atender a las víctimas se completa con las donaciones que la población navarra ya está ingresando en las cuentas bancarias abiertas para ello, y hoy se sumará el Gobierno de Navarra que, según el departamento de Políticas Sociales, prevé destinar "más de 40.000 euros", un dinero que ayer Tesorería analizaba de dónde sacar. Y es que las mismas fuentes indicaron que la cuantía para emergencias se liquidó con las ayudas a Siria, por lo que ahora la ayuda se entregará a alguna de las ONGD con sede en Navarra que trabaja sobre el terreno.

A las siete ONGD podría sumarse la DYA, ya que ayer por la tarde la Agencia Española de Cooperación y Desarrollo (AECID) alertó a DYA Navarra de la posibilidad de necesitar sus medios para desplazarse en un plazo de 24/48 horas a Filipinas. A esta organización se le ha pedido personal facultativo (médicos y enfermeras), material sanitario y hospital de campaña, según precisó Francisco Javier Cruz Arteaga, director de operaciones. Desde Cruz Roja indicaron que se les ha pedido especialistas en logística de agua y saneamiento pero no tienen ahora.

siete misioneros La delegación diocesana de Misiones de Navarra que dirige José Mª Aicua señaló que hay seis navarros en Filipinas, a los que se suman otros tres, la misionera de Cristo Jesús, Cristina Castillo Busto, el marista José Martín Descarga Elizalde y la religiosa de María Inmaculada Amelia Herrero Suescun que han permanecido hasta hace poco tiempo en el archipiélago asiático. Están en Javier, Arre y Roma, respectivamente.

La secretaria de Misiones, Mª Ángeles Riaño, señaló que habían enviado correos a todos los misioneros navarros pero solo respondió el capuchino Mateo Goldaraz Olaechea, quien dijo que no está en zona afectada por el tifón porque, aunque fue invitado para pronunciar una conferencia en ese lugar, no llegó a ir ante las alertas de las autoridades. Goldaraz mostró su gran preocupación por la catástrofe. También está Manuel Remírez de Ganuza Galar, de la misma orden. Desde el convento capuchino de San Antonio de Pamplona, señalaron que, según información recibida de la casa central de los Capuchinos en Madrid, todos los hermanos están a salvo, ya que ninguno estaba realizando labor misionera en la zona afectada.

Tampoco están en la zona asolada las terciarias capuchinas Encarna Aranguren Alemán y Elena Echavarren Sorbet. Encarna Aranguren, que está en Mindanao y lleva más de 25 años en esas tierras, comunicó a su familia que está bien pero muy preocupada y afectada porque compañeras suyas filipinas no pueden localizar a sus parientes en la isla de Leyte. Elena Echavarren, superiora en Cebu, envió un correo a la casa que la orden tiene en Burlada para comunicar que está bien.

Otros dos misioneros navarros en Filipinas son Mª Encarnación Pérez de Obanos y Jesús Lacarra Hernández, de quienes no se tienen noticia aunque desde sus respectivas congregaciones indicaron que "no tener noticias es buena noticia".

pesar desde la distancia Cristina Castillo Busto pasó diez años de labor en Filipinas y conoce lo que supone que una catástrofe asole el país. Califica el archipiélago del Pacífico como "una zona muy castigada" por estas desgracias meteorológicas, por lo que "están acostumbrados a ayudar". "Al menos hay muchas congregaciones ayudando allí, y no solo es ayuda católica, yo misma conviví cerca de una comunidad musulmana. Es un país donde se moviliza mucho la solidaridad de la gente".

Cristina Castillo guarda buenos recuerdos y dice que "tenemos mucho que aprender" de los filipinos: "Es gente que sabe sufrir mucho mejor que nosotros". Y se muestra preocupada porque cree que tantas catástrofes en la zona se deben a los efectos del cambio climático, que "aquí no se nota tanto porque estamos bien preparados". Opina que lo más difícil ahora va a ser "lidiar con el shock que habrán sufrido tantas personas después de haberlo perdido todo".