Para muchos, la carta que Theresa May que entregó a Bruselas para activar el brexit tenía un caramelo envenenado, la amenaza de que el gobierno británico no colaborará con la Unión Europea en materia seguridad si no se consigue un acuerdo comercial entre las dos partes. Pero Londres, lejos de querer hablar del asunto, intentó quitar hierro al asunto y comenzó ayer a dar los primeros pasos para recuperar la jurisdicción de sus leyes.

“En términos de seguridad, un fracaso a la hora de alcanzar un acuerdo se traduciría en el debilitamiento de nuestra cooperación en la lucha contra el crimen y el terrorismo”, escribió May en la carta, que sentó como un jarro de agua fría en el corazón de la UE y tensando el ambiente para el inicio de las negociaciones.

En otro párrafo en la carta, May sostiene que “la seguridad en Europa es más frágil hoy que en cualquier otro momento desde la Guerra Fría”, a lo que se suma la línea en la que se expone que debilitar la cooperación entre ambos para “lograr la prosperidad y la protección de nuestros ciudadanos sería un error costoso”.

El principal negociador del Parlamento europeo, Guy Verhofstadt, evitó usar la palabra “chantaje” para definir la situación, pero puntualizó como la seguridad de los ciudadanos “es un tema demasiado serio” para que éste pase a depender de las negociaciones del divorcio con el Reino Unido. “Intento ser un caballero, así que con una dama nunca utilizo, o ni siquiera pienso, en la palabra chantaje”, afirmó Verhofstadt.

Horas más tarde, en un artículo publicado en siete diarios europeos pero no en Reino Unido, la primera ministra británica expresó su deseo de mantener una profunda y especial relación con toda la UE tras el brexit: “Estamos convencidos de que será posible llegar a un acuerdo en el plazo previsto, y además de un modo que refuerce los valores europeos que todos compartimos y que el mundo necesita”, recalcó.

Para el ministro británico del brexit, David Davis, esas líneas no son “una amenaza”, sino que las ve como un argumento que constatan el hecho de que sería perjudicial para ambas partes que no se lleguen al acuerdo, dijo en una entrevista con la cadena de televisión BBC. Subrayando el espíritu “positivo” y de cooperación del texto, Davis reconoció que los políticos europeos con los que ha hablado tras la entrega de la citada carta le trasladaron que el tono de la misiva “es bueno”.

En el Reino Unido, el siempre controvertido tabloide The Sun echó más leña al fuego llevando el tema a ocupar toda su portada, titulando a grandes letras: ”Vuestro dinero o vuestras vidas. Comerciad con nosotros y os ayudaremos a combatir el terror”.

“Somos el mayor contribuyente a Europol, la Oficina Europea de Policía. Si nos vamos de Europol, nos llevamos la información”, añadió en la misma línea, la ministra del Interior, Amber Rudd, quien insistió en que la seguridad tiene que ser también objeto de negociaciones, como el resto de puntos del acuerdo final. “El hecho es que nuestros colegas europeos quieren que dejemos nuestra información allí, porque ayudamos a mantener otros países europeos seguros también”, agregó.

Las críticas llegaron por parte del liberaldemócrata Brian Paddick, antiguo comisario adjunto de la Policía Metropolitana de Londres, para quien la carta de May es “una amenaza implícita” a los 27 socios continentales. Y dejó claro cómo los mecanismos para compartir información sensible en materia de seguridad han cobrado “aún mayor relevancia” tras el atentado que el pasado día 22 dejó cuatro muertos en el puente de Westminster, en las inmediaciones del Parlamento británico.

Desde la oposición británica, la portavoz de Interior de la oposición laborista, Yvette Cooper, recalcó como son británicos y no hacen esas cosas: “No amenazamos con ignorar atentados terroristas a cambio de libre comercio. No amenazamos vidas a cambio de acuerdos aduaneros”, lamentó en un mensaje en las redes sociales.

la gran derogación Uno de los primeros pasos en la activación del brexit consistió en la publicación del libro blanco llamado Legislación para la salida del Reino Unido de la UE, con el que se revocará el Acta de Comunidades Europeas de 1972 por el que las leyes comunitarias se convertían en británicas. La conocida como la gran derogación hará que Londres regrese a los poderes de Enrique VIII en el año 1539, asegurándose de que no se produce un salto legislativo al vacío dentro de dos años. Con ello, empieza la tediosa y larga tarea de examinar una a una todas las leyes europeas para ir enmendándolas o derogándolas.

Davis garantizó que con este proyecto de ley también “se pondrá fin a la supremacía” de la legislación de la UE en el Reino Unido, “entregando” el resultado del referéndum del año pasado, agregó el ministro conservador. Así, expuso que las empresas en suelo británico podrán seguir operando al día siguiente de ejecutarse la salida del bloque con la certeza “de que las reglas no han cambiado de un día para otro” y también garantizará que los derechos de los trabajadores, la protección medioambiental y los derechos de los consumidores.

negociaciones sobre gibraltar

Contencioso. España espera poder negociar la situación de Gibraltar de manera bilateral con el Reino Unido una vez finalicen las negociaciones sobre el brexit entre los británicos y la UE. Fuentes de la delegación del PP Europeo afirmaron que es “una buena señal” que Theresa May no mencionara a Gibraltar en la carta para el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, para activar el proceso de desconexión. La pretensión es que exista una “sola voz” desde Europa en las negociaciones. Desde el Gobierno han hecho hincapié en que España no se separará de la negociación comunitaria y apoyará “lo que se diga desde Europa”.