“México es uno de los países donde más sectas afloran. Esta cultura de lo mítico y lo mágico como pilar permite que los grupos destructivos jueguen con las creencias”, explica Verónica Mendoza, la vicepresidenta de la Red de Apoyo para Víctimas de Sectas, que actúa principalmente en países de habla hispana.

Pero además de estos grupos relacionados con la religiosidad, el formato de las sectas ha ido mutando paralelamente con las necesidades de los habitantes del mundo moderno.

Actualmente existen grupos de coaching (entrenamiento) emocional que ofrecen desarrollo profesional y éxito a personas que muchas veces se encuentran en situaciones económicas y sociales de aislamiento, e incluso empresas con estructura piramidal que funcionan como refugio en una sociedad individualista.

El éxito de estos colectivos “tiene que ver con transformaciones de la sociedad mexicana. Estamos en un periodo de inestabilidad económica y percepción de inseguridad.

Además, el desarrollo de las ciudades lleva a la gente a sentirse sola, aislada y vulnerable”, detalló Luis Alberto García, coordinador de estudios de la escuela de psicología de la Universidad Panamericana.

las mentiras que predican Neftally Beristain es abogada de la Red de Apoyo que cursa actualmente un máster en Psicoterapia Humanista y fue víctima de la Gnosis, una secta que dice llevar a sus fieles a la salvación del mundo mediante la meditación.

Confesó que llegó a sentir que solamente en el santuario estaba bien, mientras que fuera de allí se podía “ensuciar”. Descubrió la existencia de este grupo en un cartel pegado en un póster en el que se podía leer “Curso de meditación, matrimonio perfecto”, ante lo que se interesó debido a la curiosidad que puede sentir una joven de 21 años con interés en lo espiritual.

Al principio, aprendió meditación, pero después los maestros comenzaron a interesarse más por su vida personal y por las personas de la raza -ajenas a la secta- con las que se relacionaba.

Esta atención le hizo sentirse comprendida, pero también cada vez más alejada de sus allegados, quienes vivían “ciegos”, según le decía el grupo.

En este punto, los maestros, explicó Neftally, adentraron a la joven en una psicosis colectiva consiguiendo que sintiese miedo ante espacios oscuros, donde supuestamente unos insectos robaban energía, o que su imaginación crease voces y visiones irreales.

Las dudas de esta mexicana de Chetumal, en el suroriental estado de Quintana Roo, empezaron a gestarse cuando la enviaron como “misionera”.

“Ser misionera es dejarlo todo”, lamenta. Así que decidió irse de su casa y, aunque le prometieron llevarla al santuario de Coahuila, en el norte del país, solamente llegaron a Tabasco, cerca de Quintana Roo, donde tuvo que vender postres en la calle en malas condiciones mientras que los maestros comían en buenos restaurantes y no trabajaban, rememora. “Pensé: ¿Por qué pasaba esto si nos enseñaban que todos somos iguales?. Mi cerebro empezó a cuestionarse. No se por qué, pero no llegaron a doblegar mi mentalidad”, explicó Neftally.

La ayuda necesaria Con la ayuda de sus padres y posteriormente de la Red de Apoyo, donde ahora ella ofrece asesoría legal de manera desinteresada, logró despojarse de la “despersonalización” que le causó este grupo, pero todavía están latentes otras secuelas.

“A día de hoy me replanteo muchas veces si lo que estoy haciendo en la vida tiene significado o sentido. Con la religión en general tengo animadversión”, detalló la joven, que ahora busca “creer en sí misma”.

Organizaciones sin ánimo de lucro como Red de Apoyo son casi las únicas que prestan atención a este fenómeno, que afecta a la “salud” de la sociedad más de lo que pueda parecer. Ya que, según Luis Alberto García y Verónica Mendoza, puede haber una gran vinculación entre las sectas y la violencia o los grupos criminales, algo de lo que los gobiernos generalmente no son conscientes o no quieren serlo.

“Pueden fabricar una sociedad no pensante, es el germen de la esclavitud del siglo XXI. Sujetan la voluntad al capricho del dirigente, que puede usar como quiera la vida de miles de personas”, expresó Mendoza, también comunicóloga.

Por su parte, el psicólogo aseguró que tiene que existir un monitoreo de sectas, ya que en México solo existe un censo de agrupaciones religiosas, lo que impide conocer las dimensiones reales del fenómeno. “Debe haber un registro y monitoreo de estos grupos. La historia nos enseña que es fácil que en este tipo de grupos se haga un deslizamiento hacia conductas criminales”, añadió.

Es el caso de la Iglesia de la Luz del Mundo, cuyo líder fue detenido recientemente por presuntos abusos sexuales y tráfico de personas y que tiene una fuerte presencia en México, donde está inscrita en el registro de agrupaciones religiosas.

“Más allá de la inscripción legal hay muchas cosas. Sí hablaría de la Luz del Mundo como agrupación sectaria, porque las sectas son grupos que tienden a radicalizarse y en ellas existe un proceso de adoctrinamiento”, consideró el profesor García.

La Luz del Mundo. Nació en 1926 cuando Eusebio Joaquín González, originario de Guadalajara, tuvo una revelación divina en sueños. Se le ordenaba fundar una religión que creyera en Jesucristo. Comenzó a tener adeptos que no creían en el cristianismo y que se alejaron del catolicismo.

Nueva Generación Internacional. Se dieron a conocer a nivel nacional cuando en 2009 un grupo de feligreses rociaron aceite, sal y jugo de uva a 23 piezas arqueológicas ubicadas en el Museo La Venta para eliminar las tradiciones e imponer sus creencias. Se ubica en Tabasco y algunos de sus integrantes han sido el exgobernador Manuel Andrade Díaz o el contralor del gobierno estatal Roger Pérez Evoli.

Misiones de Shaddai. Una de las sectas más peligrosas del país que, además de engañar a sus adeptos, les priva de la libertad. Esta secta llegó a Chiapas hace 20 años. Daniel López Toledo era el líder y prometía falsamente dar un futuro mejor a las personas de escasos recursos y más vulnerables.

lglesia Cristiana Restaurada. Este culto tiene que ver directamente con el caso de Casitas del Sur, que estuvo en el ojo público por haber dado en adopción a la secta una niña que era huérfana. Para entrar, cada persona debía confesarse en privado con el pastor, mientras éste grababa todo para usarlo en contra de aquel que no quería obedecer las órdenes.

Secta NXIVM. Opera en México y Estados Unidos con un falso objetivo que dice ayudar a las mujeres feligresas. Uno de los requisitos es que tienen que posar desnudas mientras las graban para revisar sus cuerpos. Sin embargo, si planean dejar el culto, son amenazadas con esas imágenes para que no dejen la secta.