Ayer, al cumplirse 37 días desde que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, diera la orden para que comenzara la invasión de Ucrania, Moscú acusó a las fuerzas ucranianas de atacar un depósito de petróleo situado en las afueras de la ciudad rusa de Bélgorod, junto a la frontera ruso-ucraniana, que causó un gran incendio. Es la primera vez que Ucrania llevaba la guerra a suelo ruso.

"El incendio en el depósito de petróleo se produjo como consecuencia de un ataque aéreo de dos helicópteros de las Fuerzas Armadas de Ucrania que entraron al territorio ruso a baja altura. No hay víctimas", declaró el gobernador de Bélgorod, Viacheslav Gladkov.

"El depósito no tiene nada que ver con las Fuerzas Armadas de Rusia. Como resultado del ataque algunos depósitos resultaron dañados y se incendiaron", explicó Ígor Konashénkov, portavoz del Ministerio ruso de Defensa.

Las imágenes compartidas en las redes sociales parecían mostrar el ataque encabezado por varios misiles disparados desde baja altura a las 5.34 de la madrugada, hora local, seguido de helicópteros que se alejaban del lugar en llamas. Sin comunicación oficial, algunas versiones apuntaban al impacto de un misil Tochka-U ucraniano, el cual logró saltarse los dispositivos de seguridad antiaérea y dañar un elemento imprescindible de la arquitectura logística de la ofensiva de Rusia.

Aunque la petrolera rusa Rosneft, propietaria del depósito de combustible, aseguró que nadie había resultado herido en el incendio, otras fuentes hablaban de dos heridos por el ataque. Los servicios de emergencia indicaron que el fuego se extendió a ocho tanques de combustible, cada unos de ellos con una capacidad de 2.000 metros cúbicos.

"Existe el riesgo de que el fuego siga propagándose", dijo una fuente citada por la agencia oficial rusa TASS, que precisó que el territorio del depósito de petróleo alberga un total de 27 tanques, 14 de ellos como los afectados por el fuego. El Ministerio para Situación de Emergencia de Rusia informó de que en las labores para sofocar el fuego participaron unos 170 bomberos y carros extintores.

Bélgorod, con 369.000 personas, se encuentra a tan solo 40 kilómetros de la frontera con Ucrania y a 80 kilómetros de la disputada ciudad de Kharkiv. Su nombre significa literalmente en ruso ciudad blanca. Este suceso aconteció dos días después de que esta ciudad fuera el escenario de varias explosiones en un almacén de armas.

Tras conocerse el ataque ucraniano, el Kremlin señaló que esta acción no crea buenas condiciones para la continuidad de las negociaciones de paz entre Moscú y Kiev.

"Naturalmente, esto no es algo que pueda percibirse como la creación de condiciones cómodas para la continuación de las negociaciones", dijo el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, en su rueda de prensa diaria.

Peskov agregó que el presidente ruso, Vladímir Putin, había sido informado sobre el incidente y pidió esperar a la valoración de los militares de ese suceso.

Mientras, las tropas rusas se están retirando del entorno de Kiev y de la provincia de Chernígov, al norte, pero las comunidades de las afueras de la capital, próximas al frente de batalla, aún no se sienten fuera de peligro ni confían en las negociaciones que se reanudaron hoy de forma telemática.

El Ejército ruso ha abandonado "parcialmente" la ocupación en el área de Kiev y sus efectivos se dirigen hacia la frontera bielorrusa, ya que "el enemigo ha sufrido pérdidas significativas y no logró bloquear y capturar la capital" y se va a centrar en controlar el este y el sur, informó ayer el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas Ucranianas.

Las autoridades ucranianas celebraron que más localidades se encuentran bajo su control, pero todavía quedan efectivos rusos en las estratégicas ciudades de Bucha o Hostomel, por lo que pidieron a sus habitantes que no regresen todavía a la zona, donde creen que los rusos han plantado minas y envenenado el agua.

Sin embargo, entre la población de Kiev reina el escepticismo sobre las verdaderas intenciones rusas, y dudan de que las negociaciones sirvan para hallar una solución duradera. "No sé si se están marchando. De momento se están reagrupando. Ya veremos si van al Donbás, a Mariúpol o vuelven a Kiev", indicó Viktor, un kievita de 37 años, que cree que Rusia está usando las negociaciones solo para ganar tiempo y no para un alto el fuego.

En el pueblo de Sofiivska Borschahivka, una zona residencial ubicada a medio camino entre el centro de la capital y las localidades ocupadas por Rusia en el frente noroeste de Kiev, todavía hablan del misil que cayó hace tres noches sobre un edificio, matando a una vecino. Las tropas rusas llegaron a estar a unos 10 kilómetros de la urbanización. Ahora están más alejadas, a unos 25 kilómetros.

En otro complejo residencial de Sofiivska Borschahivka sus vecinos se han organizado para garantizar la protección, vigilancia y seguridad de toda la urbanización, en la que antes del inicio de la guerra vivían más de 3.000 personas, pero ahora solo han quedado 700.

Civiles muertos

Más de 1.200 civiles ucranianos han muerto y casi 2.000 han resultado heridos desde el principio de la invasión, según el último balance del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, publicado ayer. Los fallecidos han sido identificados como 260 hombres, 184 mujeres, 36 niños y 18 niñas, así como 61 niños y 717 adultos pendientes de identificación.

Eurocámara

La presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, viajó ayer a Kiev para llevar a los ucranianos "un mensaje de esperanza" y demostrarles que la Unión Europea está con ellos, según manifestó. "Estoy en Kiev para dar un mensaje de esperanza. Estamos contigo", afirmó Metsola en un mensaje en su cuenta en Twitter.

La política maltesa acompañó su mensaje con una foto en la que ella y el presidente de la Rada (el parlamento ucraniano), Ruslan Stefanchuk, se funden en un abrazo.

Alemania

Alemania ha autorizado a la República Checa a entregar a Ucrania carros de combate que pertenecían originariamente a la extinta República Democrática Alemana (RDA). Son 58 vehículos de combate de infantería del modelo PbV-501, pertrechados con cañones y ametralladoras y que forman parte del equipamiento de los ejércitos de los países del antiguo Pacto de Varsovia.