Al menos un guardia de seguridad ha muerto este sábado y casi una veintena han resultado heridas, la mayoría reporteros, como consecuencia de un atentado con bomba contra un centro cultural chií de la provincia afgana de Balj, en el norte del país, escenario durante la última semana de varios ataques, como el que acabó costando la vida a su gobernador.

El portavoz del Ministerio talibán del Interior, Abdul Nafay Takoor, ha explicado que la detonación ha ocurrido en el centro cultural Tabayan de la capital provincial, Mazar e Sharif, escenario de un acto para agradecer a la prensa su labor en la provincia, según rueda de prensa recogida por Tolo News.

Las autoridades talibán informaron en un primer momento de ocho heridos, entre ellos tres niños, pero el Centro de Periodistas de Afganistán ha elevado a 16 la cifra de empleados heridos.

Un medio asociado al centro cultural, Avapress, ha informado de tres muertos y 30 heridos en el ataque, según fuentes propias, en una noticia citada por la agencia DPA.

Ningún grupo se ha atribuido la responsabilidad del atentado pero todas las miradas están puestas en la filial afgana de la organización yihadista Estado Islámico, que tiene a la minoría chií y hazara del país en su punto de mira desde hace años y especialmente aprovechando los vacíos de seguridad abiertos con la reconquista talibán del país.

De hecho, cabe recordar que un atentado de Estado Islámico en 2017 contra una sucursal de Tabayan -- una organización que cuenta con el respaldo de Irán -- en la capital, Kabul, que acabó dejando en torno a medio centenar de fallecidos.

Estado Islámico reivindicó el jueves el ataque suicida contra el gobernador de la provincia de Balj, Daud Muzmal, que falleció ha causa de una explosión registrada durante una reunión en su oficina provincial.