El Ejército ruso se ensañó ayer con la capital ucraniana, que fue bombardeada por primera vez en mucho tiempo a plena luz de día. Mientras, los ucranianos siguieron martillando la región rusa de Bélgorod, donde los Wagner proponen crear una zona de seguridad para frenar los ataques enemigos. “Siento decepcionar a aquellos en Rusia que aún creen o sueñan que pueden amedrentar a Ucrania, eso no es verdad. Todo el mundo estaba y sigue estando en sus puestos de trabajo”, dijo Kyrylo Budánov, jefe de la Inteligencia Militar de Ucrania.

La capital, que conmemoraba el domingo el aniversario de su fundación, ya soportó la víspera la mayor lluvia de drones desde el inicio de la guerra. En lo que significaba el decimoquinto ataque contra la ciudad en mayo, la defensa antiaérea capitalina derribó de nuevo más de 40 misiles y drones rusos.

Según la Administración Militar de la Ciudad de Kiev, los misiles fueron lanzados por aviones estratégicos Tu-95MS desde la zona del Mar Caspio. Seis horas después, poco después de las 11.00 hora local, Rusia volvió a atacar el corazón de la ciudad, según su alcalde, Vitali Klitschko. Fueron un total de once misiles balísticos y de crucero lanzados todos desde el norte de Kiev, aluvión que sorprendió a muchos ciudadanos fuera de los refugios y de camino al trabajo.

En las imágenes ofrecidas por medios ucranianos se podía ver a los kievitas corriendo hacia el metropolitano mientras sonaba la alarma antiaérea. Una persona tuvo que ser hospitalizada tras resultar herida en el distrito de Podilsk, según informó más tarde el primer edil de Kiev, quien conminó a sus conciudadanos a no salir a la calle.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, no dudó en glorificar a los soldados que defienden “los cielos ucranianos” y dar las gracias a aquellos que contribuyen a la defensa de la población civil del “terror ruso”.

Mientras, Budánov advirtió que aquellos que amenazan a los ucranianos pensando que lograrán su cometido, “lo lamentarán muy pronto”. “Nuestra respuesta no tardará. Todo el mundo lo verá pronto”, dijo.

Respuesta en Bélgorod

Mientras, la región de Bélgorod sigue pagando los platos rotos de los bombardeos rusos. El gobernador, Viacheslav Gladkov, denunció ayer más de 300 ataques ucranianos con artillería, fuego de mortero y drones suicidas en las últimas 24 horas.

Solamente en el distrito de Gráivoron, donde se produjo hace una semana el asalto armado de paramilitares rusos leales a Kiev, hubo el domingo 101 impactos. Ayer, varias localidades estaban “bajo fuego de las Fuerzas Armadas de Ucrania”, con el resultado de un muerto y tres heridos, indicó.

Para prevenir los ataques ucranianos al otro lado de la frontera, el jefe del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, propuso ayer en una carta al Ministerio de Defensa la creación en territorio ruso de una franja de seguridad de 30 kilómetros de ancho.

Prigozhin subrayó que el Ejército ruso no cuenta con fuerzas suficientes para proteger la frontera con Ucrania, que solo en Bélgorod tiene una extensión de 540 kilómetros, ya que para ello necesitaría desplegar solo en esta región 33 divisiones con un total de 198.000 efectivos, algo imposible sin una nueva movilización.

Wagner se ofreció a entrenar a las unidades de autodefensa populares que se encargarían de la seguridad en esa franja no solo en Bélgorod, sino también en las regiones de Kursk, Briansk, Voronezh y Rostov, todas aledañas a Ucrania.

Gladkov fue más allá al proponer la anexión de la vecina región ucraniana de Járkov. “Es la mejor forma de dar solución al problema (...) Vivimos en la práctica en condiciones de guerra. En Gráivoron han entrado hasta ahora cinco grupos de saboteadores”, afirmó. Mientras, el asesor presidencial ucraniano, Mijailo Podolyak, propuso crear una zona desmilitarizada de 100-120 kilómetros en esas regiones rusas cuando acabe la guerra “para prevenir agresiones en un futuro”.

Ucrania usa misiles británicos para golpear la logística rusa

 Ucrania utiliza ya a pleno rendimiento los misiles Storm Shadow de largo alcance, enviados por el Reino Unido en la primera mitad de mayo, para golpear infraestructuras y nudos logísticos establecidos por los rusos en puntos de los territorios ocupados hasta ahora inalcanzables para las fuerzas de Kiev. Desde que Londres anunciara la entrega a Ucrania de estos misiles capaces de alcanzar objetivos a 250 kilómetros de distancia, medios ucranianos han informado de ataques contra objetivos en las provincias orientales de Donetsk y Lugansk y en los puertos de Berdiansk y Mariúpol (sureste), todos ocupados por Rusia. Según expertos militares ucranianos, estos ataques habrían golpeado infraestructuras logísticas en las dos regiones del este, y bases militares rusas en los dos puertos de mar ocupados, provocando, según algunas de estas fuentes, cuantiosas pérdidas materiales y de soldados. “Los misiles Storm Shadow permiten finalmente a Ucrania golpear en territorios más alejados del frente”, dijo a Efe el analista militar ucraniano Alexander Kovalenko, que recordó que estos misiles británicos son los primeros de largo alcance enviados por sus aliados a Kiev. Hasta su llegada a Ucrania, los sistemas modernos de mayor alcance en posesión de Kiev eran los HIMARS enviados por Washington en verano del año pasado, que pueden destruir blancos a una distancia máxima de unos 80 kilómetros. Ante esta nueva realidad “los rusos trasladaron sus depósitos de munición, combustible y lubricantes, sus cuarteles, puestos de mando, bases de reparaciones y otras infraestructuras importantes a más de 100 kilómetros del frente”, según Kovalenko. Desde entonces han utilizado estas infraestructuras para el suministro y el control de sus tropas en posiciones más avanzadas sin que Ucrania pudiera hacer nada para evitarlo”, señala Kovalenko, haciendo referencia a la reticencia occidental, superada ahora por Londres, a surtir a Kiev de armamento de largo alcance. La recepción de los Storm Shadow por parte de Kiev pone fin a esta limitación. “Ahora, Ucrania pueden alcanzar estas infraestructuras, lo que cambia de manera significativa la situación a su favor”, dijo Kovalenko.

En corto

100 soldados rusos muertos. Un ataque ucraniano contra la localidad de Yurivka, cerca de Mariúpol ocupada por Rusia, provocó la muerte de al menos un centenar de soldados rusos y heridas de gravedad a más de 400, según Petro Andriushchenko, asesor del alcalde ucraniano de Mariúpol. Según Andriushchenko, las muertes se produjeron tras alcanzar un ataque ucraniano un edificio de cinco plantas en el que se alojaban, según sus cálculos, unos 650 militares rusos.

Elecciones en zonas ocupadas. Vladimir Putin ratificó ayer dos enmiendas a la ley marcial decretada con motivo de la invasión de Ucrania, por las cuales se podrán celebrar elecciones en los territorios temporalmente ocupados, además de permitir el traslado “forzado y controlado” de personas entre unas zonas y otras. Según estos cambios, los territorios ocupados podrán celebran consultas populares y elecciones a los órganos de poder estatal.